Vivimos en una época en la que la tecnología avanza a gran velocidad. Una época en la que los adelantos no tardan en llegar al usuario de a pie muchos años, como antes, sino que desde que conocemos la existencia del prototipo hasta que lo vemos en la calle ha pasado relativamente poco tiempo.
Ahora, una de las tendencias más notables en todos los campos es el de la personalización, el poder dar nuestro toque propio a nuestras posesiones, bien por gusto o bien por necesidad. Así, esta personalización lleva a una especialización que, en muchos casos, “desglosa” un objeto para convertirlo en varios, más fáciles de modificar.
Vamos a ver algunos ejemplos de esta “partición”, de esta “modulación”, en ejemplos tan dispares como los smartphones, las casas e, incluso, nuestro propio cuerpo.
Smartphones modulares
En este campo, hay dos nombres propios muy importantes: LG G5 y el Proyecto ARA. Mucho se ha hablado del primer smartphone modular, el LG G5. Ha venido acompañado de un ecosistema de “amigos”, como así se denominan al módulo principal, al de la batería, además de otros diseñados para mejorar la experiencia en fotografía o música.
Parece que no llega a despegar este sistema de módulos por dos razones principalmente: el precio de cada uno y, sobre todo, por la duda de si estos “añadidos” serán compatibles con próximos modelos de LG. Tendremos que esperar un tiempo para comprobar el resultado de esta tecnología.
El otro nombre imprescindible en teléfonos modulares es el Proyecto ARA, la visión que Google tiene de la verdadera personalización de los smartphones. Lo que comenzó como una oportunidad de ir creando nuestro smartphone perfecto con partes de varios fabricantes, como si de un monstruo de Frankenstein se tratara, ha quedado en algo mucho más realista.
Con la imposibilidad técnica de poder añadir ciertas partes a nuestro gusto (procesador, memoria RAM), el proyecto ARA tiende ahora a algo similar a un marco con algunas partes fijas (procesador, batería, antena, pantalla). Es decir, algo similar al LG G5, al que le podremos añadir altavoces, tal vez cámara, etc.
Lo más curioso de estos módulos es que podremos cambiarlos “en caliente”, es decir, sin tener que apagar el smartphone. Otros módulos que se están preparando son micrófonos más potentes, altavoces y algunos con funciones específicas, como salud y deporte.
Esta tecnología modular no se detiene en los teléfonos y puede que en un futuro tengamos smartwatches modulares como el Blocks.
Casas modulares
Tal vez el mejor ejemplo de vivienda “modular” que pueda ponerse viene de una idea nacida en el MIT Media Lab que busca el máximo aprovechamiento del espacio en un apartamento. Este proyecto experimental llamado Ori (de Origami, el arte de la papiroflexia japonés), está dirigido por Kent Larson y permite tener varias estancias en el mismo espacio mediante un sistema de propulsión del mobiliario.
Con la ayuda del diseñador Yves Béhar, han conseguido un prototipo de mueble-robot que ya nos gustaría tener en casa. Consiste en un conjunto de módulos situados en el centro de la vivienda (una cama, estanterías, un sofá, un espacio para trabajar) unidos en un armazón motorizado que podemos desplazar para cambiar la distribución.
Si bien no es algo realmente nuevo, Ori destaca por su panel de control táctil que detecta cuando el usuario se encuentra cerca, iluminándose sus iconos. Además, mediante el smartphone, se puede reorganizar Ori aunque no estemos en casa. Es, sin duda, una buena manera de optimizar el espacio.
Otro ejemplo de viviendas modulares es el de los Edificios Finch, en Holanda, con casas configurables y flexibles. Construidas con módulos de madera de 13 x 33 pies, se pueden apilar hasta en 7 alturas y se conectan tanto vertical como horizontalmente.
Además, cada habitación básica puede dividirse en estancias más pequeñas mediante paredes adicionales y añadirles módulos como cocina o baño. Esta “Tesla de la vivienda” como le gusta llamarla a su creador, Jurrian Knijtijzer, está pensada en principio para todo tipo de construcciones: viviendas, oficinas, guarderías e incluso clínicas.
El ser humano modular
¿Sería posible, algún día, crear partes del cuerpo humano intercambiables? Si obviamos el principal problema, la conexión (el “plug and play corporal”), estamos más cerca de conseguirlo de lo que parece.
Por un lado, ya es posible fabricar partes del cuerpo humano mediante impresión 3D. Mediante matrices y añadiendo células madre para que se regeneren, podrían crearse miembros y órganos, aunque no modulares, deberían ser trasplantados.
Ya se han realizado experimentos con animales y el resultado ha sido satisfactorio, por lo que poco a poco nos vamos acercando a ese futuro. Como vemos, será relativamente fácil crear miembros humanos, lo complicado será encontrar un sistema de conexión entre estos “módulos”.
Claro que siempre podemos vislumbrar cómo será el futuro gracias a la ciencia ficción. Por ejemplo, El cuerpo modular es una historia creada por Floris Kaayk, un director de cine holandés, que narra la creación de OSCAR, un organismo vivo modular construido a partir de células humanas. Durante los últimos meses, en Internet se ha visto un vídeo (realmente espeluznante) que mostraba los supuestos resultados de estos experimentos.
Más real es el brazo biónico Luke, cuya comercialización está prevista para finales de año y en cuyo desarrollo ha estado implicado el inventor del Segway, Dean Kamen, a través de la compañía DEKA. Esta prótesis funciona con electrodos que identifican las señales eléctricas de los músculos humanos, aunque también cuenta con un control inalámbrico que se ubica en el calzado.
En fin, anotad la nueva tendencia: Be modular, my friend.