Ah, el futuro. Cuánto nos gusta imaginar qué será, será. Y no nos referimos a lo que comeremos mañana o al viaje que haremos en un par de meses, sino a esa cosa inmensa cuyo fin no sabemos medir, que se llama tiempo y que abarca toda la existencia de aquello que pueda considerarse contable. Menos mal que tenemos el cine para echar a volar nuestra imaginación. ¿Cómo es el futuro que nos plantean estas películas?
La distopía, películas para no soñar
¿Y para qué querremos saber cómo va a ser el futuro si casi siempre se nos pinta fatal? La distopía es uno de nuestros subgéneros de ciencia ficción favoritos y parece que nos viene a decir: confórmate con el presente por muy malo que te parezca porque el futuro no parece que vaya a resultar mejor. Y gran parte de la culpa se debe a la evolución tecnológica, y las maravillosas posibilidades que el ser humano no ha hecho más que arruinar.
Ahí tenemos a un gran clásico como ‘Terminator‘, en el que la inteligencia artificial Skynet ha conseguido librar una guerra del hombre contra la máquina que tiene al planeta patas arriba en un no muy lejano 2029. De igual forma, en ‘Doce monos‘, lo que arma todo el estropicio que nos lleva a una sociedad postapocalíptica es un virus creado por el hombre. Y tampoco nos falta mucho tiempo para ver si la realidad que se plantea en ‘Hijos de los hombres‘ se empieza a cumplir. La película viaja hasta 2027, cuando hace 18 años que la humanidad vive en la más absoluta infertilidad. Otra propuesta más que interesante es la que nos plantea ‘Fahrenheit 451‘, en la que la sociedad del futuro elimina los libros y lo que éstos representan.
El hombre y sus guerras, también en el futuro. Por eso, la distopía es un género tan devastador y tan atractivo para nosotros, es como un espejo negro que nos advierte. ‘V de Vendetta‘ nos planteaba al régimen dictatorial llamado Fuego Nórdico. En ‘Mad Max‘, la falta de combustible crea un curiosa sociedad llena de anacronismos, y en el éxito editorial en la gran pantalla ‘Los juegos del hambre‘, de nuevo un régimen totalitarista toma las decisiones sobre quién lo pasa bien y quien lo pasa fatal.
máquinas con sorpresa
Otra de las cosas que las películas futuristas no dudan en aprovechar es la inteligencia artificial que, a veces, puede evolucionar hasta límites insospechados. De hecho, es una de las máximas de muchas de estas cintas, en las que las máquinas que una vez creó el hombre se convierten en entidades con su propia forma de pensar y actuar, en ocasiones, demasiado para el gusto de la humanidad.
Una de las películas más míticas que todo cinéfilo debe ver es ‘Blade Runner‘, con esos replicantes a los que no podíamos considerar como malvados, pues acabábamos empatizando con ellos de manera brutal. Lo mismo nos pasaba con ‘Inteligencia artificial’, una historia creada por Kubrick a la que dio vida Spielberg. En esta película era imposible no plantearse los límites de la moral a la hora de dar vida a auténticos seres autómatas que luego podían ser abandonados.
Por eso, no es de extrañar que las máquinas que controlan aparatitos como naves espaciales acaben siendo peligrosas. Mejor no enfadar a Hal 9000, un personaje más en ‘2001, una odisea en el espacio‘, que confrontaba la autoridad humana hasta hacer peligrar las vidas de los tripulantes. Lo mismo pasaba con Bomba 20 en la mítica ‘Dark Star‘, una parodia de las películas de ciencia ficción que nos presentó a John Carpenter.
Menos mal que todos las máquinas inteligentes no tienen esos deseos incontrolados de matar. Incluso muchos son bondadosos. ‘Wall-e‘ nos mostraba a la sociedad de 2115, en la que un robot compactador de basura era una de las pocas criaturas con sentimientos que quedaban, incluidos los seres humanos.
Extraterrestres, sálvese quien pueda
Cuando hablamos del futuro, no podemos evitar fantasear con esas criaturas que puede que habiten otros planetas y regiones del universo. Eso sí, nuestro encuentro con ellos no siempre ha sido planteado en el cine como algo positivo, precisamente.
Seguramente, uno de los más famosos sea ‘Alien‘ que en los años 80 dio alas al género de terror dentro de la ciencia ficción. Eso de no ver al «bicho» era una de las cosas que más miedo nos producía. Nos encanta también que los extraterrestres vengan a visitarnos aunque sea para destruirnos. En ‘Independence Day‘, que este año ha estrenado su secuela, la invasión alienígena provocaba el caos. También sucedía en ‘Mars Attacks‘, esa versión humorística en la que Tim Burton se reía de los tópicos del género. Una de las películas que nos planteaba un futuro terrible porque la humanidad acaba siendo suplantada por extraterrestres es ‘La invasión de los ladrones de cuerpos‘, en la que no te podías fiar ni de tu vecino.
A veces, los alienígenas se manifiestan como criaturas súper poderosas (y sanguinarias, malvadas y bastante sicópatas). ‘Predator‘ es uno de los reyes porque en su diccionario no aparece la palabra piedad. Por su parte, en ‘Species‘ teníamos una bellísima criatura que parecía imposible que pudiera hacer daño ni a una mosca. Ya, ya…
Batallas espaciales, películas épicas
Nada, para evitar que los extraterrestres nos invadan, el futuro plantea una solución muy sencilla: salir nosotros al espacio, y liarnos a mamporros con seres de otras galaxias. Así, se ha creado un subgénero fascinante, como es el de las batallas espaciales. Y, seguramente, ‘Star Wars‘ sea la clásica entre las clásicas. Ya sabéis, el bien contra el mal, con unos jedi que nos hacen saltar del asiento. Otra de las que levantan a las masas es ‘Star Trek‘, que ha pasado de la pequeña a la gran pantalla llevando a ese Señor Spok hasta las cimas más altas de la mitomanía.
Las pelis con grandes batallas en el espacio son entretenidas y están llenas de acción. En ‘Guardianes de la galaxia‘, teníamos una colección muy curiosa de criaturas que se aprestaban a la lucha. Por su parte, ‘Starship Troopers‘ nos traía las guerras del siglo XXIII, en las que la humanidad se enfrenta a los cuerpos militares de otros planetas.
Planetas de ficción (o no)
Pero antes de que nos enemistemos con los extraterrestres, tendremos que llegar a conocerlos, algo que plantean muchas películas que viajan hasta otros planetas de los que no nos hace falta saber su ubicación, sólo que nos dibujan mundos nuevos llenos de posibilidades.
En ‘Avatar‘, más allá de sus maravillosos efectos digitales, teníamos la luna Pandora del planeta Polifemo, a la que se viajaba en 2156. Otro clásico moderno es ‘Interstellar‘ en la que Christopher Nolan conjuraba algunas de las grandes claves de las películas de ciencia ficción.
Mucho más antigua pero terriblemente recomendable es ‘Planeta prohibido‘, una adaptación de la obra de Shakespeare ‘La tempestad’. Por su parte, ‘Las crónicas de Riddick‘ nos plantea un reto imaginativo como pocos, en el que viajamos hasta planetas totalmente diferentes (pero, a su vez, muy parecidos) a la Tierra. Aunque, para dejar volar nuestra imaginación, imposible olvidar la propuesta de ‘Dune‘, con esa mitología que la ha convertido en una gran saga de la ciencia ficción.
La conexión de la Tierra con otros planetas es incuestionable. En cintas como ‘Stargate‘, teníamos una puerta que nos conducía hasta otro mundo y en ‘Planet 51‘ la sociedad extraterrestre era terriblemente similar a la estadounidense de los años 50. Aunque, en este caso, eran las simpáticas criaturas verdes las que temían a los humanos.
Ucronía, totalmente distinto
Las ucronías también son un subgénero muy apreciado. Plantean realidades totalmente distintas a la nuestra aunque con ciertos atributos que las hacen muy reconocibles. Una pequeña vuelta de tuerca para animar el cotarro.
‘Matrix‘ es una de las más famosas. Nos dibuja un futuro en el que los hombres han sido esclavizados por las máquinas. Pero, para evitar complicaciones, éstas han creado un universo en el que la humanidad tiene la falsa sensación de seguir siendo libre. Ahora mismo, podríamos vivir en Matrix y no darnos ni cuenta.
El punto de partida de ‘El quinto elemento‘ también es muy interesante. Cada 5000 años aparece el Maligno y, en pleno siglo XXIII, sólo la dulce Leeloo parece poder hacerle frente. En ‘Looper‘ también tenemos una ucronía muy interesante: los viajes en el tiempo se usan para mandar al pasado a aquellos que queremos que asesinen.
Ciencia al límite
La ciencia es sinónimo de evolución humana y de grandes proezas apenas concebibles hace unos años. Pero también tiene un reverso oscuro pues, usada de manera egoísta, puede dar pie a situaciones horripilantes (y películas geniales). A todos nos impactó ‘Minority Report‘ en la que los precog eran los encargados de predecir los crímenes del futuro. En ‘Gattaca‘, el estudio de la genética nos lleva a crear súper hombres y a desechar a muchos otros.
También tenemos películas de acción como ‘Desafío total‘ en la que el incombustible Swarchenegger da vida a un habitante del año 2084, al que unos recuerdos implantados harán descubrir la verdad sobre su vida. Y también ‘Soy leyenda‘, en la que Will Smith se erige como único superviviente de un terrible virus que ha asolado a la raza humana.
Viajes en el tiempo
Cómo nos gusta que una cinta nos plantee un viaje en el tiempo… Y apostamos claramente porque en el futuro pueda hacerse, aunque nos encontremos con sorpresas no muy agradables. Todos pensábamos que ‘El planeta de los simios‘ nos dibujaba una película sobra la vida en otros mundos hasta que nos encontramos con el plano final. En ‘Código fuente‘, el bueno de Jack Gyllenhaal vive una y otra vez el atentado a un tren.
En ‘Time Cop‘, cualquier excusa era buena para que Jean-Claude Van Damme presumiera de musculatura y en ‘Frequency‘, una radio permitía que un hijo hablara con su padre fallecido hacía 30 años. Para terminar, cómo no recordar esa delicia llamada ‘Regreso al futuro‘, toda la trilogía se compone de divertidos viajes en el tiempo en el que, por una vez, todo tiene un final feliz.
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