Aunque en Ikea te ponen cada vez más fácil eso de montar tus propios muebles, lo cierto es que no todos somos tan manitas como nuestro inflado ego nos lleva a creer y más de una vez nos hemos encontrado con piezas, tornillos y abrazaderas que no sabemos dónde encajar después de finalizar nuestra creación siguiendo paso por paso las sencillas instrucciones de la firma nórdica. Y es que para muchos de nosotros ni la carpintería ni las simples contrucciones tipo Lego están entre las más básicas de nuestras habilidades.
Afortunadamente, no dejan de surgir mentes creativas que vienen a remediar esas carencias manuales que nos abruman. Y uno de esos cerebros privilegiados es el de la artista y arquitecto Maria Yablonina, que está empleando su interés por la robótica aplicada a la fabricación digital en su proyecto «Mobile Robotic Fabrication System for Filament Structures», cuyo objeto es el uso de robots para el desarrollo de estructuras con fibra de carbono.
Como se puede ver en el vídeo inferior, dos pequeños ingenios electrónicos trepan por muros y paredes y, de acuerdo a un diseño previo desarrollado por fórmulas y algoritmos, van formando volúmenes y formas y tejiendo con estas fibras en torno a unos anclajes ya fijados en los muros. Algo así como aquellos juegos de «une los puntos» que hacíamos de niños, pero llevado a un nivel infinitamente superior. Tanto, que lo mismo nos montan una hamaca que quién sabe si nos podrían construir una estantería o una mesa filamento a filamento.
En ese futuro ideal para los que apenas distinguimos entre un alicate y la llave inglesa, firmas como Ikea podrían alquilarnos esos robots, o incluso dejárnoslos como servicio añadido especial, para que nos asistan, cual profesionales especializados, a la hora de montar los muebles de nuestra casa, adaptándolos quizá a un diseño específico o un espacio determinado.
¿TAMBIÉN EDIFICIOS?
Visto así, el potencial de la robótica es enorme, y no sólo para la creación de pequeños volúmenes sino también para la generación de grandes estructuras, e incluso la construcción de edificios.
Así por ejemplo, en la web En Naranja de ING Direct, encontramos información sobre el proyecto Hadrian, un robot diseñado por la empresa FastBrick Robotics, capaz de levantar paredes de ladrillo a razón de 1.000 a la hora, haciendo el proceso de contrucción más eficiente, rápido, barato y hasta seguro.
Para los frikis de las películas de ciencia ficción serie B sigue siendo de culto aquella vieja cinta llamada «Planeta Prohibido» en la que, para no spoilear el argumento a aquellos que quieran descubrirla, un simpático robot inteligente, que atendía al nombre de Robbie, lo mismo servía un zumo que le fabricaba un vestido «haute couture» a su joven dueña. Ese mañana, que se presentaba como pura ficción en aquellos no tan lejanos cincuenta del siglo pasado, hoy es una esperanzadora y hasta excitante casi-realidad. Quizá montar muebles o construir casas aún sean proyectos de carácter experimental, pero mientras llegan a lo más cotidiano de nuestro día a día divirtámonos con esos objetos conectados, robots incluidos, que ya forman parte de esta nuestra vida cada vez más digital. Y no perdamos de vista aún el destornillador y el martillo.