Sin duda, el lanzamiento del videojuego Pokémon Go será reconocido como la noticia tecnológica de este verano. Recordemos que, sólo en su primer mes de vida, la app de realidad aumentada de Niantic ya había superado la barrera de los 200 millones de dólares de recaudación a través de las tiendas App Store y Google Play, según estimaciones de la consultora Sensor Tower. Y sus expectativas no han hecho más que crecer a la vista del furor que ha generado la caza de las criaturas del juego de Nintendo entre los usuarios.
¿Pero son perspectivas reales o puro humo? En la publicación tecnológica Arstechnica.com nos dicen que desde el comienzo de agosto, la app ha perdido más de 12 millones de jugadores, para situarse en poco más de 30 millones actualmente. Y parece que la cosa no se quedará ahí, porque, según las cifras que manejan firmas de análisis como la citada Sensor Tower, SurveyMonkey o Apptopia, se están reduciendo las descargas, el interés por el juego e incluso el tiempo que los usuarios pasan en la aplicación, con lo que todo hace prever que Pokémon Go seguirá perdiendo adeptos en el futuro.
Estos nuevos datos, así en bruto, suponen una aliviada esperanza para otras grandes tecnológicas como Twitter, Facebook o Snapchat, ya que el «enganche» de los usuarios al popular videojuego desde su lanzamiento a principios de julio ha derivado en una merma del tiempo que solían invertir en el uso de sus propias aplicaciones, según analistas consultados por Bloomberg.
Sin embargo, Niantic no tira la toalla y quiere recuperar el terreno perdido con el próximo lanzamiento de las nuevas versiones del juego: la 0.35.0 para Android y 1.5.0 para iOS. Según ha avanzado el própio desarrollador, en estas actualizaciones, los entrenadores de pokémons podrán aprender de las habilidades de sus criaturas para defenderse y atacar, con lo que podrán determinar cuáles están más preparadas para la batalla. Y no serán las únicas novedades de las nuevas versiones de la app. Veremos qué tal funciona este contraataque de Niantic para recuperar el interés de los desencantados fans del videojuego.