Imagina la caída de un meteorito, que seguimos contribuyendo irracionalmente al calentamiento global hasta un punto de no retorno, una hecatombe nuclear o, ya que estamos, un apocalipsis zombie. Imagina también que sobrevives y te encuentras con un grave problema de alimentación. Y no nos referimos a la imposibilidad de encontrar un microondas para calentar una de esas bandejas de comidas precocinadas que tanto te gustan, tampoco a la desaparición de todas las pizzerías a varios miles de kilómetros a la redonda…aunque, claro, tampoco podrías llamar. De tomar una caña acompañada de una cervecita fresca ni hablamos. No, la cosa es mucho más grave que no tener palitos de surimi en la nevera, hablamos de hambre de la buena, HAMBRE con mayúsculas. Bueno, relájate un poco que los Noruegos, tan reflexivos ellos, pensaron en una solución: la Bóveda del fin del mundo o, con su nombre real, menos épico: el Banco Mundial de Semillas de Svalbard. Hasta ahora parecía una idea perfecta pero recientes inundaciones causadas por los azotes meteorólogicos del cambio climático global han hecho que nos tiemble un poco el labio inferior.
a la bóveda del fin del mundo conviene llevar una manta
En una isla remota en el archipiélago de Svalbard, cerca del Polo Norte, se encuentra la Bóveda del fin del mundo, que alberga la mayor colección del mundo de la diversidad de cultivos. En teoría, la instalación es -nunca mejor dicho- a prueba de bombas. La bóveda es impermeable a la actividad volcánica, los terremotos, la radiación y el aumento del nivel del mar. En caso de fallo eléctrico, el permafrost (capa de hielo permanentemente congelada) del exterior actuará como refrigerante natural y su ubicación a 130 metros sobre el nivel del mar asegurará que el suelo esté seco, incluso si aumenta el nivel del mar a causa del deshielo de los casquetes polares.
La bóveda es la póliza de seguro definitiva para el suministro global de alimentos y, según sus creadores, ofrece opciones para que las generaciones futuras superen los desafíos del cambio climático y el crecimiento demográfico. «La pérdida de una variedad de cultivo es tan irreversible como la extinción de un dinosaurio, animal o cualquier forma de vida», afirman en su página web.
¿Y qué capacidad de almacenamiento tiene la bóveda? Las cifras marean un poco, la verdad: la Bóveda del fin del mundo tiene capacidad para almacenar 4,5 millones de variedades de distintos cultivos. Cada variedad contendrá en promedio 500 semillas, por lo que podrán almacenarse en la bóveda un máximo de unos 2,5 mil millones de semillas.
goteras en la bóveda del fin del mundo
A pesar de todas estas garantías, recientes acontecimientos ponen un tela de juicio la inexpugnabilidad de esta bóveda. Según leemos en The Guardian, las altas temperaturas que vivió el Ártico en el año más caliente del que haya registro provocaron muchas lluvias, en lugar de la nieve ligera que suele caer. «Entró mucha agua al inicio del túnel, pero se convirtió en hielo, así que cuando entramos nos encontramos con un glaciar», explicó a The Guardian. Por fortuna, el agua no llegó a entrar en la bóveda y las semillas siguen como estaban, conservadas a la temperatura correcta de -18ºC. Uf, qué alivio.
830.000 muestras de semillas
En la actualidad, la Bóveda del fin del mundo contiene más de 830.000 muestras, procedentes de casi todos los países del planeta, por lo que es la mayor y más variada colección de la diversidad de cultivos de la que dispone la humanidad. Estas muestras van desde variedades únicas de importancia mundial de alimentos básicos como el maíz, el arroz, el trigo y la patata a variedades de frijol, sorgo, berenjena, lechuga, y cebada..En total, la Bóveda contiene muestras de cerca 5.000 diferentes especies de cultivos alimentarios.
Todas estas semillas de cultivos se guardan a -18ºC que es la temperatura óptima para su conservación y son selladas en paquetes a medida de papel de aluminio de tres capas. Los paquetes se guardan cerrados en cajas y son almacenados en estantes dentro de la bóveda.Todo para asegurar que, en caso de ser necesarias, las semillas podrán germinar.
Según leemos en la Wikipedia, la construcción de la bóveda de semillas, que costó aproximadamente 45 millones de coronas noruegas (9 millones de dólares), fue auspiciada enteramente por Noruega. Los costos operacionales serán pagados por Global Crop Diversity Trust. Los principales impulsores de la iniciativa son diversas fundaciones y países, como la Fundación Bill y Melinda Gates (más de 20,09 millones de dólares), el Reino Unido (19,46 millones), Australia (11,37 millones), etc. Finalmente, ha colaborado una amplia variedad de fuentes, incluyendo países en vías de desarrollo como Brasil, Colombia, Etiopía e India. Por su parte, Noruega se encarga de los costes de mantenimiento de la estructura.
fuera las manos del botón rojo
Como podéis ver, es todo muy impresionante y la existencia de esta instalación proporciona una reconfortante sensación de alivio, a pesar de las recientes inundaciones. Sin embargo, no nos queda claro cómo accederíamos a esas semillas en caso de hecatombe tremebunda. ¿Se encargarían los gobiernos supervivientes del reparto? ¿podríamos descartar las semillas de brócoli (puaj)? ¿la gente de ciudad recibiríamos cursos de cultivo?.. En fin, dudas a las que seguro que las circunstancias irían dando respuesta. Por si acaso, mejor cuidemos del planeta y nos nos peleemos demasiado. Y, estimado señor Trump: esas manos fuera del botón rojo.