De acuerdo con las Naciones Unidas, sólo el 10% de los refugiados de todo el mundo tiene acceso a la electricidad. 65,3 millones de personas (solo en Siria suman casi dos millones) viven sin acceso a recursos básicos como una vivienda digna, agua o luz. Por ello, en los campos de refugiados los incendios son habituales y en la oscuridad, la seguridad no está ni mucho menos garantizada. Para intentar mejorar la situación de los desplazados, un equipo de estudiantes de diversas universidades europeas se propuso abordar sus necesidades energéticas y encontrar una manera económica de optimizar el acceso a la electricidad en los campamentos en los que se ven obligados a vivir tras pasar por situaciones terribles.
La solución en la que están trabajando consiste en el desarrollo de una red eléctrica portátil, que se puede conectar a cualquier fuente de energía de la misma manera en la que cargamos nuestro móvil: enchufándolo a la corriente, y que también nos revela en tiempo real el consumo de luz en cualquier zona del campo.
Aunque por el momento solo han probado su proyecto en el laboratorio, varios estudiantes de la escuela de negocios Esade, la Universidad Politécnica de Cataluña, el Instituto Europeo de Diseño (IED), y la Universidad de Módena y Reggio Emilia han participado en la convocatoria de proyectos Challenge-Based Innovation, que el Consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN) organiza cada año en Ginebra, Suiza.
iluminar campos de refugiados
Este interesante proyecto surgió el pasado mes de septiembre para intentar mejorar las condiciones de vida de los desplazados en la medida de lo posible, teniendo en cuenta que las estancias en estos campamentos suelen alargarse en el tiempo. Por ello, pensaron en la red eléctrica portátil que se conecta a las fuentes de energía disponibles en la zona y, a través de unos nodos, distribuyen la corriente eléctrica hacia los diferentes puntos de los campos de refugiados.
Asimismo, este sistema, que aún está en fase de pruebas, optimiza la asignación de electricidad al priorizar las necesidades críticas como las de hospitales, escuelas y edificios administrativos, sin olvidar las necesidades de los refugios de las familias. Y como se trata de una red inteligente, los nodos proporcionan información en tiempo real sobre si alguien está pinchando la red, y cortar el suministro. Estos datos también ayudarán a evitar que la red se sobrecargue.
Esta iniciativa que combina la ciencia, la tecnología y la preocupación social cuenta con el apoyo de la ONG Global Humanitarian Lab y la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur). Estas entidades ayudarán a los estudiantes a ponerlo en marcha en campos de refugiados reales y, más adelante, sus impulsores pretenden llevar este proyecto a países de África subsahariana y a India.
Fuente: El País
Fotografía destacada: ElecTree
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