Los robots están de moda. Basta con mirar al Parlamento Europeo estos días para notar que se hablará mucho de los robots. No ya como algo lejano a diez o veinte años vista, sino como noticias de actualidad. Los robots ya están aquí, han venido para quedarse, y van a crear mucha polémica.
Los robots parecen poder aplicarse a todos los campos, especialmente aquellos repetitivos. Por eso encajan tan bien en la primera gran actividad de la humanidad que permitió nuestro desarrollo: la agricultura. Porque los robots, de aquí en adelante, cultivarán por nosotros.
Con el sudor de tu robot
Arar, plantar y recolectar el grano de manera automática ha sido el deseo de la humanidad desde que esta se dio cuenta, más o menos hacia el principio de la civilización, de lo que costaba mantener una cosecha. Por eso pronto (la verdad es que nos costó unos pocos siglos) aprendimos a usar a los animales de tiro.
Óleo de Johann Rudolf Koller de 1868. Fuente: Wikipedia
Se alimentaban de los excedentes de lo que ellos mismos generaban, por lo que eran bastante asequibles. Sin embargo, solo servían para mover arados (y no maquinaria de recolección). Además requerían de una figura humana en todo momento, en ocasiones varias, para hacerlos trabajar.
Tras ellos llegaron los tractores, probablemente el invento que más impulsó la agricultura industrial. Aunque se alimentaban con combustibles fósiles, y estos fueron baratos durante un tiempo, seguían necesitando de mano de obra humana de manera constante. Algo que cambió hace pocos años.
Los primeros robots tractores ya son una realidad. Y no nos referimos a los tractores sin conductor (los driverless) que ya soñó la América de 1940 y que hace unos años estaban en el mercado.
En la imagen de arriba, una cosechadora industrial Deutz-Fahr pilotada por un humano (el humano es la pieza sonrosada que va dentro de la cabina) marca el camino por GPS de una columna de tractores driverless Fenot, de los que se ven dos. Cuando la cuba del primer tractor de la fila se llena de grano, la cosechadora se detiene y el tractor conduce de manera autónoma hasta el silo, donde descarga y vuelve a la fila de tractores por GPS. Cuando el siguiente tractor driverless se coloca en posición bajo el tubo de la cosechadora, segundos después, el trabajo prosigue.
Vaya por tanto por delante que los driverless son tecnología punta que ahorran millones de euros en producción, pero los robots tractores van aún más lejos. A diferencia de los tractores sin conductor, los tractores robot son autónomos, tal y como se puede ver en el siguiente anuncio:
Tractores similares aparecían unos años antes en la película Interestellar (2014) y nos parecían de ciencia ficción.
Con tanto robot, ¿dónde encajan los humanos en este esquema?
Este tipo de sistema está pensado para sacar más rendimiento a una parcela agraria (maximizar el cultivo), y para ello sustituye gran parte de la mano de obra por maquinaria industrial. Pero no prescinden de mano de obra humana pese a la impresión que pueda dar. La desplazan a otro lugar y puesto de trabajo.
Una de mayor formación. Para que estos robots puedan realizar su cometido será necesario un gran equipo humano a su alrededor, y se generarán puestos de trabajo directos e indirectos.
Pronto veremos hordas de topógrafos midiendo y balizando campos de cultivos, sin cuyas pautas los robots no sabrán por dónde ni cómo han de moverse. Esta mano de obra cualificada será necesaria a la hora de marcar los lindes de un campo y otro.
También habrá que incluir en el sistema los pasos de uso humano dentro de los campos donde los tractores deban operar a una menor velocidad, reduciendo el riesgo de accidentes. Como si de una jaula virtual se tratase, las personas podrán pasear por el campo sin riesgo.
Además hay que contar con que el sistema requiere mucho mantenimiento. A más maquinaria, más talleres especializados. Por muy inteligente que sea un tractor, este requerirá una mano especializada tanto en su limpieza como en su mantenimiento preventivo. Así como reparación en caso de daño.
Programar los robots, organizar las rutas óptimas, mantener personal pendiente del clima para cambiar todo esto o contar con un pequeño equipo que monitorice en tiempo real los robots (aunque sea en remoto) son algunos de los puestos de trabajo directos asociados.
La mano de obra directa es más visible, pero también hay que contar con los puestos de trabajo asociados a otros sectores. Como el de los necesarios seguros y sistemas legales, los sistemas de transportes y de mejora de las carreteras para soportar más movimiento o el sector de la energía que estos tractores automáticos no dejarán de consumir.
Robots de cultivo interior
Aunque todo este despliegue puede dejarnos con la boca abierta, es posible que solo dure unas cuantas décadas en acción. ¿Para qué cultivar a la intemperie (y su riesgo) si puedes hacer crecer la comida de todo el planeta de forma segura y bajo techo?
Esa es la idea de las granjas verticales como la que vemos en la foto. Se parte de la idea de que cada planta tiene unas condiciones muy específicas para un crecimiento óptimo de alta concentración de nutrientes. Y luego se le da exactamente eso (y nada más).
Si te preguntas por qué se ve rosa la foto es porque la lechuga verde que se cultiva en ese campo no necesita más que luz azul y roja para realizar la fotosíntesis. Así que solo se usan leds que den esa luz (y no bombillas de espectro completo), minimizando el impacto al medioambiente en un factor de 1 a 10.
Las altas prestaciones en tecnología de este tipo de instalaciones casi automáticas –a día de hoy no se ha conseguido hacer rentable todo tipo de planta– las convierten en la Fórmula 1 del cultivo inteligente, por lo que su mano de obra está altamente especializada.
Adiós también a los pastores
Quizá estés pensando que los robots sirven para el trigo y la lechuga, pero que las granjas tienen estructuras más complejas a las que para abreviar llamamos animales y que presentan más problemas en el día a día.
Aunque es cierto, el Centro Australiano para Robótica Aplicada de la Universidad de Sydney pretende hacer frente a estos problemas programando el primer robot pastor del mundo. Le llaman SwagBot, y promete mucho.
De momento solo realiza tareas sencillas de pastoreo, como caminar por los montes sin caerse y dirigir el ganado (esto último aún en prácticas por el miedo que le tienen las reses a un pastor con ruedas). Pero teniendo en cuenta que es un primer modelo, probablemente en pocos años veamos cowboys robóticos.
Al ritmo al que avanza la robótica, parece que solo los trabajos que requieren nuestras más altas capacidades de síntesis, como el periodismo, a sobrevivir de aquí a unas décadas.
En Nobbot | Ya puedes comprar una planta que dé luz (aunque sea poca)
Imágenes | Case IH Magnum, Th G, Luiz Naleto, Radoslaw Kulupa, Green Sense Farms