Decía el poeta que al porvenir se le llama así porque nunca viene, pero hoy ya nos encontramos ante una serie de disrupciones tecnológicas que están cambiando la forma en la que nos relacionamos con nuestro entorno y que nos ofrecen pistas de lo que será ese futuro que es ya. A continuación seleccionaré tres que comparten un elemento común: todas ellas se sustentan en la ubicuidad de la red, esto es, en una cobertura continua y consistente en cualquier parte y en cualquier momento. Esto significa más inversión en redes para conectar masivamente un mundo marcado por el internet de las cosas que conlleva la aparición de nuevas industrias.
«ambient connectivity»
El futuro pasa por tener una conectividad basada en la ubicuidad de la red, esto es, lograr que todos tengamos un acceso continuo y consistente en cualquier momento y lugar. Esta ubicuidad y permanencia de la red será una realidad muy pronto con las nuevas tecnologías de telecomunicación, con 5G a la cabeza, seguida de las redes de satélites con órbitas cercanas a la tierra, y otras. Aunque es el 5G tiene el que tiene el papel clave. Se trata de una evolución y, al mismo tiempo, de una revolución: una evolución porque supone un acceso todavía más rápido a internet, mayor velocidad, mejor acceso en lugares masificados…..más de lo mismo pero mucho mejor, ya que estamos multiplicando por 1.000 la velocidad.
Sin embargo, es mucho más importante la revolución que supone porque cambiará la forma en que las personas interactúan, viven, disfrutan y trabajan, y la forma en la que las empresas gestionan sus negocios.
Permitirá una masiva conectividad IoT, extrema baja latencia, con necesidades muy bajas de energía. Y también, nos va a permitir ofrecer redes verticales dedicadas con niveles de servicios y capacidad previamente acordados. La industria del transporte y de la automoción son las más obvias, pero se esperan muchas nuevas industrias y servicios: en salud, tele-cirugía, fábricas inteligentes, logística, energía, ciudades inteligentes, robótica, medio-ambiente, seguridad pública.
Va a tener un impacto en todas las industrias y en todos los sectores. Empezando por los operadores de telecomunicaciones, entre los que está Orange.
Y esto supone un cambio profundo por nuestra parte, porque tenemos la obligación de evolucionar hacia la virtualización de nuestra red. Nos estamos transformando para pasar de un operador de infraestructura física a ser una “compañía de software”, dando servicios «on demand» a todos nuestros clientes.
Por ejemplo, podremos ofrecer, servicios personalizados de conectividad (“pay as you need”): nuestros clientes podrán entrar en nuestro portal y configurar qué tipo de cobertura quieren, la velocidad y el nivel de calidad para pagar sólo por lo que vayan a necesitar en cada momento, y cuáles son los servicios añadidos que quieren, como por ejemplo, la traducción simultánea de una conferencia si lo necesitan.
La tecnología 5G nos está cambiando nuestro modelo operativo y nos ofrece múltiples oportunidades de nuevos negocios, tanto a nosotros como a nuestros clientes.
web de las cosas
En este punto, me gustaría aclarar que la “web de las cosas” no es lo mismo que el “internet de las cosas”. El “internet de las cosas” consiste básicamente en la conexión entre un terminal y un servicio para un propósito concreto. La evolución hasta la “web de las cosas” consiste en la conexión a la red de una serie de microprocesadores, dotados de un mínimo de programación y una conexión de radio, con autonomía de energía de tal forma que todos estos microprocesadores “hablen” e interactúen entre ellos de una forma precisa y segura.
Esto supondrá la proliferación de objetos con microprocesadores por todas partes. Lo que llamamos el “smart dust” se va a incluir en todos nuestro entorno personal y profesional.
Pensemos, por ejemplo, en el salón o en la cocina de nuestra casa: estarán llenos de objetos dotados con un mínimo de programación, con una capacidad mínima de comunicación, memoria, y algo de inteligencia, pero todos ellos conectados a una “web de las cosas”, lo que nos abre un mundo lleno de posibilidades en términos de nuevos servicios.
Y al estar embebidas en el mundo físico que nos rodea, vamos a pasar de estar simplemente conectados , principalmente a través del teléfono móvil …, a poder disfrutar de un entorno inteligente y conectado.
inteligencia artificial
La última disrupción es la Inteligencia Artificial. A este respecto, me gustaría destacar dos puntos: su desarrollo ha experimentado una aceleración en los últimos 5 años mucho mayor que en los últimos 20 años y puede superar a la inteligencia humana siempre que se trate de una tarea especializada y tengamos »training data». Si se cumplen estos dos requisitos, entonces la inteligencia artificial puede tener un mejor desempeño que un ser humano.
Existe una enorme diferencia entre una máquina que sea capaz de aprender y una máquina que sea capaz de razonar. Y esto, todavía está lejos…En cualquier caso, se ha avanzado mucho y ya tenemos una serie de servicios basados en inteligencia artificial, como reconocimiento de imagen, lenguaje natural, vehículos automatizados,… en Orange ya lo estamos aplicando, por ejemplo, en modelos de churn de cliente o en mantenimiento preventivo de nuestra red y funciona perfectamente.
Lo que cambia realmente hoy en día son dos cosas:
- La primera es que vamos a tener, con esta “ambient connectivity” y esta “web of things”, una cantidad ingente de datos de nuestras interacciones con nuestro entorno.
- Y como segunda elemento, hoy en día estos algoritmos de aprendizaje son del dominio público y están disponibles para todos en la red, lo que permite por ejemplo a un estudiante crear en 3 días un programa de ajedrez de nivel “master internacional” sólo utilizando los datos disponibles en internet.
Estamos solamente al principio y ya podemos prever el impacto y el potencial que la Inteligencia Artificial va a tener sobre todas las industrias y sectores en el futuro.
nuevas formas de interacción
Estas tres grandes disrupciones tecnológicas y las ventajas que conllevan nos va a permitir cambiar la forma en que interactuamos con los nuevos servicios.
Al estar embebidas en el mundo físico que nos rodea, vamos a pasar de interactuar con nuestros servicios principalmente a través del teléfono móvil, que nos sirve para conectarnos con internet para proveernos la información que estamos buscando, a poder disfrutar de un entorno inteligente. En un mundo futuro, además de un smartphone, estaremos rodeados de muchos objetos dotados de cierta inteligencia, quizás incluso de inteligencia artificial, que se relacionarán con internet de forma diferente.
Por ejemplo, pensemos en una máquina de café con un microprocesador en su interior que se conectará a internet para ofrecernos diferentes servicios, tales como: conectarse con tu asistente personal para controlar tus niveles de estrés, con tu servicio médico para poder monitorizar en tiempo real tus condiciones físicas, controlando tus comidas y tus ingestas de café, entre otros indicadores; o incluso, con tu proveedor de café para facilitarle tus gustos y tu nivel consumo, con el fin de poder hacerte una oferta personalizada.
En definitiva, vamos a estar implícitamente interactuando a través de internet, para crear una experiencia totalmente fusionada con nuestro entorno. Así también, podremos percibir la inteligencia artificial como totalmente amigable en nuestro día a día.
disrupciones tecnológicas para un «mejor yo»
Es cierto que, con estas disrupciones tecnológicas, surgen también una serie de preguntas y riesgos, que tienen impacto en cada uno de nosotros como individuos, en la sociedad en la que vivimos y, por último, en nuestro planeta.
Como individuos, la tecnología puede expandir nuestras capacidades desarrollando nuevos sentidos, accediendo a más conocimiento o, incluso, proporcionándonos el don de la ubicuidad, esto es, estar en dos sitios al mismo tiempo.
Pero cada uno de nosotros, tendrá o no capacidad de decidir libremente: podremos decidir si nos dejamos guiar por la tecnología. O si, por el contrario, somos nosotros los que guiamos a la tecnología utilizándola para ser más fuertes e inteligentes, “un mejor yo” donde todos tengan acceso a estas tecnologías y puedan aprovecharse de las ventajas que les ofrece.
Como sociedad, sabemos que esta no puede mantenerse sin la tecnología, ni económicamente ni socialmente. No hay ningún Alcalde hoy en día que pueda gobernar una ciudad sin tecnología. Es más, la tecnología crea sus propias reglas: la economía digital no es sólo la suma de la economía tradicional más algún mecanismo digital que la haga más eficiente. De hecho, en Orange estamos convencidos de que tenemos que beneficiarnos de todo lo que nos aporta la tecnología para conseguir ser una sociedad más inteligente.
El último nivel de impacto se produce en el mundo como planeta «aumentado». Tenemos una conciencia colectiva de que vivimos en un sistema de información global con el que tenemos que operar en una sociedad cada vez más compleja y, nosotros, como líderes empresariales, tenemos no sólo que buscar la manera de competir en un planeta »aumentado», sino que también tenemos que encontrar el modo de mantener esta actividad colectiva, con el fin de asegurar la disponibilidad y “resiliencia” de la información.
europa debe «ponerse las pilas»
Sin embargo, no podemos aprovecharnos de todos estos cambios tecnológicos de forma unilateral, ni como compañías individuales ni como país. Debemos trabajar juntos para encontrar soluciones y superar estos retos que pueden tener un fuerte impacto en el desarrollo futuro de los servicios digitales en España. Pero también, necesitamos que Europa, la Unión Europea, “se ponga las pilas” para conseguir tener liderazgo en esta transformación digital. Esto requiere un trabajo significativo de actualización de nuestro marco regulatorio. Y por actualización, me refiero a un marco regulatorio más simple, mucho más moderno y mucho más “amable” con los inversores.
Creo que Europa puede marcar una diferencia real, o seguir siendo, una vez más, un simple seguidor. Tomemos como ejemplo lo que pasó en 4G, donde Europa se quedó rezagada en su despliegue. Necesitamos una visión compartida y necesitamos construir capacidades como continente, donde la Unión Europea tenga el papel de coordinación.
Y especialmente en un contexto donde el continente asiático está ya en marcha, donde los Estados Unidos está reivindicando, en palabras del Presidente de la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones), una era de “bajo toque de regulación” para guiar la próxima generación de despliegue de redes de banda ancha y 5G, y movernos rápidamente en esta dirección.
¡Y Europa debería estar a la cabeza!
historias europeas de éxito
Contamos con historias de éxito europeas (Deezer, Criteo, Spotify, Skype, BlablaCar, etc.), pero debería haber más y de mayor tamaño. Las start-ups no sólo deberían nacer en Europa, sino crecer también en Europa, a través de una mayor colaboración con las empresas ya establecidas. Para conseguirlo, necesitamos deshacernos de los silos regulatorios y de la fragmentación de la Unión Europea: es muy difícil gestionar y proveer de servicios a miles de millones de objetos conectados y a cientos de millones de clientes en todo el territorio europeo con este nivel de fragmentación.
Tenemos que asegurarnos de que Europa favorece realmente la innovación, modulando de forma apropiada el equilibrio entre innovación y regulación, un lugar donde nuestros datos puedan ser almacenados eficientemente, gestionados y monetizados. Necesitamos unir industrias y sectores con los que asociarnos en un nuevo mundo que es data-centric.
Para Orange, deshacernos de los silos regulatorios significa: mayor armonización de las normas en términos de protección de consumidores de servicios digitales que abarquen a las OTTs y a las no OTTs, mayor armonización del sistema fiscal y mayor armonización de los planes de financiación.
redes más potentes y ubicuas
Además, necesitamos redes más potentes y ubicuas (y por ubicuas, me refiero a la cobertura continua en todas partes). No hay transformación digital sin una conectividad superior y, por tanto, sin redes superiores Europa se va a quedar atrás en términos de despliegue de redes de la siguiente generación. Y España, a este respecto, es una excepción, con un fuerte despliegue de redes FTTH y 4G, demostrando así que es posible.
Los operadores europeos han continuado con sus esfuerzos inversores a pesar del contexto de crisis económica que estamos afrontando. Sin embargo, Europa sigue invirtiendo la mitad de lo que lo hace EEUU per cápita. ¡Y esto tiene que cambiar!
orange, un socio clave en españa y europa
Orange tiene un papel clave en España y en Europa en todas estas dimensiones. Como inversores de infraestructuras, el compromiso de Orange en Europa es invertir 15.000 millones de euros en redes en los próximos tres años y ofrecer cobertura al 95% de la población con 4G para 2018. En España estamos invirtiendo ya más de 1.000 millones al año, que es más del 20% de nuestros ingresos, para construir infraestructuras que soportarán los servicios de las redes de siguiente generación.
Como socio para la innovación, Orange ha puesto en marcha muchas formas de colaboración con start-ups (Orange Digital Ventures, Orange Fabs, nuestro programa Orange Partner). Por dar alguna cifra, en el Grupo Orange hemos invertido hasta la fecha 120 millones de euros en 8 compañías tecnológicas, hemos acelerado más de 180 start-ups y nos hemos comprometido a dar soporte a 500 start-ups hasta 2018. Además, ofrecemos un fuerte soporte tanto a la innovación abierta como a las plataformas abiertas; éste es el mejor activo de Europa frente a un mundo donde los gigantes tienden a imponer ecosistemas cerrados y en propiedad.
el futuro como reto colectivo
En definitiva, el futuro es un reto colectivo, que requiere la intervención de gobiernos, reguladores y compañías, tanto del sector público como privado, para actuar conjuntamente y fomentar el ecosistema correcto para este liderazgo digital de Europa. Porque, como dijo Paul Valery, »el futuro ya no es lo que solía ser» y debemos prepararnos para ello.
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