Ciudades más inteligentes que sean capaces de gestionar mejor todas sus vertientes para que los ciudadanos vivan mejor en ellas. Pero, ¿cómo?
Cuando pensamos en las smart cities, quizá nos viene a la cabeza el ejemplo de la gestión del tráfico. Este tipo de urbes son capaces de monitorizar, analizar e incluso predecir los movimientos de tráfico para adaptar el ritmo y la cadencia de los semáforos o incluso la presencia de policías urbanos, habilitando rutas alternativas para evitar atascos o que los vehículos de emergencias no encuentren tantos obstáculos.
Pero las implicaciones de las smart cities son mucho más amplias y diversas. En el transporte urbano hay muchas y variadas posibilidades.
El gobierno de los datos abiertos
Una de ellas, que cada vez es más frecuente en todas las grandes urbes, es la posibilidad de consultar la cantidad de datos que los medios de transporte generan. Madrid, Barcelona o Londres son solo algunos ejemplos de cómo cada vez más esa información está públicamente disponible para su utilización con fines diversos.
Además, cada vez es más frecuente que estos medios de transporte público estén dotados de diferentes tecnologías. Conexión wifi, pantallas con la información sobre las próximas paradas, tiempo estimado de trayecto, marquesinas en las que se informa cuándo llegará el próximo autobús…
Pero, especialmente los autobuses, son una herramienta que, dado que siempre están en la calle, pueden servir para gestionar la ciudad de un modo mucho más eficiente. Y no solo a nivel del tráfico, sino con repercusiones de otro tipo.
Sin ir más lejos, la EMT Málaga y Orange lanzaron este año un sistema de videovigilancia y telemetría, para aumentar la seguridad del viajero a bordo de los autobuses, al mismo tiempo que se incrementa la sostenibilidad del transporte urbano.
El servicio de videovigilancia permite almacenar las imágenes capturadas por las cámaras de los autobuses, ayudando a esclarecer las incidencias que puedan ocurrir durante los trayectos. Adicionalmente los supervisores podrán conectarse en tiempo real desde la central y ver que está sucediendo para garantizar la seguridad a bordo. Asimismo, en situaciones de emergencia, los conductores de los autobuses tienen la opción de comunicarse con la central de EMT Málaga mediante un botón de emergencia, generando una alerta e iniciando una grabación en tiempo real que es enviada automáticamente a la sede de EMT.
Gracias a la recopilación y análisis de estos parámetros se pueden optimizar ciertos costes del servicio. Así, por ejemplo, la recepción de alertas cuando el nivel de batería se encuentra por debajo de ciertos umbrales evita una sustitución completa de la batería, pudiendo ser recuperada con una simple recarga. Asimismo, la monitorización continua del rendimiento del vehículo permite establecer medidas para el ahorro de combustible y la detección preventiva de averías.
LOS 1.900 AUTOBUSES DE LA EMT RECOGERÁN INFORMACIÓN SOBRE LA CALIDAD DEL AIRE, AUMENTANDO ASÍ LA CANTIDAD DE DATOS RECOGIDA Y SU POSTERIOR TRATAMIENTO
Pero los medios de transporte públicos pueden tener más usos. Por ejemplo, ¿por qué no utilizar toda la flota de autobuses urbanos para poder hacer un seguimiento de la presencia del polen en todos y cada uno de los rincones de la ciudad?
La calidad del aire a nivel bus
El Ayuntamiento de Madrid está inmerso en un proyecto de estas características. Así, se pretende que los autobuses de la EMT (Empresa Municipal de Transporte) puedan hacer un seguimiento de la calidad del aire de la ciudad (niveles de dióxido de nitrógeno y ozono), medir los niveles de polen y de los diferentes parámetros meteorológicos (humedad relativa del aire, temperatura o índice de radiación UV).
Para ello, los 1.900 vehículos de la flota tienen instalados unos micro-sensores encargados de estas tareas. Este proyecto se enmarca dentro del programa HORIZON 2020, el considerado por la Unión Europea como el mayor programa de investigación e innovación. No en vano, cuenta con casi 80.000 millones de euros de financiación disponible durante 7 años (2014-2020).
LOS CIUDADANOS PODRÁN RECIBIR INFORMACIÓN EN TIEMPO REAL Y PROGRAMAR SUS MOVIMIENTOS, EVITANDO LOS PUNTOS DE MAYOR CONCENTRACIÓN DE POLEN Y/O CONTAMINACIÓN
Además, esta iniciativa de la EMT madrileña también forma parte de una propuesta de proyecto denominada iKaaS (Intelligent Knowledge-As-a-Service), que consiste en el desarrollo de una plataforma big data para ciudades inteligentes que recoge información a través de diferentes fuentes para su tratamiento posterior y su difusión a los ciudadanos.
El reto está en conocer, sobre todo, los niveles de contaminación y las partículas de polen en el aire, dado que ambos son uno de los principales factores que tienen un impacto en la salud de los ciudadanos. Diferentes estudios concluyen que tanto la polución como el polen están afectando a la salud, y que son responsables del aumento de las enfermedades respiratorias o su agravamiento.
Para minimizar los efectos de la contaminación y el polen, una de las primeras medidas que se toman es evitar la exposición a estas partículas (de ahí que se restrinja incluso el tráfico rodado). El Departamento de Salud Ambiental del ayuntamiento es el encargado de ofrecer información, en tiempo real, sobre los niveles de contaminación y polen y su distribución en la ciudad de Madrid.
Más información, más control
Una de las críticas que, por ejemplo, se hace a las medidas de restricción del tráfico es la colocación de las estaciones encargadas de recoger esta información. Por eso, contar con una nueva red de sensores ambientales desplegada sobre los autobuses de la EMT (que atraviesan la ciudad constantemente por diferentes y múltiples rutas) permitirá aumentar el número de puntos geográficos donde se toman medidas, mejorando por tanto la recogida de información y su posterior tratamiento.
EL PROYECTO BUSCA AVERIGUAR SI LOS CIUDADANOS UTILIZAN Y TIENEN EN CUENTA ESTA INFORMACIÓN DISPONIBLE PARA SUS TRAYECTOS DIARIOS
Como decíamos, este proyecto se enmarca dentro de la iniciativa iKaaS, en la que también participa la Comunidad de Madrid. Toda la información de estas fuentes estará recogida en el sistema iKaaS, lo que permitirá proporcionar información en tiempo real a los ciudadanos.
Moverse mejor por la ciudad
De hecho, el objetivo final de estos proyectos no es solo entender y mejorar la calidad del aire, sino hacer un seguimiento de cómo la gente se mueve por la ciudad usando, por ejemplo, sus smartphones, para saber también si las personas tienen en cuenta la nueva información proporcionada a la hora de establecer sus rutas.
Este caso de uso tiene como objetivo mejorar significativamente la información que los ciudadanos tienen sobre la contaminación y el polen en toda la ciudad con el fin de minimizar la exposición a ellos y sus efectos negativos sobre la salud.
El reto de quienes están detrás de esta iniciativa es ofrecer información más precisa a la ciudadanía con el fin de que puedan programar sus movimientos a través de la ciudad en aquellos momentos en que la contaminación y los niveles de concentración de polen son más bajos, o tener prevista una ruta alternativa para evitar aquellos lugares donde estas partículas tienen una mayor concentración.
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Fotos | EMT, Pixabay