A las personas que no sienten (sentimos, y bien que lo siento) una especial atracción por el deporte no les resulta sencillo encontrar una motivación para ponerse a correr, a no ser que sea para subirse a un autobús que se aleja o huir de algún acreedor. Sin embargo, las iniciativas ecológicas de fabricantes de calzado deportivo pueden suponer un nuevo estímulo para ponerse a correr por las calles de la ciudad. Cada zancada dada con una de estas zapatillas ecológicas puede ser una forma de proteger el planeta, tan malito él.
las zapatillas ecológicas de Adidas
El primer fabricante en dar el pistoletazo de salida en esta carrera por fabricar calzado deportivo ecológico fue Adidas cuando, hace dos años, presentó sus zapatillas creadas con basura oceánica y redes de pesca ilegales para cuya fabricación cuenta con la ayuda de organizaciones ambientales como Parley for the Oceans y Sea Shepherd.
En nuestro mundo casi el 30% de todo el material utilizado en la producción de ropa deportiva se pierde, la mayoría termina en los vertederos”, aseguró entonces la marca de ropa en un comunicado. El miembro del consejo ejecutivo y responsable de Global Brands de Adidas, Eric Liedtke, afirmó que “la industria no debe esperar a que los políticos se pongan de acuerdo para actuar”. En realidad, estas zapatillas ecológicas no están pensado tanto para correr como para concienciar a los consumidores sobre el grave problema de la basura que contamina los océanos.
la isla de la basura
Y es que, si echamos un vistazo a las cifras, sí que dan ganas de correr: el UNEP (Programa Ambiental de las Naciones Unidas) en 2006 estimó que por cada milla cuadrada del océano Pacífico había 46.000 piezas de plástico y el 5 Gyres Institute de Los Ángeles ha calculado que en las aguas del planeta flotan actualmente un mínimo de 5,25 billones de partículas de materiales plásticos. Según un informe de Davos, las aguas del planeta contendrían más plásticos que peces en términos de peso en 2050.
La plasmación más espectacular de este problema es la llamada “isla de la basura” que, situada en el océano Pacífico, ocupa una superficie de entre unos 700.000 kilómetros cuadrados, albergando millones de toneladas de basura, procedente tanto de tierra firme como de la cubierta de los barcos que navegan por la zona.
Con cada par de las zapatillas Adidas Parley se reciclan 11 botellas de plástico, que no es mucho pero todo grano hace montaña.
reebook y sus zapatillas que abonan el suelo
Siguiendo la estela de Adidas, la siguiente marca en seguir la calle de la conciencia ecológica ha sido Reebook que, a finales de este año, pretende lanzar al mercado una nueva zapatilla fabricada a base de plantas. Según ha informado la marca, contará con una parte superior construida de algodón orgánico y una base hecha de maíz cultivado de forma industrial, sin uso alimenticio. El proyecto, denominado Cotton & Corn, quiere apoyar los productos biológicos con unas zapatillas que, después de su uso, se pueden utilizar como abono.
«La filosofía de Reebok se basa en ser más humanos y la sostenibilidad es una parte fundamental de esa creencia. Tenemos la responsabilidad de dejar este planeta en buenas condiciones para que las generaciones futuras también lo disfruten» dice el presidente de la empresa, Matt O’Toole.
eliminar algas a zapatillazos
Menos conocida, la marca Vivobarefoot protagoniza otro interesante proyecto en esta línea de protección del medioambiente con sus zapatillas “Ultra III” fabricadas con algas. Una empresa llamada Bloom suministra el material a Vivobarefoot, utilizando plataformas móviles que succionan las algas del agua, devolviéndola filtrada y limpia. Las algas cosechadas se mezclan con el material de petróleo que se utiliza habitualmente en la fabricación del calzado deportivo, ayudando a reducir la huella de carbono.
Esta innovación ya contribuye a solucionar una crisis medioambiental en Lago Taihu, de China que, debido al crecimiento incontrolado de algas, hace una década dejó a más de dos millones de personas de la zona sin agua potable. El gobierno comenzó a gastar cientos de millones de euros al año para tratar de resolver el problema de las algas y recientemente ha comenzado a trabajar con esta empresa que recolecta algas del lago antes de que crezcan fuera de control, y las convierte en el material flexible con el que fabrica sus zapatillas ecológicas.
El crecimiento descontrolado de algas que hacen esto posible es causado por la contaminación del agua, particularmente por el vertido de fertilizantes agrícolas, y este crecimiento masivo puede dejar sin oxígeno y la luz solar a los animales acuáticos. Algunas especies de algas también liberan toxinas a medida que mueren, que causan aún más daño al ecosistema.
Para fabricar cada par de zapatillas ecológicas se filtran más de 250 litros de agua que se devuelve limpia al ecosistema. Según la compañía, también se evita la emisión a la atmósfera de lo que vendrían a ser 40 globos llenos de CO2.
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