«La ciencia ficción de hoy será la ciencia real del mañana». Esta es una frase común entre los debates, quizá demasiado artísticos, sobre tecnologías del futuro. Alimentemos eso con un poco de CGI y la suficiente verosimilitud y ya lo tenemos: no hay sueño que se resista a la realidad.
Pero conviene pisar con pies de plomo: el futuro no se disfraza de moralinas, no plantea debates llanos o efervescencias luminosas; en lo tecnológico se manifiesta con cierta torpeza y mayor lentitud de lo que algunos profetas aseguran. Otras veces, cualquier aproximación aritmética queda arrasada por realidades que nadie esperaba: tasas de natalidad congeladas, escasez enfrentada mediante cereales que sobreviven a heladas o periodos de sequía de años.
EDIFICACIONES INTELIGENTES PARA FUTUROS MÁS EFICIENTES
Se estima que el 70% de todos los habitantes del planeta —en 2025, unos 9.000 millones— vivirá en núcleos urbanos, en ciudades con esquemas urbanísticos reconstruidos desde cero. No hace falta, de hecho, esperar hasta 2025 para conocer la realidad de algunas edificaciones, como ‘The Edge’, parte de lo que entendemos como smart buildings, gracias a sus 30.000 sensores y calificado como el edificio de mayor sostenibilidad del planeta, un 98,4%.
Los principales megaproyectos apuntan a 2025 como eje central, bien por ser la meta final o el punto determinante donde confluirán cambios determinantes —la Belt and Road Initiative apuesta por 2049 como fecha final, pero esperan haber alcanzado la madurez del proyecto en 2025—. La conclusión, en cualquier caso, es idéntica: ya es hora de erigir ciudades enteras sostenibles y eficientes, donde la propia alimentación —mediante huertos urbanos que reduzcan los tiempos de abastecimiento y distribución— se produzca en el núcleo de estas.
CONECTADOS EN CUALQUIER PARTE
Ya no hablamos del “Internet de las Cosas”, sino del IoE (Internet of Everywhere), de una nueva economía donde convivan más de 100.000 billones de dispositivos conectados —hacia 2025—, donde nuestro hogar sea una extensión de nuestro propio smartphone, si no hemos erradicado antes el móvil, sustituido con implantes, y donde el 10% de la población mundial cuente con algún tipo de prenda de vestir comunicada con Internet, incluyendo gafas graduadas.
MATAR A LA MUERTE
Vivir eternamente ha sido alimento no solo de ciencia ficción: el mito vampírico galopa entre la literatura de terror. Hasta podríamos remontarnos hasta las ‘Historias’ de Heródoto, datadas del siglo IV antes de Cristo, para encontrar una «fuente de la juventud», respuesta a la prolongada longevidad de los etíopes.
En ‘Cuando ya no esté’, Iñaki Gabilondo entrevista a José Luis Cordeiro, profesor fundador de la Singularity University. En un encuentro no exento de polémica, se mencionaron las investigaciones más actuales sobre envejecimiento celular, que estudian las células cancerígenas que siguen creciendo de manera autónoma tras la muerte del propio paciente.
Sumado a las células HeLa, usadas para crear tejidos e incluso órganos completos, más el control y conocimiento cada vez mayor de nuestro ADN, se estima que en un futuro próximo podremos congelar la muerte, realizando análisis y diagnóstico completo del cuerpo, detectando enfermedades antes de necesitar curarlas y deteniendo la vejez en el punto —marco temporal— que nos apetezca.
ENERGÍA SOLAR PARA TODO(S)
Quienes se han criado en La Mancha no pueden dudar de esta aseveración: con un favorable mapa de radiación solar —y una media de casi 14 horas de luz solar efectiva— y mesetas donde el viento apremia, lo de la energía solar es una poderosa realidad. Y no porque empresas como Nike o Apple aseguren que sus próximas producciones se alimentarán 100% con energía solar, sino por su bajo coste.
Las estimaciones del año pasado situaban, para 2025, el kWh de energía producida por luz solar a un céntimo de euro. Fortune fue más allá, asegurando que en 2040 el precio internacional alcanzaría tres centavos de dólar. Y las baterías de almacenamiento son cada día más económicas. Conclusión: apostar por la energía solar es, a medio plazo, el ejercicio más coherente en términos económicos. Y rentable.
ASISTENCIA SANITARIA PERSONALIZADA
Existen decenas de representaciones sobre escenarios futuros en materia de salud. Pero donde coinciden todas ellas es en la personalización. Recolectando datos de la vida cotidiana del paciente, mediante el monitoreo biométrico con wearables, sumado a nuestro archivo de ADN, se obtendrían rápidas bases de datos para consulta, sin necesidad de los actuales chequeos. Incluso una simple muestra de aliento servirá para detectar enfermedades.
Una automatización que liberará tanto a los dispositivos de consulta como a los especialistas. La secuenciación genómica a gran escala ayudará a conocer causas y patologías de cada paciente. Gracias a ello podremos sintetizar y aislar los genes más “problemáticos”. A partir de células madre, cada uno de nosotros será capaz de regenerar un corazón, pulmón o riñón para cuando lo necesite, eliminando la necesidad de donantes.
CONQUISTANDO MARTE EN CLASE TURISTA
Como es evidente, Elon Musk y su equipo SpaceX cuentan con un lugar privilegiado en estas líneas. El magnate y fundador de Hyperloop o Tesla —con quien promete fabricar un millón de vehículos para 2020— ha repetido por activa y pasiva que la colonización de Marte empezaría de forma efectiva con un futurible viaje lanzado en 2024, para aterrizar en 2025, tras un encuentro orbital que solo se produce cada 26 meses.
Los visitantes viajarían en cohetes con un coste entre 35 y 38 millones de dólares y pasarían el resto de sus días en una colonia temporal situada en el planeta rojo. Por supuesto, antes hay que acondicionar la zona de aterrizaje. Para esto pretenden usar sus cohetes reutilizables —los cuales actualmente sirven para realizar entregas en la Estación Espacial internacional— y enviar especialistas y el equipamiento necesario.
INTELIGENCIAS ARTIFICIALES CORRIGIENDO EL PASADO
Statista apunta a que el valor del mercado de la Inteligencia Artificial alcanzará los 36.800 millones de dólares en 2025. En 2020, el 85% de las interacciones con clientes se llevará a cambio mediante IA. Y éstas serán responsables de un incremento en la productividad de los negocios de hasta un 40%.
En este escenario tienen mucho que decir IBM y Google: Watson dejó de ser una IA centralizada en una máquina a convertirse en una de tantas capas sobre un cloud service de consulta. Google presentó, entro otras muchas iniciativas, la red neuronal convolucional Charles, la cual se enseña a sí misma a conducir usando el motor de Grand Theft Auto V, analizando imágenes y píxeles para detectar patrones.
UNA NUEVA ECONOMÍA
Ha sido tildada de «cuarta revolución industrial»: nuevas criptomonedas basadas en las cadenas de bloques impulsarán nuevas redes industriales —en la actualidad, más de 200 empresas utilizan este sistema económico—.
Sumemos a esto la impresión 3D, que apenas vio su amanecer hace un lustro y en un futuro permitiría una personalización masiva, una miniaturización drástica y una reducción en los tiempos de producción y coste en las cadenas de suministro, impactando en la economía social y replanteando la forma en que vivimos. Un mundo donde lo físico, digital y biológico confluyen en los distintos ámbitos y disciplinas comerciales.
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