Autobús, bus, ruta, autocar o guagua son los nombres más populares del transporte público urbano e interurbano por excelencia. Con trayectos fijos, desplazan por vías urbanas desde 10 y hasta 120 pasajeros. Pero -al igual que ocurre con otros medios de transporte- tienen que renovarse para sobrevivir a la revolución digital, convertirse en una pieza clave de las smart cities (ciudades inteligentes). Por ello, aunque sean más recurrentes las informaciones sobre coches autónomos, los autobuses también están labrando su futuro tecnológico. Comienzan los primeros pilotos con autobuses autónomos e incluso otros que no han llegado a triunfar como los buses elevados.
El autobús es un medio de transporte con encanto, que nos permite sentir el ritmo de cada ciudad, observar a sus viandantes y a aquellos que resoplan en los atascos. Ese vehículo colectivo que a día de hoy ofrece conexión a internet y cómodos asientos, pero que nos devuelve a una realidad analógica durante cada parada en un área de servicio.
así se pusieron en marcha los buses
Por ello, antes de elucubrar sobre el futuro del autobús, merece la pena retroceder en el tiempo y conocer sus orígenes. Todo empezó en Nantes (Francia) en 1826, cuando a un propietario de baños públicos llamado Stanislav Braudy, se le ocurrió facilitar el acceso de los clientes a sus instalaciones, muy alejadas del centro de la ciudad. Así, desarrolló un servicio de transporte que conectaba la región central del municipio con los baños públicos.
Dos años después, se creó la primera compañía de autobuses en París por el propio Braudy que abandonó su negocio para dedicarse al transporte público, fundando la compañía Enterprise Générale des Omnibus. Ya en 1929, se inauguraban en Londres y Nueva York los primeros servicios de transporte público. Aunque en aquellos años, los autobuses poco tenían que ver con los que tomamos cada mañana para ir a la oficina. Estaban constituidos movilizadas por caballos y hasta 1895 no empezó a circular el primer autobús motorizado, desarrollado por el alemán Karl Benz.
primeros autobuses autónomos
Como ya publicamos en nobbot, los ciudadanos de Donostia-San Sebastián vieron circular por su ciudad un pequeño autobús sin conductor EasyMile EZ10 y dos lanzaderas autónomas Robucity durante la celebración de la conferencia de clausura del proyecto europeo CityMobil2 de 2016. Detrás de ambas iniciativas están el fabricante galo de automóviles Ligier y a la firma especializada en robótica, Robosoft, unidos en la joint venture EasyMile para desarrollar sus proyectos de transporte de pasajeros autoconducido para smart cities y que ahora llevarán la experiencia a Helsinki poniendo en circulación en sus calles otros dos autobuses autónomos hasta septiembre.
Además, esta misma semana se hizo público que Apple está desarrollando una lanzadera autónoma que trasladará a sus empleados entre las distintas oficinas de Silicon Valley, según pudimos leer en Expansión. En este proyecto, que todavía no ha entrado en la fase de producción, se prevé que participen Apple y un fabricante tradicional de vehículos para desarrolla juntos un microbús que facilite el desplazamiento de los empleados del gigante tecnológico por el campus empresarial Apple Park y el resto de oficinas de Cupertino y Sunnyvale.
Otra ciudad que se va a quedar sin conductores de autobús a los que preguntar en qué parada debemos bajarnos es Berlín. El próximo año un minibús eléctrico de conducción autónoma creado por la compañía Navya empezará a recorrer la capital alemana. De hecho, la empresa de transporte público BVG inaugurará en 2018 dos líneas de autobuses autónomos en el marco de un programa piloto, lo que puede suponer un primer paso para un verdadero cambio en el transporte público de Berlín.
protagonistas de las smart cities
Desde 2008, cuando el WiFi gratuito llegaba a los autobuses, han evolucionado muchas cosas y cada vez es más frecuente los medios de transporte público dispongan diversas e innovadoras tecnologías. Mejores conexiones a internet, pantallas individuales con información y contenido digital, marquesinas inteligentes que te ofrecen los datos de cuándo llegará nuestro próximo bus… Sin embargo, este medio de transporte colectivo puede ir más allá y tomar un papel protagonista en el desarrollo de las smart cities. De hecho, la EMT Málaga y Orange lanzaron este año un sistema de videovigilancia y telemetría, para aumentar la seguridad del viajero a bordo de los autobuses, al mismo tiempo que se incrementa la sostenibilidad del transporte urbano. El servicio de videovigilancia permite almacenar las imágenes capturadas por las cámaras de los autobuses, ayudando a esclarecer las incidencias que puedan ocurrir durante los trayectos.
No obstante, los medios de transporte urbanos pueden recopilar datos para otros muchos usos como, por ejemplo, hacer un seguimiento de la presencia del polen en todos los rincones de una ciudad, un proyecto en el que está inmerso el Ayuntamiento de Madrid a través de los autobuses de la EMT (Empresa Municipal de Transporte).
Los autobuses elevados que no triunfaron
A pesar de las grandes oportunidades en las que los autobuses están trabajando para un futuro con un transporte más seguro, eficaz y al servicio de las ciudades inteligentes, también encontramos otros proyectos ambiciosos que en su momento se anunciaron a bombo y platillo pero que, finalmente, no han triunfado. Uno de ellos es el TEB-1, un autobús elevado que prometía permitir el paso de vehículos bajo la cabina de pasajeros, evitando así los atascos y mejorando a fluencia del tráfico. Su primera prueba se llevó a cabo el verano pasado en la ciudad china de Qinhuangdao.
Sin embargo, el también llamado Straddling Bus lleva abandonado desde entonces debido a que habría ocasionado más tráfico del habitual, cuestión que pretendía solucionar. El principal problema parece ser que el carril está construido sobre una de las carreteras más transitadas de la ciudad, por lo que generaría un atasco terrible. Por ello, desde su inauguración, no se ha vuelto a poner en marcha.
Imagen destacada: Wikimedia Commons.
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