Está ‘RoboCop’, que era un policía al servicio de la ley, está ‘Terminator’, que buscaba a Sarah Connor, está incluso el Inspector Gadget, tan despistado como genial… Y está la vida real, que ya cuenta con algún cyborg que anotar en su lista de logros fascinantes, como Neil Harbisson, un hombre con una historia muy loca.
El primer cYborg
Porque sí, aunque esta palabra nos parezca muy de ciencia ficción, lo cierto es que tendremos que ir acostumbrándonos a los cambios que la tecnología está produciendo no sólo en la vida de las personas, sino en la esencia mismas de esas personas. En 2004, este británico criado en Mataró tenía problemas con su pasaporte. El gobierno de su país no permitía que en la foto del mismo saliera con ningún dispositivo tecnológico. Y es que Harbisson tenía una antena implantada en su cabeza. Les explicó que no llevaba la antena, sino que ésta formaba parte de su cuerpo, de su ser. Cuando las autoridades británicas aceptaron esa foto, Neil Harbisson pasó a ser considerado el primer cyborg de la historia reconocido de forma oficial.
Neil Harbisson nació con una enfermedad congénita, llamada acromatopsia que le impide ver los colores y sólo le permite observar la vida en blanco y negro. Pero esto, lejos de limitarle y condicionarle, le dio alas para desarrollar un trabajo artístico distinto, en las facetas musicales, pictóricas o incluso gastronómicas (las desarrolladas en el Celler de Can Roca). Una forma de expresión artística única, pues sólo él es capaz de percibir la realidad tal y como lo hace. Y todo gracias a la implantación del eyeborg.
El desarrollo del eyeborg
En 2003, Habisson asistía a una conferencia en el Dartington College of Arts que cambiaría su vida para siempre. Allí, Adam Montandon, por entonces un estudiante, hablaba sobre cibernética. Su charla inspiró a Harbisson quien, al final de la velada, se reunió con él. Quería que desarrollaran juntos un nuevo proyecto. Se trataría de un sensor capaz de convertir las frecuencias de color en frecuencias de sonido. Montandon aceptó la propuesta y así nació ‘Bridging the Island of the Colourblind‘, el proyecto que desarrollaría el eyeborg implantado en Harbisson y que en 2004 ganaría el primer premio europeo en Content Tools and Interface Design.
Para entendernos, se trata de una «antena» que sale del hueso occipital de Harbisson, pues está osteointegrada en su cráneo. El eyeborg es capaz de transformar las señales del espectro de luz en sonidos que sí pueden ser captados por el cerebro de Harbisson. Así, podría decirse que «oye los colores». Pero eso no es todo, porque el eyeborg le ha permitido desarrollar otras capacidades. No sólo los colores visibles del espectro, sino también los infrarrojos o los ultravioletas son captados por el artista.
Además, tiene conexión a Internet con la que puede recibir colores, imágenes o vídeos de cualquier parte del mundo, pero también de fuera de la Tierra. Así como llamadas telefónicas que pasan directamente a su cerebro. Algunos de los científicos que trabajaron para hacer posible la tecnología del eyeborg fueron Peter Kese, que añadió niveles de volumen proporcionales al nivel de saturación de los colores; o Matias Lizana que consiguió convertir el sensor en un chip mucho más pequeño, que finalmente fue integrado en la cabeza de Harbisson. Esta decisión no estuvo exenta de polémica precisamente, pues un comité de bioética rechazó que se hiciera el implante del eyeborg, por lo que la operación se llevó a cabo por doctores anónimos.
Fundación Cyborg
En 2011, Harbissón creaba en Mataró la Cyborg Foundation junto a su compañera Moon Ribas. Se trata de otra activista cyborg que, en este caso, lleva implantado en su brazo un sensor sísmico que detecta los terremotos que se producen en todo el planeta. El propósito de la fundación es concienciar sobre la cultura de la biotecnología y ayudar a otras personas que quieran convertirse en cyborg. Está muy interesada en defender los derechos de los cyborgs, para lo que cuenta con abogados que trabajan en los diferentes casos. Harbisson aboga por la libertad de cada individuo para poder decidir qué y cómo ser, escoger si desea tener un implante tecnológico y que éste no sea un añadido, sino una parte de su ser.
Todo ello tiene mucho que ver con un concepto del que cada vez oiremos hablar más. Se trata del transhumanismo. Es una corriente filosófica y científica que aboga por la transformación del ser humano a través de la tecnología, y todo ello para mejorar sus capacidades físicas y mentales. Ni qué decir tiene que este campo genera muchísima controversia y no son pocos los debates sobre los peligros y beneficios del transhumanismo. El biólogo Julian Huxley está considerado como uno de los principales fundadores de esta línea de pensamiento, y el creador del concepto en un artículo de 1957. «La especie humana puede, si lo desea, trascenderse a sí misma. Y no sólo de forma esporádica, un individuo aquí de una manera, un individuo de otra manera, sino en su totalidad, como humanidad», explicaba Huxley.
De hito en hito
La vida de Harbisson nos hace circular por diferentes hitos que nos resultan sorprendentes y que nos hablan de las enormes posibilidades que la ciencia y la tecnología pueden plantear en la vida de las personas. Uno de esos momentos especiales se dio cuando Al Jazeera emitió en directo para todos sus espectadores la transmisión de un imagen que llegaba a la cabeza de Harbisson, una imagen del modelo Isaac Dean desde Nueva York.
Pero las cosas no se detienen ahí, claro está. Y Harbisson tiene nuevos retos y deseos que ver cumplidos. Ya está preparando su siguiente salto mortal, en este caso, un nuevo órgano que le ayude a ser consciente del paso del tiempo. Hace un par de meses, el propio Harbisson explicaba la próxima operación a la que quiere someterse. Se trata de un órgano que le permite percibir cómo transcurre el tiempo. Se instalará entre la piel y el hueso y «dará vueltas» en su cabeza. Una vuelta completa serán 24 horas. Por lo que podrá saber la hora del día según el punto de calor que tenga en su cabeza. De hecho, ya tiene al equipo médico que realizará la operación, que será en Barcelona. Pero, de nuevo, todo permanecerá en el más absoluto secreto, para que ninguno de esos doctores pueda sufrir consecuencias negativas por esta acción.
Cyborg y transhumanismo, dos conceptos que, a día de hoy, todavía nos resultan muy llamativos pero que, en muy poco tiempo (cada vez menos), formarán parte de la experiencia cotidiana de los humanos.
En Nobbot | Cuando el universo piense por sí mismo