Los que nos dedicamos a la comunicación necesitamos estar constantemente actualizados. Las herramientas con las que trabajamos cambian constantemente modificando el modo en el que nos relacionamos. La vorágine en la que nos vemos sumergidos hace necesarios los estudios de tendencias sobre contenidos que intentan anticipar nuevos modelos de comunicación basados en tecnologías emergentes. Hay muchos y muy buenos. Sin embargo, en La Propagadora descubrimos que necesitábamos más para mejorar, que nos faltaba algo, y nos pusimos manos a la obra.
Es importante saber si el futuro pasa por el vídeo, las redes sociales, las conversaciones o un nuevo software revolucionario aún desconocido, pero tiene tanta o más relevancia, si cabe, conocer qué temas interesarán en el medio y el largo plazo, saber cómo evolucionarán los valores de la sociedad, los filtros que usamos para percibir la realidad. Porque nuestro trabajo, al final, se basa en las percepciones.
Somos una consultora pequeña, así que necesitábamos compañía, aplicar nuestro propio método de trabajo en red para intentar aproximarnos a un modelo capaz de adelantar la evolución del modo de ver el mundo que tendremos todos. Para eso sumamos fuerzas con SEIM (investigación de mercados), Indizen (big data) y Philumen (consultoría estratégica en innovación y escenarios de futuro) y preparamos el reto.
contenidos y pensamiento a largo plazo
En primer lugar queríamos forzar el pensamiento a largo plazo, algo que las cuentas de resultados tienden a eliminar de nuestro día a día. Además, buscábamos cambios de valores, corrientes de fondo que no siempre afloran a una superficie en la que todos nos presentamos ante los demás como los más altos y los más guapos. Teníamos muchas preguntas y buscábamos respuestas.
Para eso combinamos tres elementos: entrevistas con una selección de personas con autoridad en su campo de acción (empresa, comunicación, arte, política, etc.), análisis de datos sobre conversaciones y publicaciones en internet y análisis proyectivo de escenarios de futuro.
El resultado, resumido en el informe, es que vivimos una época dominada por el miedo y la incertidumbre. Es cierto que el pensamiento positivo inunda la literatura empresarial, pero quizá tan sólo sea una reacción, un modo de superar un momento de inseguridad. Cuando miramos la realidad al microscopio, no encontramos una sensación de euforia. No sabemos qué va a pasar mañana y eso nos inquieta. No es grave mientras seamos conscientes de ello.
De ese miedo nacen algunos de los valores negativos que ahora mismo están configurando nuestro entorno, como la desconfianza en las instituciones, la xenofobia, la intolerancia, la sumisión o la desilusión. Hay quien conociéndolos es capaz de utilizarlos a su favor, y creemos que es posible darles la vuelta para salir del lado oscuro y afrontar el largo plazo con unos valores diferentes.
En el informe, adelantamos el modo de afrontar los próximos años partiendo de dos vías, una conservadora y otra rupturista. Cada una de ellas se apoyará en unos valores para seguir evolucionando, y ahí es donde está la clave para descubrir qué contenidos y qué mensajes querremos escuchar en los próximos años en lo económico, lo social y lo político.
seguridad frente a la incertidumbre
Cabe pensar, en la situación actual, que pueden conectar mejor con el público aquellos mensajes que ofrecen refugio, seguridad, hitos estables en plena incertidumbre. Todo ello en un tono cercano y personal. Se trata de recuperar la confianza perdida y ofrecer referencias fijas contra el miedo y la incertidumbre. El mismo razonamiento aplica también a productos y servicios.
Resumir la complejidad de lo aprendido y sus posibles aplicaciones en un texto como este no es posible, a veces hay que utilizar miles de caracteres para dar forma a las ideas, así que os remitimos al informe completo. Tampoco esperéis muchas respuestas, pero sí el modo de hacer las preguntas adecuadas. Ahora que disponemos de acceso a grandes cantidades de datos, no es complicado encontrar soluciones.
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