¿Qué diferencia a la ficción de la realidad, el simulacro de lo vivido? No hace falta remontarse a los sueños del hombre-fiera Segismundo en la obra de Calderón: la ficción cada vez se aproxima más a las texturas intangibles de la realidad, a esos matices que hacen flotar el valle de la incredulidad.
Si hablamos de NBA, la liga de baloncesto por antonomasia, su émulo en la ficción está claro: NBA 2K se ha convertido en una saga capital ya no sólo dentro de la industria videolúdica, sino como referente para hablar del deporte. Esta saga entiende como ninguna que, en el basket, todo suma. Y es la suma de sus partes, espectáculo, cotidianeidad y pompa mediática, lo que convierte el noble arte de encestar la bola en una alquimia mucho más elaborada.
Visual Concepts es una desarrolladora de Novato, California, una firma veterana de la industria que lleva trabajando desde finales de los 80. De hecho, se puede decir que han definido la forma de entender este deporte dentro de una consola.
¡DAME MÁS NÚMEROS!
La NBA registra estadísticas desde 1943. Desde entonces contamos con un archivo de triples efectivos, sabemos la cantidad de rebotes de cada jugador, podemos intuir cuando un rookie tiene madera de estrella y cuando un escolta está en sus horas más bajas: esta cadena de datos ha devorado a la propia industria y ha convertido la NBA en el deporte de las cifras.
A esto hay que sumar tecnologías como el Instant Replay, implantado en la temporada 2014/15. Cámaras con zooms de alto rendimiento calculan la trayectoria de la pelota y rastrean las posibles variaciones físicas: telemetría en tiempo real. Se analiza el tiempo de cobertura, de defensa, se estima incluso si alguien se caerá antes de caerse, analizando masa por velocidad. Y esa caída, podemos estar seguros, será vista por los 94 monitores HD que archivan el partido.
Más aún, la tecnología SportVU demuestra la verdadera importancia del Big Data dentro del basket. Ya no se generan estadísticas de efectividad de tiro: se analiza la posesión del balón, velocidad de jugada, distancia recorrida, separación entre jugadores… un extenso glosario de números que pasan por las manos de STATS.
¿Y por qué contamos todo esto? El videojuego de Visual Concepts se lucra de todo esto hasta el nivel de compartir base de datos: cuando un jugador realiza un movimiento arriesgado porque está cansado, existe un precedente de movimientos arriesgados sobre la ficha de ese jugador. Por supuesto, siempre existe un porcentaje de aleatoriedad, de improvisación. Datos reales para situaciones realistas. Y lo del realismo ha sido llevado a su paroxismo lúdico.
¿ES DEPORTE ESO QUE HACEMOS CON EL MANDO?
Abordemos, por ejemplo, la tecnología de tiro. NBA 2K17 contaba con un estilo de tiro algo más temperamental y anárquico que 2K16. Era la forma de decirnos que la vida no es tan esquemática como llenar una barra de estamina y soltar en el momento preciso. NBA 2K18 ha ido más allá en su enfoque hacia la caótica perfección, eliminando directamente la barra de tiro y colocando un pequeño indicador en la parte superior de la pantalla. Si como jugador estabas acostumbrado a «observar», te sentirás decepcionado.
La meta actual es que el tiro perfecto se busque dentro de la cancha, no dentro de un gráfico virtual. Homogeneizar y abrazar la fisicidad del deporte. Para lograr el tiro perfecto, ahora necesitamos una buena cobertura, un buen timing en el tiro, liberarnos de los defensas en el momento preciso, etcétera. Y todo ello recompensando con una pequeña ayuda: el mando vibra cuando estamos bajo ese momento propicio de tiro.
¿En qué redunda este cambio? En que nosotros, como jugadores, empezamos ignorando la barra por no andar mirando y nos centramos en sentir esa vibración. Una experiencia sinestésica, casi zen, que nos invita más a pensar con el resto de sentido y dedicar la vista a lo que sucede dentro de la cancha. Jugar al baloncesto nunca antes había sido tan «humano».
Esto afecta, en último lugar, a cómo manejamos y recuperamos la bola, a cómo evitamos defensores y regateamos jugadas imposibles entre dos gigantescas columnas de carne sudorosa. Estudiando movimientos de profesionales reales se ha logrado replicar este contacto: el rebote, la lucha en los robos o el propio contacto con el brazo o la pierna del jugador. Un motor de colisiones, por cierto, que fue puesto en marcha durante la anterior entrega.
POSICIONAMIENTO DEFENSIVO
El baloncesto es un deporte amado entre los físicos. El efecto Magnus se da la mano con otros principios físicos que se remontan a postulados de Galileo. Otra de las tecnologías que convierten a NBA 2K18 en un flujo constante es su nuevo sistema de posicionamiento de jugadores; herencia, como decíamos al comienzo, de recabar y filtrar los datos de cada partido. Esto afecta especialmente en los defensas, en su forma de moverse y adaptarse a los distintos sistemas de juego.
Y es que la relación entre 2K y la propia NBA es tan íntima que concede “metabromas” a uno y otro lado del mundo real. ¿No sería el mayor logro para un jugador profesional salir en la portada de este juego? Excepto cuando suceden casos reales que superan toda lógica predictiva, NBA 2K18 ya es capaz de traducir dentro lo que sucede fuera de la cancha.
REPLICANDO EL ROSTRO: FACE-SCANNING
El face-scanning es una tecnología desarrollada por Visual Concepts que escanea nuestro rostro mediante fotodetección. Sobre una malla tridimensional con hasta 15.000 puntos de referencia, el software analiza entre 10 y 15 fotografías y, basándose en el ángulo e iluminación de las imágenes, triangula una posición para cada punto, distinto en cada persona.
De esta forma, el juego logra, con mayor o menor fortuna, emular la topografía de nuestra cara —las fotos deben cubrir hasta un ángulo de 60°—. Así, el personaje que controlamos no deja de ser una versión digitalizada de nosotros mismo. La meta final de todo simulador: darnos la oportunidad a cualquiera de ser la próxima estrella de toda la federación, ascender desde el patrocinio universitario hasta ajustarse el anillo del campeón.
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Imágenes | Pixabay, 2K Sports