Como cada otoño desde hace 18 ediciones (más las temporadas VIP, más los reencuentros, etc.), la casa de ‘Gran Hermano’ ha abierto sus puertas para el público. Hablamos del primer programa de telerrealidad que hubo en nuestro país, un referente que ha influido sobremanera en el diseño de programación de la televisión nacional y que es uno de los espacios enseña de Telecinco. Pero durante los últimos tiempos catódicos está viviendo una situación muy particular que le está poniendo contra a las cuerdas. Internet y los fans son su nuevo reto.
La audiencia social
La era digital está cambiando nuestras vidas en todos los aspectos. También en la forma en que vemos la televisión. La audiencia social es la audiencia que vive en la red. Cuando se emite un programa, muchos espectadores lo comentan a través de plataformas con Twitter. Sobre todo, es muy divertido hacerlo con los formatos de telerrealidad. Hashtags, capturas de vídeos, memes… por algo es un contenido pensado para ser viral.
Esa audiencia social se ha vuelto más y más importante para los programas. No son pocos los espacios que animan a los espectadores a hablar en redes sociales de aquello que se está emitiendo. Esta práctica cumple con muchos de los beneficios que caracterizan a la nueva economía. Hay una conexión íntima con la marca, a la que se puede interpelar de tú a tú. Hay una inmediatez en esa relación, una reacción causa-efecto. El espectador se sitúa más que nunca en el centro: consumer-centric, una de las palabras favoritas de los marketeros.
‘Gran Hermano’ 24×7
2010 es el año clave. Telecinco decide subirse con todo al tren de la modernidad y comenzar a emitir «la vida en directo» de manera online. Con la posibilidad de que los espectadores pudieran ver lo que sucedía en la casa las 24 horas del día. Fue una gran revolución. Ya en la anterior edición, las últimas semanas se habían podido ver de manera continuada en un canal de televisión, pero ahora se pasaba a Internet. No importaba que fuera a las nueve de la mañana o a las tres de la madrugada, domingo, festivo o día laboral. En cualquier momento, un fan podía conectar con la web de Telecinco y sentirse acompañado por los habitantes de ‘Gran Hermano’.
Y, por supuesto, comentar después con otros fans las vicisitudes de esa emisión 24 horas. Twitter se convirtió en un punto de encuentro mágico en el que los espectadores se amaban y peleaban por defender a sus concursantes favoritos. La emoción no descansaba en ningún momento y «ver el 24 horas» se transformó en una actividad lúdica de primer orden para muchos seguidores.
‘Gran Hermano’ dio el poder a los fans y estos lo tomaron con gusto. Pero empezaron a poner en jaque al programa ante situaciones que consideraban injustas
Para el programa, las consecuencias fueron estupendas. Se creó una comunidad fuerte en la red, que seguía el formato casi minuto a minuto, que realizaba (de manera gratuita y apasionada) una poderosa campaña de publicidad como ninguna empresa lo puede hacer. Eran los propios seguidores, la gente de a pie, los que aupaban el concurso. El boca-oreja funcionaba.
Y las audiencias respondían de maravilla. La edición de 2011, la 13 o, como le gustaba decir a la ex presentadora, Mercedes Milá, 12+1, es una de las temporadas más celebradas, recordada con muchísimo cariño por parte de los espectadores. Porque tuvo muy buen cásting y porque los espectadores podían compartir con los participantes cada vicisitud del día a día. Su éxito llevó a Telecinco a prolongar el encierro en la casa. Ha sido la edición más larga, con 25 galas. La final sumó cuatro millones de espectadores, y un share del 28,2%, seis puntos más que lo conseguido por la anterior edición.
Fue una época dorada. Surgían blogs que hablaban del programa, se estableció un minutado en el que unos redactores iban comentando todo lo que pasaba en la casa…
Una comunidad (demasiado) fuerte
Todo parecía ser maravilloso. El programa había conseguido conectar más que nunca con el público y éste, agradecido, era el primer abanderado de ‘Gran Hermano’. «People have the power«, dice la canción, un poder que no siempre puede ser controlado por quien lo usó en primer lugar.
Porque la gente que se conocía en Twitter, que comentaba y charlaba cada día, no bajaba el telón cuando terminaba ‘Gran Hermano’. Ellos habían formado una comunidad fuerte. Comenzaron compartiendo experiencias televisivas y se convirtieron en amigos. En gente que está en permanente comunicación durante todo el año.
Pronto llegaron los problemas. Quizá fuera en ‘Gran Hermano 15’ cuando se dinamitara la situación. Telecinco ofrecía, como siempre, sus galas de ‘Gran Hermano’ los jueves por la noche, en las que emitía un resumen de lo que había pasado durante la semana. Pero la audiencia social, esa comunidad que antaño había sido su mejor aliada, empezó a acusar a la cadena de manipulación. Argumentaban que esos resúmenes no plasmaban la realidad de lo que sucedía en el 24 horas, que ellos habían seguido al dedillo. Y que se editaban para favorecer a unos concursantes por encima de otros. Tergiversando las situaciones, sacando conversaciones de contexto o, directamente, no emitiendo contenido relevante que todos habían visto de forma online.
Los fans se tiraban de los pelos, indignados ante esta actitud. ¿La acusación? ‘Gran Hermano’ engañaba a los espectadores, no emitiendo la realidad de lo que sucedía en la casa. Incluso se hizo una distinción entre seguidores. Estaban los que veían el programa las 24 horas y los «galeros», aquellos que sólo veían las galas y estaban a merced de lo que la productora quisiera contarles sobre lo que pasaba.
Estalla la guerra
La situación de tensión entre fans y programa no hizo sino crecer. Todos sabemos cómo se puede crispar un tema en redes sociales y cuando nos referimos a un programa de televisión la cosa no es menor. Las acusaciones de manipulación se convirtieron en una constante. Los fans se encargaban de hacer capturas de vídeo de los momentos que el espacio no emitía, y hacerlos correr por la red para que cualquier internauta pudiera verlo.
Así, llegamos a las últimas ediciones, en las que se vivieron momentos surrealistas como la victoria de un nominado sobre otro «por tres llamadas». La audiencia social estalló. ‘Gran Hermano’ había dado el poder a los fans y éstos lo habían tomado con mucho gusto. Pero ahora ponían en jaque al programa ante situaciones que consideraban injustas.
¿La solución? Alguien debió pensar que lo mejor para evitar el problema y que la productora volviera a tomar el control de lo que sucedía en la casa era eliminar el 24 horas. Así empezó la edición número 18 de ‘Gran Hermano’, la de este año, uno de los arranques más catastróficos que se recuerda. El enfado de los fans por quitarles su herramienta favorita alcanzó proporciones bíblicas. Si antes se hablaba de manipulación, ahora los calificativos subían de tono hasta la estratosfera.
¿Boicot? Lo que queremos ver los fans es Gran Hermano, y este año no lo están emitiendo https://t.co/MNjuAnpVzi
— Srta. (@BeliRaySP) 26 de septiembre de 2017
Los fans de ‘Gran Hermano’ no pensaron en quedarse parados ni un momento. Las acciones de boicot al espacio no tardaron en llegar, desde concentraciones delante de la cadena a pasar a ver de forma online la edición italiana o volver a colgar la edición 12+1 los jueves por la noche. Imaginación no les falta, desde luego.
Quizá no haya sido sólo por eso. Quizá también tenga que ver un cambio de presentador que no ha gustado a casi nadie, un hartazgo de los espectadores después de tantos años… Lo cierto es que la edición 18 que está en emisión está cosechando las peores audiencias de su historia. Hasta el punto de que Telecinco ha tenido que prescindir de algunos de los espacios de prime time en los que lo emitía (en la época de las vacas gordas, llegó a tener hasta tres prime times semanales). La audiencia siguió bajando más y más, el boicot en redes no decaía…
Así, Telecinco se ha visto obligado a tomar una decisión histórica que nos habla y mucho de cuál puede ser el futuro de la televisión y de cómo los espectadores, con su voz resonando bien fuerte en Internet, han tomado el control. Ha recuperado esa emisión 24 horas online que tanto demandaban los seguidores. ¿Las consecuencias? En la primera gala después de este movimiento, la audiencia subió por primera vez en toda la edición. Buenas noticias sí, pero ¿será esto suficiente para reflotar el espacio?
Imagen | Telecinco
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