Crear un satélite con las dimensiones de una lata de refresco. Éste era el reto de un concurso internacional de la Agencia Espacial Europea. Seis estudiantes de primer curso de Bachillerato y uno de 3º de eso de un instituto madrileño de Las Rozas, tutelados por un profesor, crearon el proyecto ganador: la Burgoneta.
El viaje no ha sido fácil, pero estos estudiantes aseguran que ha merecido la pena, incluso aunque no hubieran alcanzado la victoria en la fase final. El concurso lleva años celebrándose en Europa e, incluso, a nivel internacional.
El concepto nació en 1988 en un coloquio que se celebró en Hawaii donde participaron tanto estudiantes como docentes de Estados Unidos y Japón. Fue Robert Twiggs quien propuso la idea inicial de lo que luego serian los nanosatelites.
El Cansat es un proyecto donde estudiantes crean, en cooperación con la Agencia Espacial Europea, un satélite de dimensiones de una lata tradicional y con un presupuesto que no puede superar los 500 euros.
Pero, además del precio, había otra imposición: el satélite debía pesar entre 300 y 350 gramos (excluyendo el parapente). Esto, junto al hecho de que el volumen de todas las piezas no debía exceder el de la lata (115 mm Altura y 66 mm de diámetro de base), obliga a los equipos a elegir cuidadosamente los componentes elegidos para construir el minisatélite. Finalmente, el satélite contaba con giróscopo, brújula y GPS, además de dos ordenadores en su interior, con un peso de 327 gramos.
Según cuentan los integrantes del grupo, algunas piezas esenciales en el desarrollo de esta Burgoneta podían costar mucho más de lo que esperaban, por lo que optaron por otras ideas. El precio final fue de 253,19 euros.
Desde Las Rozas hasta el espacio
El equipo ganador de este concurso europeo estudia en el IES El Burgo- Ignacio Echevarría de Las Rozas, en Madrid. Este centro ya se había presentado en ocasiones anteriores a este concurso, pero nunca habían llegado hasta la fase final del proyecto.
La lata fue lanzada con un globo y descendía gracias a la ayuda de un paracaídas. En ese descenso, el Cansat ha recogido información que se utilizará para diferentes objetivos y misiones.
De hecho, el concurso de Cansat que han ganado estos estudiantes consistía, en realidad, en dos misiones: la principal y las secundarias. En la misión principal, gracias a la ayuda de varios sensores, se mide la temperatura y presión del aire. Esta parte era obligatoria para todos los equipos que se presentaran al proyecto.
Pero, además, los equipos participantes tenían la posibilidad de elegir una misión adicional a la obligatoria. Es aquí donde cada equipo participante diseña sus propias misiones, instalando equipamiento y modificando el Cansat para cumplir los objetivos propios.
12 equipos nacionales, un único destino
Antes de llegar a esta fase final europea, la Burgoneta tuvo que superar varias pruebas, entre ellas la fase nacional (bautizada como Cansat Cesaraugusta) que se llevó a cabo en Zaragoza y en el aeropuerto de Teruel.
En total, fueron 12 los equipos que llegaron hasta la final española, y procedían de institutos de ciudades como Barcelona, Córdoba, Gipuzkoa o Cádiz.
En esta final nacional, también se lanzó este pequeño satélite, recogiendo la temperatura y la presión del aire como misión principal. Como misión secundaria, realizó la transmisión en vídeo de la caída en tiempo real con una aplicación móvil, tomó medidas atmosféricas, midió parámetros del efecto invernadero, determinó la presencia de radiaciones ultravioleta y realizó fotografías para hacer un levantamiento topográfico.
Los inicios de este viaje
El viaje de esta Burgoneta arranca en octubre de 2016, cuando dos profesores contaron, en clase de matemáticas, la convocatoria del concurso. Los profesores explicaron a los alumnos que uno de los aspectos más importantes del proyecto era la difusión del mismo, lo que llevó también a que los alumnos crearan un blog y algunos vídeos, así como perfiles en diferentes redes sociales.
De hecho, en esta aventura, han ido colgando algunos de los momentos que han ido viviendo y ahora se puede ver la evolución que ha tenido el proyecto, desde unos primeros inicios no siempre con el resultado obtenido hasta hacerse ganadores del concurso
Tú puedes tener tu Burgoneta
Para crear la Burgoneta, este grupo de estudiantes ha optado por utilizar la impresión 3D para fabricar el cuerpo de la lata. Aunque reconocen que ha resultado ser más complicado de lo que parecía, han contado también con la colaboración de otro alumno de tercero de la ESO del centro, quien puso a disposición del grupo su impresora 3D y ha estado trabajando con el equipo constantemente como uno más del mismo.
Además, uno de los integrantes del grupo ha elaborado un documento detallado del satélite, con el objetivo de que pueda ser utilizado en posteriores experiencias. De hecho, hay un vídeo en el que puedes ver cómo puedes ensamblar, por ti mismo, una réplica de este satélite.
En Nobbot | El satélite GOES-16 envía imágenes espectaculares de la Tierra