Es urgente que mutemos hacia una sociedad digital inteligente. Nos ponemos manos a la obra, individualmente y como sociedad, o vamos a ver como perdemos el empleo, desaparecen puestos de trabajo y se desvanece el estado de bienestar a velocidad de vértigo. No es el relato distrópico habitual; el futuro será mejor que cualquier pasado anhelado, pero hay que trabajar para que las expectativas se cumplan. Siempre ha sido ha sido: el mundo no está hecho para los holgazanes, sino para los aventureros. Y la historia nos repite que con ilusión, y no solo con tecnología y digitalización, es posible un futuro mejor compartido con robots y máquinas de inteligencia artificial.
Las revoluciones industriales anteriores han traído incrementos en la productividad, mejores condiciones de trabajo y más bienestar. La Cuarta Revolución Industrial, basada en la conectividad, el dato, la información y la digitalización, no ha de ser distinta. Con más capacidad de obtener datos y de procesarlos, el conocimiento aumenta y con ello la toma de decisiones se simplifica y se hace más ágil. La clave está en las decisiones que vayamos tomando, en los objetivos que fijemos.
España necesita una agenda digital
¿Por dónde empezamos? La responsabilidad empieza por uno mismo. En la digitalización, hay tarea para cada uno de nosotros y para quienes se ocupan de gestionar la cosa pública: los gobiernos, las Administraciones, los estados.
España necesita una Agenda digital de manera urgente, un Plan de Estado que como el anterior Plan Avanza, marque las directrices de actuación en todos los ámbitos sociales y guie la toma de decisiones en todos los estamentos. Ese programa debe marcar los objetivos, identificar las medidas que permitan alcanzarlos, con los recursos adecuados y las métricas de impacto necesarias para hacer un seguimiento de cada paso que se toma. La Unión Europea quiere rebajar la distancia que separa a los países miembros de otras potencias como Estados Unidos y un grupo de países asiáticos que ha impuesto un ritmo de vértigo en la implementación de tecnologías.
La transformación es, ya no digital, sino para la construcción de una sociedad inteligente en la que la automatización, la robotización y la inteligencia artificial demandan una nueva humanidad, más preparada, colaborativa y abierta.
construir un nuevo paradigma
No se trata ya de adoptar e implemar la tecnología o extender la banda ancha -tareas que deberíamos tener ya muy avanzada- sino de construir un nuevo paradigma, un nuevo marco de relaciones económicas, industriales y laborales acorde con la revolución tecnocientifica que estamos viviendo.
En el futuro inmediato se está conformando una nueva forma de vida, una nueva forma de producción, de organización y de consumo, que solo se puede desarrollar a partir de una nueva cultura.
Por eso, en el origen de cualquier medida está la apuesta decidida y sostenida en el tiempo por la educación. Necesitamos reformar los actuales métodos y procesos educativos. Carece de sentido la docencia orientada a memorizar contenidos y alcanza la categoría de imprescindible el desarrollo de la creatividad y de la capacidad de análisis en las aulas. Ante la aparición de una nueva clase media mundial, que iguala a la baja las condiciones de vida y bienestar, el reto europero es mantener los estándares de derechos y libertades que la UE ha logrado imponer como referente global.
Es urgente impulsar la formación de los trabajadores para que sea de verdad continuada, contribuya a romper las estucturas jerárquicas, favorezca el intra-emprendimiento y ayude a desarrollar estructuras de trabajo flexibles. Solo la formación hará perder el miedo que genera la expectativa de robotización de tareas y digitalización.
El libro ‘La transformación digital de la economía’, coordinado por Carlos Ocaña, recoge las propuestas y reflexiones de varios economistas que han tendio oportunidad de aplicar medidas políticas para desarrollar la sociedad de la información en España. Su experiencia y el tiempo del que han dispuesto para corregir sus puntos de vista les han permitido elaborar un texto breve en el que se recogen algunas líneas maestras para el cambio radical que España necesita:
líneas maestras para la verdadera digitalización
- El papel de la Administración pública es determinante para impulsar la transformación, el diseño y la aplicación de un marco general y de planes específicos para distintos ámbitos sociales. Es urgente que España presente una Agenda digital, una hoja de ruta consensuada, un pacto de Estado entre todas las fuerzas políticas y sociales.
- Reformar la administración para agilizar las relaciones con ciudadanos y empresas a fin de favorecer el emprendimiento y actuar como dinamizador con un poder ejemplarizante. La administración española está obsoleta por más que los informes de la OCDE nos coloquen arriba. Hay tecnología, pero España carece de una cultura de servicio, colaboración y transparencia.
- Creación de un entorno competitivo basado en el emprendimiento y el intraemprendimiento, lo que exige una revisión del marco de relaciones laborales, organizativo y formación de los trabajadores.
- Definición y apoyo a sectores estratégicos de la economía, la sociedad y la educación.
- Reforma educativa, fiscal y regulatoria. Es clave, en este último campo, revisar las reglas de competencia y de acceso al mercado. Hay mucho trabajo por hacer en un país dominado por oligopolios de facto en lo económico, en lo político y en los sociocultural.
- Garantizar el estado de bienestar y evitar las desigualdades debería ser un objetivo a medio plazo. Eso exige abrir de forma inmedita un debate sobre la renta básica, que garantice, con incentivos para la búqueda de empleo y la formación continua, la supervivencia económica de los trabajadores más directamente amenazados por la robotización.
En fin, citando a los autores del libro, el crecimiento futuro estará basado en la capacidad de anticipación, prospectiva y reformas para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador.