Según la RAE, un robot es una »máquina o ingenio electrónico programable, capaz de manipular objetos y realizar operaciones antes reservadas solo a las personas». Sin embargo, y aunque un robot pueda ser solo software incorpóreo, cuando pensamos en robots nos vienen a la cabeza tantos y tantos engendros mecánicos que hemos visto en películas de ciencia ficción o, quizás, otros más reales e inquietantes como Sophia, la fembot de la Hanson Robotics que hace unos meses consiguió la ciudadanía saudita o Atlas, un robot de Boston Dynamics que es capaz de andar. Bueno, también nos viene a la mente el robot doméstico que se encarga de aspirar el hogar o, ya puestos, el robot de cocina con el que hacemos croquetas, croquetas y, también croquetas. La robotización, como el amor, empieza por el estómago.
robotización y destrucción creativa de empleo
Algo que asusta sobre la irrupción de los robots en nuestras vidas y, en concreto, en nuestra economía es la destrucción de empleo que pueden provocar y eso que, por ahora, asistimos más bien a una »destrucción creativa». De esta forma, si por un lado se destruyen puestos laborales, por otro se crean otros diferentes, y durante unos años parece que ambas tendencias (destrucción y creación) irán parejas.
En realidad, si aplicamos al asunto cierta perspectiva histórica, desde la Revolución Industrial, la automatización de las tareas ha llevado a crear nuevos tipos de trabajos y desplazar otros. En el siglo XXI esa automatización se está haciendo de forma más acelerada debido al potente desarrollo tecnológico. Sin embargo, de momento es difícil imaginarse que un robot sea capaz de hacer todos los trabajos que puede hacer una persona, especialmente en los que se necesitan tomar decisiones, interacciones interpersonales o resolver problemas.
«robot factory manager»… el jefe de las maquinitas
Un ejemplo de nuevo trabajo surgido al socaire de la robotización puede ser la figura del «Robot Factory Manager», que ya aparece en los organigramas de grandes compañías. Hablamos con Javier Castellanos, que ocupa este puesto en Orange, y que nos tranquiliza sobre la “invasión robótica” de las oficinas.
En su compañía, los robots entendidos como software se utilizan para descargar a los empleados de tareas mecánicas que, como tales, podrá hacer de forma más eficiente un ingenio mecánico: copiar, pegar, mandar correo, cruzar archivos, crear informes.
“Si entrenas a un robot software con todas estas tareas y le dices paso a paso qué hacer, lo hará más rápido y sin errores. Y mientras nosotros podremos avanzar más en nuestro día a día y poner foco en analizar, decidir, en vez de gastar media mañana en hacer extracciones o mover campos en una hoja de Excel”, explica Javier Castellanos. Y la cosa parece que va en serio porque se calcula que, en los seis primeros meses de actividad de la “Robot Factory” de Orange, más de dos millones de interacciones en la compañía ya se habrán hecho por robots.
Entre las actividades realizadas por estos robots, Castellanos destaca que los utilizan para chequear el inventario de fibra de la compañía y así garantizar que es contratable , detectando algún error , corrigiéndolo y posibilitando una venta que sin robots no hubiera sido posible. También hay robots ocupándose de descuentos tras una portabilidad, un proceso costoso, manual, largo y que muchas veces terminaba en una mala experiencia de los clientes y en reclamaciones por descuentos no aplicados.
ROBOTS para que los empleados puedan explotar su talento
Orange cree en los robots y, prueba de ello, es que se trata de la única empresa de España que ha lanzado un programa de formación sobre sobre robotización para todos sus empleados. »Lejos de destruir empleo, creo que en Orange los robots significan una oportunidad de oro en nuestro desarrollo. Pronto nos parecerá algo del pasado ver a compañeros ingenieros, con un conocimiento de negocio increíble, invertir cinco horas a la semana en cruzar excels. De eso va todo esto. Tenemos muchísimo talento en la compañía y los robots nos van a dejar demostrarlo, quedándose con aquellas tareas que todos sabemos que tenemos que hacer pero hacerlas no nos satisface ni a nivel personal ni profesional», explica Javier Castellanos.
La entrevista completa con Javier Castellanos en By Orange