De la hepatitis al sida, del dengue a la fiebre amarilla, pasando por las múltiples versiones de la gripe, las enfermedades causadas por virus son una de las grandes amenazas contra la salud humana.
Algunas, como el resfriado, no pasan de unos cuantos estornudos. Otras, como el ébola o el zika, ponen al planeta en alerta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado nueve enfermedades que necesitan investigación urgente ante el riesgo de convertirse en pandemia. La misteriosa ‘enfermedad X’ es una de ellas.
¿Qué son las enfermedades prioritarias?
los últimos datos disponibles, cerca de 30.000 personas sufrieron la enfermedad en este tiempo. Y 11.325 de ellas murieron.
El 29 de marzo de 2016, África occidental dejaba de contener la respiración. La OMS ponía fin a más de dos años de emergencia de salud pública internacional por culpa de un virus. Durante 27 meses, una epidemia causada por el ébola se propagó desde Guinea a Liberia, Sierra Leona, Senegal, Nigeria y Malí. Se registraron también casos aislados en España, Estados Unidos y Reino Unido. SegúnEl ébola es una de las ocho enfermedades incluidas en la lista Blueprint de enfermedades prioritarias, elaborada por la OMS. El objetivo de esta lista es señalar los virus con mayor riesgo para la salud humana y las enfermedades que más papeletas tienen para convertirse en la gran epidemia del siglo XXI. En el recuerdo lejano, la pandemia de gripe de 1918, conocida como gripe española. Aunque no afectó más a nuestro país que al resto, infectó a cerca de 500 millones de personas y dejó un número de muertos de entre 50 y 100 millones.
“Estas [ocho] enfermedades plantean riesgos importantes para la salud pública y necesitan más investigación y desarrollo. Deben ser observadas cuidadosamente. Se recomienda llevar a cabo mayores esfuerzos para comprenderlas y mitigarlas”, señalan desde la OMS. La lista no es exhaustiva ni descarta el riesgo del resto de enfermedades víricas, asegura la organización. Además del ébola, estas son las elegidas, sobre todo debido a la ausencia de vacunas y medicamentos eficaces:
- Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo
- Fiebre de Lassa
- Síndrome respiratorio por coronavirus del Oriente medio
- Síndrome respiratorio agudo grave
- Enfermedades por el virus Nipah
- Fiebre del Valle del Rift
- Zika
- ‘Enfermedad X’
La ‘enfermedad X’
Aunque ya se ha ganado su entrada en la Wikipedia, la ‘enfermedad X’ es tan nueva que no tiene ni nombre. En realidad, tampoco tiene síntomas, ni consecuencias, ni tan siquiera un virus que la cause. Entonces, ¿qué es lo que busca una organización como la OMS? ¿Para qué señalar los problemas de una enfermedad que no existe?
Los primeros casos detectados de sida en Estados Unidos datan de 1981. El virus que lo causaba, sin embargo, no fue confirmado y descrito hasta tres años más tarde. Los primeros retrovirales más o menos efectivos llegaron en 1987 (todo un récord). Hoy, todavía no existe cura para los más de 42 millones de personas infectadas. Antes de 1981, probablemente, existieron multitud de casos de sida, pero son todo hipótesis.
Esta situación es, precisamente, la que quiere evitar la OMS con la ‘enfermedad X’. “La ‘enfermedad X’ representa el reconocimiento de que una epidemia internacional grave podría ser causada por un patógeno desconocido en la actualidad”, señalan desde la organización. Es decir, que existe el riesgo de que la gran próxima pandemia venga de donde menos nos la esperamos. De que, mientras dirigimos nuestras miradas (y fondos de investigación) a la gripe A, un virus desconocido esté preparando su asalto al cuerpo humano.
Una lección aprendida del ébola
El virus del Ébola no era desconocido antes de 2014. Su efecto en seres humanos fue registrado ya en 1976. Desde entonces, varios brotes habían despejado dudas respecto a su virulencia y su alto poder de contagio. Sin embargo, “cuando estalló el brote de ébola en África occidental en la primavera de 2014, la comunidad médica estaba muy mal preparada para hacerle frente”, reconocen desde la OMS. En poco más de seis meses, el virus afectaba a varios países y amenazaba con convertirse en una pandemia global.
WHO established R&D Blueprint for action to prevent epidemics as a lessons learnt from Ebola https://t.co/oAqVT5SssQ pic.twitter.com/W1KeXO93SM
— World Health Organization (WHO) (@WHO) January 11, 2017
Este tipo de situaciones podrían volver a repetirse. Sobre todo, si el patógeno que causa la enfermedad es desconocido. Por eso, la ‘enfermedad X’ no busca tanto señalar un virus, sino la necesidad de trabajar codo con codo, de forma transversal y a nivel internacional, para estar preparados. La ‘enfermedad X’ es, en realidad, el reconocimiento de que las epidemias no llegan tanto por culpa de un virus, sino por las deficiencias del sistema.
Entonces, ¿qué hacemos?
Incluir un nombre en una lista nunca ha sido una solución para nada, podríamos pensar. Sin embargo, es un toque de atención y, también, esconde una ligera autocrítica. Para hacer frente a la ‘enfermedad X’ y a cualquier otro riesgo de pandemia, dice la OMS, el mundo debe hacer lo siguiente:
- Mejorar la coordinación entre instituciones públicas y privadas y su gobierno.
- Establecer sistemas de vigilancia que puedan detectar la presencia de riesgos potenciales para la salud (cambios en el comportamiento animal, síntomas desconocidos, etc.).
- Establecer una red efectiva para compartir conocimiento.
- Crear una hoja de ruta para investigación y desarrollo y, claro, dotarla de financiación sólida.
- Asegurar que la cadena de suministros médicos funciona. Es decir, que los profesionales de la salud puedan recibir fármacos y vacunas cuando los necesiten y donde los necesitan.
- Aumentar las capacidades de los centros de investigación e instituciones médicas locales, sobre todo en los países con menos recursos.
“La historia nos ha enseñado que, probablemente, el próximo gran brote sea algo que no conocemos. Puede parecer extraño llamarle ‘enfermedad X’, pero el objetivo es estar preparados y planificar de manera flexible las vacunas y las pruebas de diagnóstico. Queremos que se desarrollen plataformas que funcionen para cualquier enfermedad, o al menos un gran número de ellas. Sistemas que nos permitan generar medidas de control a gran velocidad”, explica John-Arne Rottingen, uno de los asesores de la OMS, en una entrevista en ‘The Telegraph’.
En el fondo, no deja de ser el mismo esquema que ha acompañado al ser humano en su historia sobre el planeta. Sabemos lo que nos hace falta y sabemos cómo hacerlo. ¿Lo conseguiremos?
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