Cuando tus hijos se colocan frente a la pantalla del ordenador o el smartphone navegan con acceso a un número infinito de contenidos, muchos de ellos no aptos para su edad. Por ejemplo, se calcula que el 10% de los contenidos que circulan por la red son pornográficos y que hay más de cuatro millones de sites que los alojan. Se trata de páginas gratuitas que se financian mediante publicidad de artículos sexuales y links de prostitución.
Ante estas cifras, no resulta muy extraño que nueve de cada diez niños se hayan visto expuestos a porno online antes de cumplir la mayoría de edad, según los datos de un informe publicado por el portal estadounidense Covenant Eyes. Este estudio señala también otro dato impactante: la primera visualización de pornografía online se llega a hacer con 12 años.
En definitiva, de manera voluntaria o involuntaria, muchos menores consumen contenido pornográfico en internet. Una investigación realizada por Rafael Ballester y publicada en la ‘International Journal of Developmental and Educational Phychology’ deja claro que uno de cada cuatro menores se ha topado en alguna ocasión con material pornográfico ilegal por Internet. Además, el 90% de los niños y el 70% de las niñas de entre 13 y 14 años asegura haber accedido a porno al menos una vez en el año anterior y un 35% añade que ven porno online “demasiadas veces como para contarlas”.
más riesgos tras las webs de porno
Además de un acceso a contenido no apto para su edad, en ocasiones, estos menores asumen riesgos tales como facilitar datos personales para navegar por webs pronográficas, en concreto, el 16,3% de los chicos y el 9,3% de las chicas.
De hecho, la interactuación con estas páginas webs de contenido pornográfico puede derivar en otra prácitca del uso indebido de internet como el sexting, es decir, el envío de mensajes sexuales (eróticos o pornográficos) a través de dispositivos móviles. Aunque se trata de un fenómeno más habitual en adultos, el estudio revela que el 20% de los jóvenes de 16 años y el 30% de los de 17 años ha realizado estas prácticas; y lo más alarmante: un 4% de niños menores de 12 años ha enviado o recibido alguna vez material de este tipo a través de sus dispositivos tecnológicos.
por un uso love de la tecnología
Por eso es fundamental saber cómo reaccionar ante estas situaciones y a través de una entrega de la iniciativa Por un uso Love de la Tecnología, Orange quiere concienciar a niños, jóvenes y adultos sobre la necesidad de un uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías y evitar así los riesgos que conllevan las malas prácticas, en este caso con respecto a los contenidos porno.
En este sentido, el informe estadounidense pone de relieve que el 71% de los adolescentes encuestados ha intentado ocultar a sus padres su actividad reciente en la red, ya sea borrando su historial de navegación, minimizándolo, eliminando el material inapropiado o simplemente usando el móvil en vez del ordenador.
la clave está en la educación
Los controles parentales pueden ser útiles como fórmula para frenar el acceso no deseado a estos contenidos para adultos por parte de los menores. En todo caso, si optamos por ellos, hemos de cerciorarnos de que estén actualizados y funcionan. Y es que, según el estudio Bitdefender, en el que se ha preguntado al respecto a padres de España, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, el 95% de los encuestados había descubierto alguna vez a uno de sus hijos tratando de acceder a contenidos pornográficos; y, si bien el 97% usaba controles parentales, el 12% de sus hijos menores había logrado desactivarlos.
Por ello ‘Por un uso Love de la Tecnología‘ nos recuerda que la clave está en la educación y la comunicación con los hijos para que entiendan que estos contenidos no son apropiados para su edad. Y sobre todo para que, si se los encuentran accidentalmente, tengan confianza en sus padres para comentarlo. Solo así se conseguirá evitar que adquieran una visión del sexo cosificada, violenta o de sometimiento que se ve en esas webs y que den sus datos personales o queden con desconocidos al acceder a ellas. La formación y la confianza son la clave.