Ha llovido mucho desde que, en 1958, el oncólogo francés Georges Mathé realizara el primer trasplante de médula ósea. Sin embargo, y aunque hoy es una técnica frecuente, muy desarrollada y completamente segura, aún se detectan reticencias entre los posibles donantes, a menudo debidas a falta de información. A pesar de ello, como ocurre en otro tipo de donaciones, España es una referencia mundial también en médula ósea y, así, a mediados de 2018 se espera alcanzar la cifra de 400.000 donantes , superando de largo las previsiones más optimistas. Como vemos, la tendencia es muy positiva pero sigue habiendo enfermos aguardando su trasplante y está en nuestra mano terminar con su angustiosa espera.
En la actualidad, el trasplante de médula ósea se utiliza para curar una amplia variedad de enfermedades, sobre todo aquellas que afectan a la sangre (leucemias, linfomas, aplasia medular, mielomas, etc…), y su aplicación depende de la solidaridad de todos nosotros.
Y esto es así porque, aunque determinadas enfermedades admiten el llamado “autotrasplante”, es decir, el paciente puede ser trasplantado con sus propias células madre tras un adecuado tratamiento; en muchos otros casos será necesario realizar un trasplante con médula sana procedente de un donante. La primera opción es buscar un donante idóneo dentro de la familia pero esta circunstancia solo se da en un 30% de los casos. Por eso, en la mayoría de las ocasiones (70% de los casos) es preciso recurrir a la búsqueda del donante adecuado fuera del ámbito familiar.
¿Pero yo puedo ser donante?, suele ser la primera pregunta que nos hacemos a la hora de plantearnos esta posibilidad. Pues si estás sano y tienes entre 18 y 40 años, no hay excusa. Hasta enero de 2018, la edad de donación llegaba a los 60 años pero se ha estrechado esta horquilla con la intención de rejuvenecer y optimizar la composición de nuestro registro de donantes, ya que los donantes más jóvenes (menores de 40 años) son los más solicitados y con los que se obtienen mejores resultados clínicos.
cómo donar médula ósea
Bueno, vale, tengo la edad adecuada, ¿y ahora qué hago? Pues, antes de nada, infórmate en las páginas web de la Organización Nacional de Trasplantes, así como en la página web de la Fundación Internacional Josep Carreras y REDMO. Además, cada Comunidad Autónoma tiene unos centros de referencia de información a los que deberás acudir para hacerse donante de médula.
Si ya has tomado la decisión, deberás rellenar y firmar el documento de inscripción en el Registro Español de Donantes de Médula Ósea, hacer firmar el mismo documento a un testigo (familiar, amigo u otra persona presente en el momento de su firma), y permitir que te realicen un análisis de sangre para las pruebas de compatibilidad.
Sólo si eres compatible con algún enfermo que espere su trasplante, el REDMO, que forma parte del Registro Mundial de donantes de médula ósea (Bone Marrow Donors Worldwide, BMDW), se pondrá en contacto contigo y, si no existe ninguna contraindicación, se continuará con el proceso para hacer efectiva la donación. Es en ese momento, cuando realmente se extrae la médula ósea o los progenitores de sangre periférica, dependiendo del tipo de enfermedad.
malas noticias para los «drama queens»
Ya se acerca el momento de la donación y, a pesar de haber recibido toda la información sobre el procedimiento, aún puede asaltarnos una duda de última hora: ¿Dolerá? Mala noticia para los “drama queens”, el proceso es indoloro. La médula ósea se obtiene en un quirófano, en condiciones estériles, bajo anestesia general o epidural y solo en casos excepcionales causa algún efecto secundario como dolor moderado en la zona de punción, que desaparece a las pocas horas, o mareos. Cuántas mañanas nos habremos despertado con una sensación parecida tras una noche de fiesta.
En el caso de donación de células madre por sangre periférica se realiza habitualmente de forma ambulatoria, tan sólo en el caso de precisar la colocación de un catéter central puede plantearse un ingreso hospitalario para un mayor confort del donante. Vamos, que el dolor no sirve como excusa para no donar.
Así que venga, que hay enfermos que están esperando…Y recuerda: tú podrías ser uno de ellos en cualquier momento.