La operación IceBrigde es una misión de la NASA que nació en 2009 y que cerrará su ciclo en 2018. Se trata de un programa de mediciones de detección remota que funciona de forma aerotransportada. Su objetivo es ofrecer un estudio exhaustivo de las zonas heladas de nuestro planeta. Para ser exactos, de la Antártida y el Ártico.
Los cambios en las regiones polares, como los que provoca el deshielo, tienen una relación directa con el clima. Al estudiar la evolución de la geografía de estas regiones, se pueden extraer conclusiones sobre los efectos del cambio climático.
La NASA busca llevar a cabo el mayor estudio sobre las zonas polares. Por ello, en 2003, lanzaba Ice, Cloud and Land Elevation Satellite (ICESat), un satélite que cubría estas necesidades. Pero en 2009, por un problema en su funcionamiento, este tuvo que concluir su trabajo. Ahora, en 2018, un nuevo satélite, el ICESat-2 saldrá al espacio. Mientras tanto, y para que durante esos casi 10 años siguiera existiendo información sobre el hielo de los polos, hemos tenido a IceBridge.
La relevancia de IceBridge
Los aviones de la operación IceBridge desarrollan un mapeo en 3D de la geografía de los polos. El más completo y detallado hasta la fecha. Se recogen datos de las capas de hielo, de las plataformas y del hielo marino, de su extensión y de su espesor. Elementos expuestos a sufrir importantes cambios en cortos periodos de tiempo. Por ello, los vuelos y la toma de información se dan de manera anual. De marzo a mayo en Groenlandia y de octubre a noviembre en la Antártida.
Los resultados que ofrece son claves para estudiar las conexiones entre nuestro sistema climático y las regiones polares. Con esa información se pueden estudiar, por ejemplo, los efectos del deshielo y el aumento del nivel del mar. Y generar modelos que predigan su comportamiento.
Un aspecto llamativo de IceBridge es el uso de aviones en lugar de satélites, tal y como hará la misión ICESat-2. Los expertos ven ventajas e inconvenientes en ambos dispositivos. Por un lado, un satélite puede observar una extensión de terreno mucho mayor. Además, sus mediciones se dan a tiempo completo. Pero, por el otro, el avión puede detenerse en lugares concretos, que resulten estratégicos para la misión científica. También permite transportar instrumental específico para la información que se quiere recabar.
AVIONES CON tecnología DE VANGUARDIA
Entre los instrumentos que los aviones IceBridge utilizan, podemos destacar los siguientes:
- Airborne Topographic Mapper (ATM). Es un altímetro láser que calcula la elevación del hielo. Para lograrlo, el ATM lanza una luz láser sobre la superficie y mide el tiempo que esa luz tarda en regresar.
- Land Vegetation and Ice Sensor (LVIS). Es un sensor de tierra, vegetación y hielo que funciona a gran altitud.
- Multichannel Coherent Radar Depth Sounder (MCoRDS). Se trata de un radar de profundidad que sirve para medir el espesor del hielo.
- Radar de nieve. Se usa para medir el espesor de la nieve tanto en la superficie de la tierra como en la del hielo.
- Digital Mapping System (DMS). Un sistema de mapeo digital que utiliza una cámara de gran precisión para tomar imágenes con las que detectar aperturas en el hielo y construir los mapas con gran resolución.
- Gravímetro. Ese utensilio que mide la gravedad también resulta útil para la misión IceBridge. Los campos gravitacionales que capta determinan la forma del agua bajo las placas de hielo.
Misiones y descubrimientos
Desde que inició su andadura en 2009, son muchas las veces que hemos oído acerca de los logros de IceBridge.
La grieta de la Antártida
View is of a rift in the Antarctic Peninsula's Larsen C ice shelf from our airborne survey of polar ice: https://t.co/VgjxopHHLI @NASA_ICE pic.twitter.com/gt5mpHqbxn
— NASA (@NASA) December 3, 2016
Gracias a él conocemos la presencia de una enorme grieta en la Antártida que fraccionará el continente en un futuro no muy lejano. Así, se formará uno de los icebergs más grandes que se han conocido nunca. Sus dimensiones son de 5.000 km2, casi la mitad de la isla de Puerto Rico. Algunos expertos aseguran que esta grieta es fruto del calentamiento global mientras que otros opinan que se trata de un evento geográfico.
Nubes y deshielo
Otro fenómeno que se ha podido estudiar con ayuda de los aviones de IceBridge es el aumento de nubes sobre el Ártico. Este se debería al deshielo marino. Al derretirse, el hielo se convierte en vapor de agua que se eleva hacia el cielo. Una de las consecuencias de la presencia de estas nubes es el aumento de las temperaturas.
El mapa de Groenlandia
En 2015, la NASA presentaba el primer mapa tridimensional del interior de Groenlandia. Se pudieron investigar las diferentes capas de hielo de la isla. Cada una de ellas ofrece diferentes datos sobre la historia y evolución del lugar. Los científicos se detuvieron, de manera especial, en el estudio en la capa Eemiense. Con 130.000 años de antigüedad, representa una época con temperaturas similares a las que tenemos ahora. Si todo el hielo de Groenlandia se derritiera, el nivel de los océanos subiría alrededor de 20 metros.
Agujeros en el Ártico
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— NASA Earth (@NASAEarth) April 21, 2018
Una de las últimas noticias relacionadas con la misión IceBridge ha sido el descubrimiento de unos extraños agujeros en el Ártico. Su origen ya ha generado diversas teorías. Una de ellas nos habla del choque de dos placas de hielo joven. Es un hielo delgado y flexible. Cuando dos placas entran en contacto, se produce el efecto finger rafting por el que se superposicionan.
Los mamíferos de la zona, como las focas, también podrían ser las responsables de estos agujeros. Los habrían creado para poder respirar cuando están pescando dentro del agua. También podrían ser producto de manantiales de agua caliente.
Los misterios helados siempre nos han fascinado. Pero el Ártico y la Antártida son a día de hoy mucho más asequibles gracias a IceBridge. Descubrir sus secretos nos ayuda a entender mejor nuestro planeta.
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Imagen | NASA