El currículum de Julio Mayol impresiona. Este Profesor Titular de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid es Director Médico del Hospital Clínico San Carlos y Director de la Unidad de Innovación del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos, entre otros títulos, como el de Director de Redes de la Real Academia Nacional de Medicina. Su obsesión es impulsar la I+D+i y, por eso, también asesora a jóvenes “start-ups” dedicadas a la tecnología biomédica y la salud digital. Cualquiera diría que esto es suficiente para mantener ocupado a un mortal las 24 horas del día, pero Mayol saca tiempo de quién sabe dónde para dedicarlo a otras dos pasiones: la divulgación y la literatura. Además, forma parte de los 100 de COTEC. Con él hablamos de sanidad, de transformación digital y, en general, de futuro. También de pseudociencias y de Cuarto Milenio, faltaría más.
– The Lancet publicó recientemente su ranking anual sobre sistemas sanitarios y, solo en el último año, el español bajó desde el puesto 10 al 19. Más allá de las características concretas de este estudio, ¿cuál es su percepción sobre la calidad sanitaria que se ofrece en nuestro país? ¿Qué efecto ha tenido la crisis económica?
La calidad puede tener muchos significados cuando se refiere a la sanidad. Globalmente, la calidad de nuestro sistema parece aceptable. Y digo parece porque depende de los indicadores que queramos meter en el análisis. Sin duda, la crisis económica ha tenido un efecto en términos cuantitativos, al disminuir los derechos de asistencia para algunos y reducir drásticamente las inversiones. Los efectos sobre los resultados en salud son más difíciles de precisar a gran escala. Como ejemplo, un estudio nacional publicado en The Lancet mostró un descenso de la mortalidad por todas las causas durante los peores años de la crisis. Pero esto, aisladamente, puede ser engañoso.
– Por circunstancias personales he podido comprobar la gran profesionalidad del equipo de la unidad oncológica que usted dirige en el Hospital Clínico San Carlos. Mi sensación es que no se visibiliza lo suficiente la importancia de estos profesionales, la inmensa mayoría anónimos, en el sistema de salud. ¿Cuánto depende la calidad del sistema de su labor? ¿Se tiene en cuenta su voz a la hora de plantear políticas sanitarias?
El funcionamiento de cualquier sistema sanitario depende de las personas que lo constituyen, de los recursos que se usan y de las reglas que regulan dicho funcionamiento. Los profesionales, todos, son esenciales para un buen funcionamiento del sistema, pero resulta difícil singularizar la aportación de cada colectivo a los resultados finales. La voz de los profesionales, a través de sus organizaciones científicas, han jugado un importante papel en la planificación de las políticas sanitarias.
La crisis económica ha tenido un efecto en términos cuantitativos en el sistema sanitario, al disminuir los derechos de asistencia para algunos y reducir drásticamente las inversiones.
– ¿Y la voz del paciente? ¿Cuál es el papel del paciente en el sistema sanitario, más allá de su rol como usuario?
El paciente, por diseño del sistema, es el destinatario y/o usuario de los servicios del sistema, pero no el centro. La voz del paciente no suele ser única y resulta difícil entender quién le representa en la situación social actual. Tradicionalmente, el agente del paciente fue el médico, pero esto ha ido cambiando en las últimas décadas.
– Usted desarrolla su actividad en un centro hospitalario público, ¿cuál es su opinión sobre la convivencia público-privada en el SNS? ¿Cree que este sistema dual compromete la equidad del sistema?
La relación público-privada en el sistema de salud es motivo de intenso debate político e ideológico que impide un análisis factual. Desde luego, en nuestro país es imposible no tener en cuenta que la convivencia es inevitable.Un sistema dual no tiene por qué comprometer la equidad del sistema.
– La equidad va de la mano de la sostenibilidad. ¿Cree que nuestro sistema sanitario es sostenible a largo plazo, manteniendo sus niveles de calidad? ¿Le parecen adecuadas medidas como el copago?
El sistema sanitario no tiene un problema de sostenibilidad en este momento. ¿Por qué lo digo? Porque no existe ningún grupo político ni ciudadano que cuestione el modelo, por un lado. Por otro, un gasto público de alrededor del 6% da margen para la sostenibilidad financiera. El problema del sistema sanitario es de solvencia. El copago, “per se”, no es una medida que mejore la sostenibilidad, ni siquiera que solucione el problema de solvencia.
– Hablemos de futuro. La digitalización es una corriente imparable en casi todos los ámbitos, ¿está preparado el sistema público de salud para ofrecer al paciente una salud digital? ¿Se están dando ya pasos en este camino?
Depende de lo que se considere una salud digital. Hasta donde yo sé, no existe ningún sistema sanitario en el mundo que lo ofrezca de manera radicalmente innovadora tampoco. El sistema público no está preparado para la salud digital, el privado tampoco. Si la salud digital se entiende, de manera simple y restrictiva, como el acceso a la información clínica en formato electrónico, el sistema privado no tiene un desarrollo homogéneo aunque algunos van más avanzados y el público se encuentra con numerosas barreras.
– ¿Sobre qué ejes debe pivotar la evolución del sistema sanitario para poder dar respuesta eficaz a la sociedad que vendrá?
No resulta fácil saber cómo será lo sociedad que vendrá. Pero en general, requiere un nuevo modelo de negocio (valor en salud frente a la provisión de servicio), nuevos profesionales (inteligencia frente a conocimiento) y nuevas tecnologías (digitales frente a analógicas digitalizadas).
La divulgación es una obligación de los profesionales sanitarios de transmitir el conocimiento a gran escala a los ciudadanos.
– Inteligencia artificial, Big Data, automatización…¿Cuál deberá ser el papel del profesional de la salud en el ecosistema tecnológico del futuro? ¿Y del paciente?
El profesional de la salud no será lo que es hoy, sin poder predecir lo que será. Y el paciente tendrá más herramientas para hacerse cargo, o no, de las patologías más frecuentes y menos graves.
– Usted es un divulgador activo en todos los soportes y ha prestado una especial atención a las redes sociales. ¿La divulgación debe formar parte integral de la actividad sanitaria e investigadora? ¿Cree que el sistema y sus profesionales son conscientes de la importancia de esta labor?
La divulgación no sé si es la única, pero si la principal forma que tienen los profesionales sanitarios de transmitir el conocimiento a gran escala a los ciudadanos. Es, por tanto, una obligación. El sistema no es consciente porque no puede serlo, no lo tiene incorporado a su misión. Por otro lado, los profesionales tampoco porque no ven ninguna necesidad.
Los seres humanos recurren a las creencias cuando se enfrentan a la incertidumbre. Y eso es siempre un buen negocio.
– Le confieso que me sorprendió su colaboración en un programa como “La nave del misterio”, divulgador de pseudociencias y pensamientos mágicos, ¿qué le llevó a participar en el programa de Iker Jiménez? ¿Cómo valora la experiencia?
Por un lado, era una oportunidad de pasármelo bien, divulgando resultados de investigación de proyectos en los que yo había participado directa o indirectamente. Por otro, disfrutar porque trabajar con Íker es fácil, su objetivo es la comunicación y la divulgación, no las pseudociencias. La experiencia es muy positiva, no por mi visibilidad individual, que a veces obliga a pagar un precio, sino por el impacto positivo en mi organización.
– Hablando de pseudociencias, ¿cuándo dejaremos de ver productos homeopáticos en las farmacias y a médicos recetando agua encapsulada?
Probablemente nunca. Salvo que nuestra especie cambie mucho, los seres humanos seguirán recurriendo a las creencias cuando se enfrenten a la incertidumbre. Y eso es siempre un buen negocio. Por mucho que lo repitamos, la racionalidad no es la principal característica del homo sapiens.
– Por último, usted publicó su primera novela, “La guardia del doctor Klint”, hace un par de años. ¿Cómo fue su experiencia como escritor? ¿Para cuándo la siguiente incursión literaria?
Llevo escribiendo muchos años, desde la adolescencia. Ahora la diferencia es que he conseguido un editor. Estoy escribiendo la segunda novela, que está avanzada pero que está resultando más difícil porque no es una mera suma de relatos como fue la primera. Esta nueva novela trata de los conflictos políticos del Gobierno de Italia en el año 2008 y el papel del Dr. Klint en la caída de Romano Prodi.