Es llamativa la importancia que está teniendo en nuestras vidas -por lo menos, en la de los que peinamos canas- la letra G, que ha marcado generaciones enteras. En los años setenta, la serie Comando G despertó a los niños del letargo causado por dibujos animados llegados de países del Este (mal rollo); en los ochenta, el Punto G y Los Hombres G marcaron las primeras experiencias amorosas de esos mismos niños, ya adolescentes, y de sus despistados padres; y, por no alargarnos, en nuestros días el 5G va a hacer realidad la promesa de la conectividad total en un mundo surcado de redes. En todas esas épocas, por eso de que poderoso caballero es Don Dinero, la G más importante ha sido la del G8. El caso es que, por fin, se ha producido la subasta de las nuevas licencias de uso de espectro radioeléctrico necesarias para el desarrollo de las futuras redes móviles y el resultado es que las tres principales operadoras de telecomunicaciones españolas ya tienen las zapatillas necesarias para empezar a correr en esta carrera hacia el futuro. De entre todas ellas, Orange es la mejor pertrechada para iniciar esta competición, porque cuenta con 10 MHz más que sus rivales en la banda de 3,6 GHz, prioritaria para ofrecer servicios 5G.
el punto G de las comunicaciones del futuro
Más allá de lo que nos deparará el futuro gracias a la tecnología 5G, que es como el excitable Punto G del futuro de las comunicaciones, la subasta del espectro necesario para su desarrollo ya está contribuyendo a nuestro presente más cotidiano, ya que las arcas del Estado han recaudado de Orange, Movistar y Vodafone un total de (que no nos falte ni un decimal) 1.410.667.069,11 euros. No es de extrañar que el Ministerio de Economía y Empresa haya hecho una valoración «muy positiva» del resultado de la subasta de licencias de espectro para el 5G.
En cuanto a cómo queda el reparto de este espectro, Orange ha adquirido 60 MHz por 132 millones de euros que, sumados a los 40 MHz que ya tenía en el tramo bajo de los 3,5 GHz (3.400 MHz-3.600 MHz), la convierten en la operadora con más espectro en esta banda, identificada como la principal para la introducción de servicios basados en 5G en Europa.
Vodafone, el único de los operadores que carecía de frecuencias en la banda de los 3,5 GHz, objeto de la puja, ha sido el que más cantidad de espectro ha adquirido, al hacerse con 90 megahercios (MHz) por 198,1 millones. Telefónica ha adquirido 50 MHz por los que ha pagado 107,4 millones y acumula ya 90 MHz en esa banda, mientras que MásMóvil, que también pujaba, no ha adquirido frecuencias en la licitación y se queda con los 80 MHz que ya tenía.
¿pero para qué sirve el 5G?
La tecnología tiene su propia terminología y, a veces, los ciudadanos nos perdemos en nomenclaturas que nos despistan de lo realmente importante, ¿para que sirven todos estos avances? En Nobbot hemos hablado ya largo y tendido sobre 5G, pero no nos importa repetir, porque es importante.
Tal como explica Laurent Paillassot, el CEO de Orange, compañía que ha tomado ventaja en la carrera por conseguir el espectro radioeléctrico necesario para el desarrollo del 5G, «se trata de una evolución y, al mismo tiempo, de una revolución: una evolución porque supone un acceso todavía más rápido a Internet, mayor velocidad, mejor acceso ya que estamos multiplicando por 100 la velocidad, y ello hará posible el crecimiento de la realidad virtual, de la realidad aumentada y de la computación en la nube. Sin embargo, es más importante la revolución que supone porque cambiará la forma en que las personas interactúan, viven, disfrutan y trabajan, y la manera en la que las empresas gestionan sus negocios.
y ahora los pilotos 5G
Ahora, después de aclarar el panorama del espectro con el que cuenta cada operador y para que este Punto G surta efecto en el futuro y lo haga más excitante, toca poner en marcha los pilotos sobre esta tecnología. En todo caso no hay una prisa acuciante ya que las promesas de esta tecnología -baja latencia, grandes velocidades, un nuevo ecosistema de objetos conectados, etc.- requieren, para convertirse en realidad, de inversiones millonarias por parte de los operadores -se calcula que más de 5.000 millones, solo en infraestructura, despliegue y espectro- que tendrán que desplegar una red muy capilar y virtualizada. Además, aún falta por definir estándares tecnológicos y explorar vías para el retorno de está inversión, tal como explica Manuel Sánchez Malagón, director de planificación de red de Orange España,