Los desafíos del mundo son los desafíos de Europa. Asegurar la producción alimentaria para una población en aumento. Atajar el desenfrenado calentamiento global. Redefinir el modelo de transporte y movilidad. Lograr sociedades más inclusivas. Para alcanzar los objetivos, la Unión Europea cree que solo hay un camino: el que marcan la ciencia y la tecnología. Un camino asfaltado de big data.
La digitalización ha puesto al alcance de nuestras manos un inmenso océano de datos. En él se esconde la llave de un futuro más eficiente, más seguro y más limpio. Quizá se esté siendo demasiado optimista, pero cada vez está más claro que el análisis de big data tiene un impacto profundo en la sociedad y en la economía.
El programa marco de la Unión Europea Horizonte 2020 busca potenciar la excelencia científica en la UE y desarrollar tecnologías para aumentar la competitividad de la Unión. Vamos, apostar por la economía del conocimiento. Como telón de fondo, los proyectos que engloba el programa deben investigar las grandes cuestiones que preocupan a los europeos.
Así, los desafíos marcados en rojo son salud, alimentación y agricultura, energía, transporte, clima y materias primas, sociedades inclusivas y seguridad. Áreas diferentes y aparentemente inconexas, pero con un factor común: todas tienen en la innovación tecnológica y en el análisis de datos masivos un gran aliado.
Big Data Europe y una plataforma común
“Es importante que las tecnologías no solo estén disponibles para un puñado de empresas, sino que también puedan ser utilizadas extensamente por iniciativas más pequeñas, así como por el mundo académico y de la investigación”, asegura Sören Auer, científico de datos, director de la Technical Information Library y uno de los impulsores de la plataforma Big Data Europe, en el número de julio de la revista ‘Research*eu’.
Esta es la idea de base con la que nació, en 2015, el proyecto Big Data Europe. De forma transversal, englobando los grandes desafíos a los que se enfrenta Europa, busca uniformar el acceso a los datos y reducir la complejidad de su análisis. En definitiva, pretende reducir las barreras de entrada para que el mayor número posible de empresas e instituciones se beneficien del poder de la ciencia de datos.
El primer gran resultado de este proyecto ha sido la creación de una plataforma común: la Big Data Europe Integrator Platform. Esta busca, por un lado, integrar las distintas tecnologías de análisis en un único bloque open source basado en la plataforma Docker. Por otro, con el objetivo de poner orden en la gran variedad de fuentes y formatos que concluyen en el big data, ha añadido una capa de descripción de datos semántica para los datos masivos.
“Esta capa emplea gráficos de conocimientos y vocabulario, y permite a las comunidades desarrollar una comprensión común de sus datos, a la vez que interconecta e integra estos datos a escala técnica”, añade Sören Auer. Es decir, dar un gran paso hacia la estandarización del análisis de datos y la flexibilización de las tecnologías para adaptarse a situaciones tan diferentes como el cultivo de una viña en La Rioja o la seguridad de Bruselas.
¿Y qué se ha conseguido?
La versión definitiva de la plataforma fue hecha pública a final de 2017. De momento, no existen resultados concretos más allá de los siete proyectos pilotos. Siete desarrollos que encaran sendos grandes desafíos de Europa y que nos dan una idea del potencial del big data para rediseñar el futuro.
Big data y salud
El primero de los pilotos ha tenido como resultado la creación de Open PHACTS. Esta plataforma facilita el desarrollo de medicamentos en la industria, las instituciones académicas y los pequeños negocios. Centraliza datos farmacológicos de multitud de fuentes como ChEBI, ChEMBL, SureChEMBL, ChemSpider, ConceptWiki, DisGeNET, DrugBank, Gene Ontology, neXtProt, UniProt o WikiPathways en una interfaz unificada y sencilla. Basada en los principios de la web semántica, la plataforma permite, además, extraer los datos para trabajar con ellos en las plataformas propias de cada grupo investigador.
Big data y agricultura
El proyecto SC2 se centra en uno de los sectores agrícolas más fuertes de la Unión Europea: el vitícola. El objetivo es poner orden en la inmensa variedad de datos heterogéneos sobre climas y microclimas, investigación, cultivos, variedades de uva y técnicas agrícolas. Así, se ha construido una plataforma que engloba desde todas las publicaciones científicas hasta los datos concretos de las explotaciones participantes.
“Es la agricultura de precisión, destinada a proporcionar a plantas como las vides unos nutrientes, fertilizantes y niveles de irrigación óptimos en función de los datos de investigaciones y de clima”, señala Sören Auer.
Big data y energía
Reducir la dependencia de los combustibles fósiles y apostar por fuentes renovables de energía es uno de los grandes desafíos del planeta en el corto plazo. Desde la perspectiva de big data, el problema es, como explican desde el Center for Renewable Energy Sources and Saving, la naturaleza aleatoria de las fuentes de energía. Así, conseguir datos fiables con los que cimentar la toma de decisiones es una tarea complicada.
Este proyecto piloto explora los últimos avances en sensores y recogida de datos con el objetivo de desarrollar nuevos procesos de análisis útiles para la industria. Así, aseguran, se logrará mayor eficiencia y se reducirá el coste, con lo que se conseguiría aumentar la penetración de las energías renovables.
Big data y movilidad
“[Uno de los resultados de los proyectos piloto] es la previsión de atascos y del tráfico en las carreteras basándose en datos de sensores actuales e históricos, en combinación con información de redes sociales”, explica Sören Auer. El proyecto fue desarrollado en la ciudad griega de Tesalónica por el Instituto Heleno de Transporte o, en su nombre completo, Hellenic Institute of Transport of the Centre for Research and Technology Hellas (CERTH-HIT).
La plataforma desarrollada proporciona al ciudadano información en tiempo real. Los métodos de recopilación de datos incluyen una red de sensores estáticos que rastrea más de 40 IDs a través de Bluetooth, sensores dinámicos que proporcionan datos de automóviles en tiempo real equipados en una flota de más de 1.200 vehículos, tecnologías cooperativas y datos obtenidos de las redes sociales.
Big data y cambio climático
El clima es un asunto complejo. Cuanto más lo estudiamos y más sabemos, más intrincado nos parece. Encontrar patrones en un sistema global en el que se interrelacionan cientos de variables es difícil. Aquí es donde entra en juego el poder del big data. Tener acceso a todas estas variables y poder trabajar en una plataforma unificada es el objetivo del proyecto piloto sobre el clima del centro de investigación NCSR-Demokritos.
El proyecto se centró en trabajar con un tipo de datos climáticos, los conocidos como NetCDF. Se trabajó en la ingesta y exportación de dichos datos, el rastreo del origen de los datos para permitir reproducir experimentos computacionales, y en organizar y ejecutar las operaciones en una infraestructura relevante a nivel institucional.
Big data y las sociedades del futuro
Los dos últimos proyectos se centran en los desafíos sociales. El primero de ellos ha elaborado una plataforma en la que gestionar y analizar los datos económicos de las ciudades europeas, incluyendo varios indicadores y los presupuestos. El objetivo es que la información esté disponible de forma unificada y estandarizada y para todo tipo de públicos.
El segundo, liderado por el Centro de Satélites de la Unión Europea, situado en la base de Torrejón de Ardoz, en Madrid, busca predecir cambios imprevistos para lograr sociedades más seguras. Para ello, se unificaron las fuentes de datos de los dos satélites Sentinel en órbita, información obtenida de Twitter y datos de la agencia de noticias Reuters. A largo plazo, el proyecto busca integrar la información del resto de redes sociales y medios de comunicación.
Siete proyectos para siete grandes desafíos. Miles de millones de datos ingobernables en los que poner orden. Acabamos de enterarnos de la enorme magnitud de eso que hemos llamado big data. Y solo estamos empezando a comprender el impacto que podrá tener en nuestro futuro en el planeta.
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Imágenes | iStock, Big Data Europe