Arranca la liga española. Y con ella regresan sus polémicas, sus estrellas y sus eternos debates. Los aficionados tenían ganas de que volviese a rodar el balón, aunque el verano no ha estado huérfano de fútbol gracias al Mundial. Vuelven los clásicos, los derbis, las emociones y los dramas. Y con Orange se podrá ver todo por televisión. También vuelven, como cada año, los mitos del fútbol.
No se gana porque no se suda la camiseta. Las celebraciones de la afición en las finales causan terremotos. Los jugadores atraviesen buenas y malas rachas. ¿Qué tienen de cierto estas afirmaciones? Acudimos a la ciencia para repasar ocho mitos del fútbol en particular y el deporte en general. Y no, no nos vamos a meter con los árbitros, que ya se encargará el VAR de reducir la polémica.
El fútbol: el mejor deporte del mundo
Está claro que está afirmación es subjetiva. Detrás de la popularidad del fútbol a nivel mundial hay muchos factores, incluyendo, claro, el empuje del marketing y la publicidad. Pero el fútbol tiene algunos elementos propios que refuerzan esa popularidad. El balompié es el deporte más emocionante e imprevisible del mundo, o así lo afirman al menos los investigadores Eli Ben-Naim, Sidney Redner y Federico Velázquez.
En su paper ‘Randomness in Competitions’ estudian las posibilidades de que los equipos o deportistas más débiles venzan a los más fuertes a través de multitud de competiciones deportivas. El fútbol es, de acuerdo con su análisis, el que registra más victorias imprevistas de un equipo inferior frente a uno superior.
La victoria y la felicidad
Negativo. Al menos si atendemos a las tendencias violentas de los aficionados después de un partido. Si nuestro equipo gana, nos volvernos más violentos. Y, contra lo que pueda parecer, la derrota nos tranquiliza. Así lo concluye una investigación del Violence Research Group de la Universidad de Cardiff.
Analizando los datos a lo largo de ocho años (de 1995 a 2002, ambos incluidos), concluyeron que las victorias de los equipos galeses desataban el comportamiento violento entre los aficionados locales. Sin embargo, cuando los equipos perdían, se registraban menos episodios violentos y se reducía la magnitud de los daños.
La ansiedad del punto del penalti
Un balón quieto, a 11 metros de la portería, con tiempo para pensar el disparo y tomar impulso. Y sin defensas rivales en el camino. El tiro desde el punto de penalti, técnicamente, es de lo más fácil a lo que se enfrenta un futbolista durante un partido. Pero el factor psicológico pesa mucho. El efecto de la ansiedad en el deporte está más que estudiado.
Los investigadores firmantes del paper ‘Decision Under Psychological Pressure: The Shooter’s Anxiety at the Penalty Kick’, tras analizar todos los partidos de varios trofeos franceses de eliminatorias (no campeonatos de regularidad, como la liga), sostienen que la probabilidad de anotar se ve influida directamente por dos factores: el valor de lo que está en juego y el miedo generado por un resultado negativo.
Otro de los artículos recientes sobre el tema, ‘Anxiety and the Use of Coping Strategies during Penalty Kicks’, firmado por dos investigadores de la Universidad de Arizona, concluye lo mismo. Además, se atreve con una serie de recomendaciones para los lanzadores: tomarse un tiempo antes de disparar, ser consciente de los propios movimientos y practicar técnicas para lidiar con la ansiedad.
Se pierde por falta de actitud
Uno de los más repetidos por la afición del equipo perdedor. Incluso por algunos entrenadores. No se gana porque no se suda la camiseta. “¿De verdad creen que un jugador, un equipo, desean intencionadamente exponerse a miles de personas y jugar sin actitud, a sabiendas de que van a ser criticados y que una imagen negativa puede influir en su carrera profesional?”, se pregunta la psicóloga deportiva Patricia Ramírez en un artículo en el diario ‘Marca’.
Para ella, lo que llamamos falta de actitud, se explica mediante la teoría del equilibrio. Nuestro cerebro, cuando no percibe que estamos ante situaciones extremas o peligrosas, desactiva ciertas funciones cognitivas y conductuales. Es decir, que si la situación no se percibe como importante (quizá por falta de motivación) el cuerpo se relaja de forma no consciente.
los goles y los terremotos
Uno de los clásicos. Este lo metemos casi en el cajón de “si todos los chinos saltasen a la vez, desplazarían el eje de la Tierra”. El último episodio fue recogido por la prensa deportiva durante el Mundial. El gol de la selección mexicana frente a Alemania desató la locura en la capital azteca y provocó un terremoto. Parte de responsabilidad a la hora de expandir este bulo la tuvo el Departamento de sismología y vulcanismo del Instituto de Investigaciones Geológicas y Atmosféricas de México.
El #sismo detectado en la Ciudad de México se originó de manera artificial. Posiblemente por saltos masivos durante el Gol de la selección de #México en el mundial. Por lo menos dos sensores dentro de la Ciudad lo detectaron a las 11:32. pic.twitter.com/mACKesab3b
— SIMMSA (@SIMMSAmex) 17 de junio de 2018
Sin embargo, como más tarde reconocieron, y como se ha repetido en innumerables ocasiones, esto no es cierto. O, al menos, no es preciso. Solo los aparatos más sensibles y más cercanos al origen de la vibración la detectan. Y los temblores que se generan por la locura de los aficionados son similares a los que genera, por ejemplo, el tráfico intenso.
“El evento no es perceptible para la población general, pero sí por los instrumentos más cercanos al lugar. Estos no pueden medirse en magnitudes, por lo que estrictamente no se les denomina sismos o en su caso debe ir acompañado de la palabra artificial para determinar que no se trata de un evento geológico. Este tipo de eventos no daña el subsuelo”, explican desde el instituto.
Las rachas de los delanteros
Las hay buenas y malas y son reales a medias. Tras analizar la actividad de 12 goleadores durante dos temporadas de la Premier League, un estudio de la Universidad de la City de Londres determinó que no existen buenas rachas. Es decir, la probabilidad de marcar es la misma se haya marcado o no en los partidos anteriores. Otra cosa es la apofenia, un sesgo característico de los seres humanos. Tendemos a ver patrones donde no los hay.
Sin embargo, sí que puede darse el fenómeno contrario, aunque ya entramos en temas psicológicos y motivacionales. Si un jugador no marca y se desmoraliza o está en baja forma física, su efectividad goleadora se verá disminuida.
Los goles con efecto psicológico
Minuto 40 de la primera parte. Si marcamos ahora, es un golpe psicológico para el rival. Lo piensan los aficionados y los propios futbolistas. Existen los goles psicológicos. Sin embargo, podrían tener menos efecto en el resultado del que imaginamos. Uno de los investigadores de la universidad londinense, Peter Ayton, sostiene en este otro artículo que no hay relación entre el momento en que se marca el gol y el resultado final.
Es más, su estudio estadístico durante dos temporadas de la liga inglesa acaba también con otro mito. Es más habitual que los goles de empate se produzcan poco después del primer gol como reacción, acabando con la creencia de que los equipos se hunden cuando reciben un tanto en contra.
El empuje de la afición
El fútbol es un deporte con un alto componente psicológico. Así, es de esperar que los ánimos de la afición local levanten el espíritu de los jugadores. Y las quejas y silbidos los desanimen. Sin embargo, uno de los estudios más exhaustivos publicados al respecto no encontró relación entre afición y desempeño de los futbolistas. Según el artículo, la influencia del aficionado varía mucho en función del momento de juego y de la temporada, de la situación del equipo y de los jugadores sobre el césped.
Sin embargo, sí existe una cierta relación entre jugar como local y las probabilidades de victoria. Según una investigación de la Universidad de Westminster, el factor campo es importante en las eliminatorias a doble partido. Analizando más de 6.000 cruces a lo largo de medio siglo de competiciones europeas, concluyeron que jugar la vuelta como local incrementa las posibilidades de salir victorioso de la eliminatoria.
¿Mitos futbolísticos? ¿Material para las discusiones postpartido? Rueda el balón y no importa lo que hayamos leído antes. Con los nervios a flor de piel hasta el pitido final veremos rachas, manos negras, jugadores más o menos comprometidos y goles psicológicos. La ciencia seguirá estando ahí para cuando queramos respirar hondo, relativizar y quedarnos solo con lo mejor del deporte.
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