¿Te imaginas llegar a la pizzería de tu barrio y que, en vez de Marco o Carla, sea un robot el que te sirva tu pizza margherita con doble de queso? Hasta le podrías pedir que te añadiera piña sobre la mozzarella sin que por ello arrugara el ceño, en una mezcla de desprecio y repugnancia, que así se las gastan los puristas. Pues parece que en Francia esto será pronto una realidad, gracias a la startup EKIM, que pretende revolucionar la tecnología alimentaria con la creación, a finales de este mismo año, de la primera pizzería 100% autónoma y servida por robots que cocinarán frente al cliente.
Pero vayamos a los inicios para ver cómo se gestó la idea. Y concretamente al verano del año 2012, cuando, al más puro estilo Steve Jobs, los ingenieros y fundadores de EKIM, Sébastien Roverso y Cyrill Hamon, hicieron los primeros diseños 3D de ese futuro robot-chef en el mismísimo garaje de su casa de Lagny-sur-Marne, al norte de Francia. Solo un año después, veía la luz el primer brazo robótico con el que echaría a andar la empresa EKIM.
A partir de ahí, se inició una vertiginosa carrera de tan solo seis años, que pasó por el crecimiento del equipo; la búsqueda de equipamiento y proveedores; el traslado a unas nuevas instalaciones cerca de París; el fichaje de gestores con experiencia -como el ex L’Oreal Philippe Goldman, hoy CEO de EKIM, o el director general de Quick and Burger King France, Jérôme Tafani, que desde mayo forma parte del comité ejecutivo-; y, sobre todo, la búsqueda de financiación para convertir una buena idea en un negocio rentable. Esto último también se hizo realidad hace tan solo unos meses con la inyección de 2,2 millones de euros por parte de los fondos de inversión Partech y daphni, convencidos del futuro de la «robot-lución» que quiere hacer EKIM en el mundo de las FoodTech (o startups que aplican la tecnología a modelos de negocio vinculados a la industria alimentaria).
LA ELABORACIÓN DE CADA PIZZA, PERSONALIZADA Y TOTALMENTE AUTOMATIZADA
Al mismo tiempo, la agencia creativa Lord gestó, también este mismo año, la marca Pazzi (plural del loco -pazzo- en italiano, quizá en referencia a aquellos dos locos de garaje) con la que llegarán al mercado esos nuevos puntos de restauración, en forma de franquicia llave en mano, en los que robots cocinarán y servirán pizzas, junto a otros productos, como bebidas, postres o ensaladas.
¿Y cómo funciona el proceso hasta que la pizza llega a nuestra mesa? Según explican los propios responsables de EKIM en la web de la empresa, el modelo que han desarrollado- y que esperan que supongan una experiencia diferencial basada en ingredientes de calidad, un servicio óptimo en tiempos y un servicio entretenido y personalizado- está completamente automatizado, porque los robots que en él intervienen son totalmente autónomos, desde el pedido hasta la entrega.
En todo caso, el germen de esa masa que hará inconfundibles a sus pizzas sí que tiene un lado humano: el de una harina excepcional, cuya receta ha sido creada por el chef Thierry Graffagnino (nada menos que un triple campeón mundial de pizza) en colaboración con la panificadora Les Moulins Familiaux.
PIZZA, ROBOTS Y ESPECTÁCULO: ENTRETENIMIENTO ASEGURADO
Tan pronto como se abra un restaurante de la franquicia Pazzi, los clientes podrán empezar a hacer sus pedidos a través de la web o de la app MYOP (Make My Own Pizza), donde se les ofrecerán más de 500.000 combinaciones posibles, para que ellos mismos diseñen el producto y hasta puedan compartirlo en sus redes sociales.
A partir de ahí, empieza la fiesta. Y es que para los de EKIM esa experiencia única que quieren proporcionar en sus establecimientos también tiene mucho de espectáculo. Por eso, todo el proceso de elaborado de cada pizza se hará de cara al público, y por unos robots cuyos movimientos se han inspirado, incluso, en los que hacen los propios pizzaiolos cuando elaboran una pizza.
Los robots cocineros que verán los clientes constan de tres brazos mecánicos y son adaptación de un modelo diseñado por Esben Østergaard (confundador de Universal Robots) y distribuido por la firma Sysaxes.
Y finalmente se sirve el producto, cuyo precio oscilará entre los 7 € y los 14 €, dependiendo del tamaño de la pizza. Según aseguran en EKIM, la experiencia será tan ultrapersonalizada que «los clientes solo pagarán por lo que está en su pizza. Si eliminan o agregan ingredientes en medio del proceso, el precio se ajustará de acuerdo a ello».
El próximo y definitivo paso en la trayectoria de EKIM será la apertura su primer restaurante -que esperan que sea el primero de muchos- en París o en la región de la Isla de Francia a finales de 2018. Esta experiencia les servirá como piloto para una expansión, incluso internacional, que se desarrollará a partir de 2019, con acuerdos de franquicia o licencia para abrir nuevos establecimientos bajo el nombre de Pazzi y con formatos diversos: para llevar, restaurante in situ…
¿Quién sabe? Quizá pronto podamos tener alguno de estos pizzaiolos de metal en España y disfrutar del espectáculo que, de seguro, supondrá verlos elaborar una de pepperoni o una napolitana.
Imágenes | EKIM
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