Compartir fotos de nuestros hijos en internet no es algo inocuo. La novedad sobre el uso de las redes sociales para hacer partícipes a los demás de nuestras experiencias personales debería estar superada. Y haber dejado paso a un uso más sensato y responsable de ellas, sobre todo cuando esto implica a menores.
Sin embargo, esto no es así es un alto porcentaje de casos. Según la encuesta ‘The Age of Consent’, realizada por McAfee, el 30% de los padres publica una foto o vídeo de sus hijos a diario. Y el 12% lo hace hasta cuatro o más veces al día.
Son datos llamativos. Pero más alarmante resulta saber que casi un tercio de los progenitores reconoce que esas imágenes subidas a redes sociales pueden acabar en manos no deseadas.
UNA MALA DECISIÓN
La mayoría de los padres conoce los riesgos que esto implica. Entre ellos la pedofilia (49%), el acoso (48%), el secuestro (45%) y el cyberbullying (31%). Pero siguen ofreciendo esa información.
«Publicar fotos y vídeos en las redes sociales es una excelente forma para que los padres compartan lo que sucede en sus vidas con sus seres queridos”, afirma Francisco Sancho, Product manager consumer y mobile de McAfee España. “Sin embargo, la encuesta revela que los padres no son del todo conscientes de lo que publican y de cómo esto puede perjudicar a sus hijos”.
“Si las imágenes compartidas caen en manos equivocadas, se puede llegar a sustraer información sensible”, advierte Sancho. La fecha de nacimiento, el domicilio, a qué colegio va o incluso el nombre completo del niño son datos que podrían llevar al cyberbullying o al robo de identidad.
Muchos de los padres (58%) ni siquiera tienen en cuenta si su hijo consentiría que su imagen se publicara en la red. De hecho, el 22% piensa que los menores no son los que deben decidir sobre si su imagen debe ser publicada o no. Y casi uno de cuatro considera que son los adultos a quienes les corresponde esta elección.
Sin embargo, y según la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor, hay matices. En su artículo dedicado al derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen, se especifica que los padres y tutores respetarán estos derechos y ayudarán a protegerlos.
QUE NO SE AVERGÜENCEN
Sobre los efectos que puede provocar en los menores compartir sus imágenes, la mayoría de los progenitores solo tiene en cuenta los riesgos físicos y no tanto los emocionales. Un escaso 30% considera la posibilidad de que sus hijos pudieran sentirse avergonzados. Y solo el 23% reconoce estar intranquilo por la ansiedad o preocupación que generaría publicar una foto de los pequeños.
Los efectos secundarios emocionales no deben dejarse de lado. Más de uno de cada cuatro niños, de entre 10 y 12 años, se sienten avergonzados, preocupados o ansiosos cuando sus padres publican fotos de ellos en internet, según revela un estudio de ComRes realizado en Reino Unido.
Las madres son las que se muestran más consciente de estos efectos. El 45% de los padres opina que sus hijos pueden superar cualquier contenido embarazoso, mientras que solo el 14% de las madres mantiene esta afirmación.
«Como padre sé lo importante que es inmortalizar en imágenes los grandes momentos de los pequeños”, apunta Sancho. “Los padres quieren compartir estas imágenes con amigos y familiares a través de las redes sociales, pero antes de hacerlo deberían sopesar las consecuencias. Además de avergonzarlos, también deben saber que les pueden generar grandes problemas en el futuro. Les aconsejo que lo piensen dos veces antes de compartir públicamente cualquier foto”.
APRENDIENDO JUNTOS
Como dato positivo, la mayoría (70%) solo publica fotos de los menores en sus cuentas privadas de redes sociales. Aunque esto representa un primer paso para proteger su imagen, no es suficiente.
Algunas medidas que pueden tomarse antes de compartir vídeos o fotos son desactivar la localización de las imágenes y configurar la privacidad. En redes sociales como Instagram o Facebook, es posible compartir publicaciones solo con determinadas personas. De todos modos, hay que tener en cuenta que eso no exime del riesgo de llegar a quienes pueden hacer un mal uso de ellas.
Por esta razón tampoco hay que pasar por alto comunicar a amigos y familiares cuál es nuestra posición al respecto. Y si se detecta que alguien comparte una foto o un vídeo de nuestros hijos en redes sociales como Facebook, hay que saber que es posible denunciarlo.
Los datos de esta encuesta revelan que todavía falta educar no solo a los menores, también a sus padres en un uso responsable de las herramientas digitales. Campañas como Por un uso Love de la tecnología de Orange ponen de manifiesto que todavía hay mucho por hacer. Pero también la necesidad de que padres e hijos compartan este aprendizaje.
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