“La primera vez que pensé que era tonta fue en preescolar. Vi que todo el mundo tenía que leer una palabra, me iba a tocar y yo no sabía”. Luz Rello no era tonta, pero sí disléxica. Se aprendió de memoria la palabra que sabía que le iba a tocar, la dijo bien y superó la primera de las muchas barreras que se iba a encontrar en el camino. Hoy es una de las 20 mujeres del mundo que ha elegido la revista ‘Newsweek’ como referente para el futuro. Junto a la veterinaria Rebeca Atencia es la única española entre estas ‘Women of the Future’.
Hasta hace un mes y medio, Rello estuvo trabajando en la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh (Estados Unidos). Una licenciatura en Lingüística, un doctorado en Informática y un máster en Procesamiento de lenguaje natural la llevaron a uno de los grandes centros de investigación del planeta. Ahora ha decidido parar (aunque sigue colaborando con el centro) para dedicarse a tiempo completo a Change Dyslexia, una empresa social que aglutina toda su investigación sobre lenguaje y machine learning de los últimos años. El objetivo: dar una respuesta a la dislexia.
Las tres barreras de la dislexia
“A día de hoy, todavía me equivoco”, asegura Luz Rello. El libro que acaba de publicar se lo revisó su mejor amiga, su director de tesis y luego los editores. “Pero para los artículos científicos, que son más cortos, los reviso yo sola muchas veces y los dejo muy apañados”. Y es que la dislexia, que no es una enfermedad, no se cura. Aunque se aprende a convivir con ella y a superar los obstáculos que levanta.
La primera barrera a la que se enfrenta una persona con dislexia es el desconocimiento y la incomprensión. “Cuando tienes dislexia de pequeño y no lo sabes, lo primero que piensas es que eres tonto. Y es una etiqueta que cuesta mucho quitarse. Como no te das cuenta de que es un problema de lenguaje, sientes frustración”, explica Rello.
La segunda barrera la forman las propias dificultades de lectoescritura asociadas a la dislexia. Son errores al leer y al escribir que tienen implicaciones en el rendimiento escolar, en la carrera, en la familia… “Se puede llegar a complicar mucho. Puedes pensar que no es un trastorno serio, pero puede llegar a ser un drama familiar. Existe un riesgo de exclusión real”, puntualiza la investigadora de Sigüenza (Guadalajara).
Por último, la tercera gran barrera es socioeconómica. Superar la dislexia es muy caro. “Pagar un diagnóstico y una terapia personalizada cuesta mucho dinero. Pocas personas se lo pueden permitir”. Estas tres barreras son sobre las que busca actuar Change Dyslexia. Las dos primeras mediante la informática, las matemáticas y la inteligencia artificial. Y la última mediante un programa de becas y la gratuidad o el bajo coste de las soluciones que ofrece esta empresa social.
De Piruletras a Dytective
“Casi ya de adolescente, una mañana estaba en la Casa de Libro con mis padres y vi un libro titulado ‘Ortografía de la Real Academia Española’. Ni se me había ocurrido que pudiera existir algo así. Creo que fue la primera vez que intuí que quizá se podía modelizar todo el lenguaje”, cuenta Luz Rello en su libro ‘Superar la dislexia’. “Sentí una liberación total al descubrir que la ortografía funcionaba casi de manera matemática. Había un orden coherente en toda esa maraña”.
Su obsesión por el lenguaje la llevó a leerse el diccionario de principio a final. Y a estudiar lingüística. En 2011 recibió la beca Anita Borg de Google, hoy llamada Women Techmakers, gracias a la cual conoció a la desarrolladora de software Clara Bayarri. Con ella hizo Piruletras, una aplicación que ayudaba a la detección de la dislexia mediante juegos. La usaron más de 30.000 personas.
“Con tiempo, descubrimos que dejar la aplicación gratuita no era algo sostenible: cuantas más personas usaban la herramienta, más problemas teníamos para mantenerla. No teníamos ni siquiera un soporte técnico, y fue muy triste y duro ver cómo se iba muriendo”, detalla Luz Rello en su libro.
Dytective es la segunda parte de Piruletras. Una versión mejorada que llega tras el paso de Rello por la Carnegie Mellon, universidad a través de la cual se ha presentado la solicitud de patente para la tecnología. “Dytective tiene dos partes: detección y tratamiento. Es todo lo posible que se puede hacer desde la informática, la lingüística aplicada y la inteligencia artificial para ayudar a superar la dislexia”, explica Rello.
Datos y machine learning
Como toda tecnología de inteligencia artificial, Dytective empieza con grandes conjuntos de datos. En este caso, datos de errores de personas disléxicas. “Los analizamos lingüísticamente y estadísticamente. De ahí sacamos patrones, que existen, y los integramos en juegos. A esos juegos le añadimos un motor de aprendizaje automático y ahora podemos detectar riesgo de dislexia con un 80% de eficiencia”.
Este primer conjunto de juegos con machine learning forma la aplicación de cribado. Una herramienta gratuita que facilita la detección del trastorno y que han usado casi 170.000 personas de más de 50 países. La parte de apoyo para superar la dislexia consta de 45.000 ejercicios que se van personalizando en función del rendimiento de los usuarios en 24 habilidades cognitivas, desde las competencias semánticas u ortográficas hasta la memoria visual o la atención.
«Jane Goodall fue transgresora cuando todo el mundo dudaba de ella y a mí me sirve de apoyo cuando recibimos críticas»
“Esta personalización todavía no se hace con machine learning. Podríamos hacerlo, pero ahora mismo se hace mejor con un conjunto complejo de reglas. En función del rendimiento que se va obteniendo en cada ejercicio se van ajustando los siguientes ejercicios. Si tienes fortalezas, se intentan reforzar”, explica Luz Rello.
Dytective es el eje de Change Dyslexia. El desafío es, ahora, hacerlo sostenible. “Change Dyslexia quiere superar las tres barreras de la dislexia. Para superar el desconocimiento hemos hecho el test gratuito para todo el mundo”, señala Rello. El tratamiento tiene un coste de 17 euros por licencia. Ya se está usando en los colegios de la asociación Ikasgiltza en Vizcaya. En enero, la Consejería de Educación de Madrid empezará a probarlo en 100 colegios.
“Por último, para superar la barrera socioeconómica, para ayudar a la gente que no se puede permitir la licencia, tenemos un programa de becas. Ahora mismo más de 250 personas ya tienen beca. A las empresas grandes, con una fuerte responsabilidad social corporativa, intentamos venderles paquetes de becas”, añade la lingüista y experta en procesamiento del lenguaje.
Lleva 10 años dedicada a este proyecto en exclusiva. Ahora, asegura que tiene también ante sí el desafío de encontrar el equilibrio entre su vida profesional y la personal. Algo que, cree, comparte con Rebeca Atencia, la otra española en la lista de ‘Newsweek’. “Rebeca, supongo que tendrá el desafío de encontrar un balance entre la vida personal y profesional. Sobre todo, al estar tan lejos, saber manejar el desarraigo y el estar lejos de la familia”.
La primera vez que quiso ser científica, fue por Marie Curie. “Tendría siete u ocho años”. Pero su carrera adulta está plagada de otros referentes de mujeres científicas: Margarita Salas, Guadalupe Sabio, María Blasco… Y Jane Goodall, benefactora de Atencia. “Para mí fue y sigue siendo una inspiración. Es así. Sobre todo, por la constancia y la paciencia que tuvo. Fue transgresora cuando todo el mundo dudaba de ella y a mí me sirve de apoyo cuando recibimos críticas”.
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Imágenes | Change Dyslexia