París ha sido siempre uno de los centros mundiales del arte. Sus calles guardan historias y secretos que muchos artistas han utilizado a lo largo de la historia para crear algunas de las obras más bellas que hoy conocemos. Concretamente, Montmartre, uno de sus barrios más emblemáticos, ha sido escenario del auge creativo de muchos artistas, entre ellos Toulouse-Lautrec. Por eso, CaixaForum presenta una exposición con 350 obras que nos harán viajar por el Montmartre más bohemio y sorprendente.
París a través de cafés y cabarets
La exposición recoge obras de diferente formato, desde carteles hasta impresiones e ilustraciones que ayudarán al visitante a entender la vida del Montmartre de finales del siglo XIX. Sin duda, el pintor Toulouse-Lautrec supo plasmar a la perfección el carácter nocturno de París, la esencia de sus cafés y cabarets. Es por eso que la muestra convierte su figura en el eje central que termina uniendo a varios artista de la época como Vincent van Gogh, Jean-Louis Forain, T. A. Steinlen, Pierre Bonnard o Édouard Vuillard. Jóvenes transgresores que quisieron romper con las imposiciones de la burguesía y con todo aquello que se había preestablecido para instaurar nuevas formar de crear arte.
Entre las 350 obras se encuentran préstamos internacionales de colecciones públicas y privadas que nos permiten entender el enorme papel que ha tenido Montmartre en el desarrollo del arte moderno. Otro de los objetivos de la exposición es dar a conocer la influencia que tuvieron, tanto Toulouse-Lautrec como sus contemporáneos, en la evolución de la producción artística efímera: carteles, ilustraciones, impresiones y diseños, que expandieron a nuevos públicos el espíritu bohemio y las creaciones artísticas.
La belleza de lo marginal
«Toulouse-Lautrec y el espíritu de Montmartre» propone una retrospectiva por el que fue el barrio más bohemio de París (por no decir del mundo) a finales del siglo XIX y principios del XX, pero no siempre fue así. En 1880, Montmartre no era más que una peligrosa zona a la que ningún parisino acudía por voluntad propia. Sin embargo, un grupo de jóvenes creadores de la época se sintieron atraídos por la esencia de este barrio y supieron ver la belleza en lo que otros consideraban marginal o vulgar. Pintores, escritores, intérpretes y músicos se mudaron a un lugar que se convirtió, casi sin querer, en el centro neurálgico de la estética vanguardista del momento.
La mayor parte de las piezas recogidas en la exposición muestran la vida cotidiana, la diversión y el entretenimiento más alejados de las grandes salas aristocráticas. Muchos de los artistas del momento simpatizaron con grupos sociales en los que los demás solo veían vicio y marginación y fueron precisamente ellos quienes inspiraron la estética de aquellos años. CaixaForum quiere recuperar el espíritu revolucionario de esta época, revivir la fascinación de pintores y artistas por la libertad en contra de las convicciones. Una espectacular fiesta en la que se mezclan la música, el teatro, el circo y las artes plásticas y que se podrá visitar hasta el próximo 19 de mayo.