Mario Peláez junto al cartel que indica los distintos departamentos de su universidad. / SINC
Se llama Mario Peláez pero su nombre de guerra es Sassy Science y es la primera divulgadora de científica drag queen de todo el mundo. Le quedan meses para presentar su tesis sobre microscopía de electrones de nanomateriales de dos dimensiones, pero gana tiempo al estudio para dedicarlo a su canal de Youtube y su perfil en Instagram. Y es que Mario Peláez apuesta por las redes sociales y su identidad drag queen para divulgar el conocimiento científico y denunciar la discriminación de la investigación hacia las mujeres jóvenes, personas racializadas y el colectivo LGTB+ en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (disciplinas STEM).
drag queen con corona de grafeno
En sus vídeos, la estructura atómica del grafeno, el material del futuro que es objeto de sus investigaciones, se convierte en una diadema que rodea su pelo y un collar que adorna su cuello. Estos adornos hacen brillar aún más la imagen de Sassy Science, la drag queen que se sube a unos tacones y se maquilla con esmero para compartir vídeos sobre “reinas”, tal y como se refiere a las investigadoras actuales e históricas, que son y fueron invisibilizadas.
En el canal de YouTube de esta barbuda drag queen ya se pueden encontrar vídeos -explicados en perfecto inglés- sobre la química Rosalind Frankin y la física Lise Metiner y dice que también quiere grabar más sobre Ada Lovelace y Marie Curie.
Tal como explica a SINC, Mario Peláez, entró en contacto con el mundo drag queen hace un par de años a través de la asociación Somos LGTB+ de Aragón y hoy utiliza esta identidad como medio para divulgar ciencia sin complejos, aunque sea en congresos científicos con cientos de asistentes que le miran atónitos.
“La comunicación científica es para que la gente se interese por ella, no para que adquiera un conocimiento de máster en Física. Y, sobre todo, es para que entienda que la ciencia es importante y que todo el mundo puede hacerla”, explica Sassy Science, quien no se imagina la vida sin ciencia. Tampoco sin tacones altos.
un astronauta y dos youtubers
No es la primera vez que en Nobbot hablamos de la creciente importancia de los youtubers para divulgar el conocimiento científico. No es extraña esta tendencia si tenemos en cuenta que, según la última Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología, el uso de internet como fuente informativa ha aumentado desde un 52,7% en 2010 a un 63,4% en 2018 y supera a la televisión entre personas de 15 a 34 años. En concreto, las redes sociales son las más utilizadas por un 48,1% del total de los encuestados.
Por ello, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) estrenó recientemente Science Truck, un proyecto de divulgación de la ciencia protagonizado por youtubers, que se emitirá en directo desde centros educativos de enseñanza secundaria.
Incluso el mismo Ministro de Ciencia, Investigación y Universidades, Pedro Duque, ha reconocido la importancia del mundo youtuber para acercar la ciencia a la ciudadanía manteniendo una charla sobre la ciencia española, la exploración del espacio, las pseudociencias, la situación de las universidades y la divulgación científica con los youtubers QuantumFracture y Cdeciencia.
responsabilidad con la sociedad
Otro youtuber científico, Pablo Barrecheguren, licenciado en Bioquímica con Máster en Neurociencias y doctorado en Biomedicina, reconoce es no es un camino fácil, pues no resulta sencillo lograr una audiencia relevante para este tipo de contenidos. Pero él se plantea esta actividad como un ejercicio de responsabilidad con la sociedad. “Divulgo contenidos científicos porque creo que potenciar la cultura científica es muy importante para todos y, en mi caso concreto, sobre neurociencias existen una gran cantidad de “mitos”, ideas mal interpretadas o conceptos importantes que en general no se conocen”.
“La divulgación científica ayuda a que la gente sea consciente de su importancia como motor de desarrollo, y cuando la gente empieza a darle importancia los políticos se ponen las pilas”, concluye.