El despliegue de las tecnologías inalámbricas de telecomunicaciones, apartir de los años 90, desencadenó la alarma sobre el supuesto sobre el impacto de las ondas electromagnéticas de radiofrecuencia en la salud. Sin embargo, con el paso de los años, cualquier duda que pudiera haber sobre la peligrosidad de estas ondas ha sido despejada por sucesivos trabajos científicos. En las condiciones habituales de exposición –por debajo de los límites de seguridad establecidos por la Comisión Internacional para la Protección ante Radiaciones No Ionizantes-, no se han detectado efectos biológicos en las personas, a pesar de lo que digan los movimientos antiantenas.
la justicia compra los bulos antiantenas
Sin embargo, como sucede con tantas fake news, los hechos no parecen hacer mella sobre bulos y prejuicios y, una de las últimas muestras de ello, ha sido la sentencia de un tribunal español que ha reconocido la hipersensibilidad electromagnética como accidente laboral.
Tal como explica en SINC Alberto Nájera López, doctor del área de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Castilla-La Mancha, “de existir una relación causal entre la exposición personal a estos campos y la salud, estaríamos experimentando la mayor pandemia a escala global nunca sufrida por la especie humana. Prácticamente todos los lugares están expuestos a esta radiación y, por tanto, poca es la población que estaría plenamente a salvo”.
“Sin embargo, y a pesar de las alarmantes advertencias de los movimientos antiantenas, no se ha producido un incremento significativo de casos de cáncer que pudieran estar asociados a este supuesto agente agresor; tampoco el de otras patologías o síndromes como el denominado hipersensibilidad electromagnética”, afirma Nájera López, autor del blog autor del blog www.radiandando.es.
hipersensibilidad electromagnética
El experto destaca los múltiples estudios epidemiológicos que no han constatado el anunciado incremento de patologías por las antenas o en poblaciones expuestas a las radiaciones. Otro gran conjunto de estudios se ha orientado a determinar las posibles causas de esos síntomas o dolencias que describían algunas personas en presencia de una antena o fuente de radiación cuando estos estaban emitiendo.
“Los dolores de cabeza, los mareos o los problemas para conciliar el sueño, entre otros, son los síntomas que sufren a todas horas los pacientes que dicen padecer hipersensibilidad electromagnética. Según ellos, estos síntomas se producen y agravan en presencia de cualquier dispositivo inalámbrico, y sufren mucho. Pero lo que nos dice la ciencia es que lo que ellos creen que les está produciendo su dolor y lo que realmente se lo está generando son cosas diferentes”, señala este Licenciado en Física y Doctor en Neurociencias (2005) por la Universidad de Salamanca.
La simple aparición de noticias en los medios que informan o alertan de manera irresponsable sobre este tema incrementa los síntomas de aquellos que los padecen y, además, producen un efecto llamada. Por el contrario, escamotear y esconder las antenas, así como divulgar el conocimiento científico actual sobre este tema, los reduce.
Por ello, se pregunta ¿qué evidencia científica se ha presentado ante el tribunal que avale la relación causal que justificaría estas y otras sentencias? Según Nájera López, el discurso antiantenas se apoya en estudios científicos supuestamente rigurosos que no lo son en absoluto.
estudios de baja calidad
A continuación el experto detalla uno de los últimos ejemplos. Su autor, Martin Pall, conforma junto a otros un conjunto de científicos cuestionados en el ámbito del bioelectromagnetismo. En junio de 2018, la revista Environmental Research publicó el artículo titulado “WiFi is an important threat to human health” (la wifi es una amenaza importante para la salud humana).
El artículo recoge resultados de siete estudios, de muy baja calidad, que vinculan la radiación de las WiFi con diferentes efectos biológicos, casi todos en condiciones de laboratorio o animales. La elección de esos estudios fue interesada y subjetiva pues no se presentan criterios de selección que justifiquen su inclusión en el estudio.
justicia sin evidencia científica
“El autor concluye que la WiFi amenaza la salud humana sin aportar pruebas adecuadas que corroboren su hipótesis. Este y otros trabajos son rápidamente difundidos por estas asociaciones y movimientos antiantenas sin atender, por ejemplo, a los comentarios que la revista ha recibido donde se alerta del uso torticero, erróneo e inadecuado de la información científica”, explica Alberto Nájera.
Por todo ello, cree que “un juez debería centrarse en informes oficiales de instituciones independientes como son la OMS y la ICNIRP, o sociedades científicas como la Asociación Europea de Bioelectromagnetismo (EBEA) o la Sociedad de Bioelectromagnetismo (BEMS)”
“No será un juez quien, en una sentencia, dando por válida la existencia de relación entre campos electromagnéticos e hipersensibilidad electromagnética, demuestre científicamente que esta relación existe”, concluye.
Extracto de un artículo de Alberto Nájera López, publicado originalmente en SINC.