En una comunidad educativa de cualquier ciudad pueden encontrarse 20 alumnos, de entre 12 y 14 años, con un talento especial para las matemáticas. Esto era lo que aseguraba hace más de dos décadas Miguel de Guzmán, creador del proyecto Estalmat.
Este miembro, ya fallecido, de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales era consciente, tal y como expresó entonces, de que “probablemente transcurrirán sus años escolares inadvertidos, frustrados, sin fruto para la sociedad, por falta de un tratamiento adecuado. Posiblemente van al fracaso y a la inadaptación por aburrimiento”.
Esta inquietud le llevó a idear un programa que pudiera sacar partido a ese talento. No solo para satisfacer las inquietudes de esos niños. También con la intención de que constituyera “un gran beneficio para la sociedad, y una gran utilidad para el avance de la ciencia y de la tecnología a la larga”.
matamáticas creativas
Estalmat comenzó en 1998 como un proyecto piloto en la Comunidad de Madrid y poco a poco fue extendiéndose al resto de comunidades autónomas. Su objetivo era detectar cada año unos 25 niños y niñas de 12 y 13 años con un talento especial para las matemáticas. Una vez identificados, les ofrecerían apoyo académico para poder desarrollarlo.
Desde entonces, todos los años se realiza una prueba de selección en el mes de junio. La llevan a cabo en 10 centros repartidos por toda España. La prueba consta de seis problemas, cada uno con varios apartados con diferente nivel de dificultad. “Todos los candidatos puedan resolver alguno, pero solo los que tienen habilidades especiales pueden solucionar varios apartados”, explica a Nobbot Eugenio Hernández, profesor titular de Análisis Matemático de la Universidad Autónoma de Madrid.
“Buscamos que sean capaces de organizar la forma de resolver un problema. Que sean capaces de ver patrones y leyes que les permita generalizar la solución encontrada en casos particulares. No nos interesa tanto que hayan llegado a la solución correcta, sino que nos expliquen las ideas que han tenido para atacar el problema planteado”, concreta.
Quienes obtienen las mejores puntuaciones tienen que realizar una entrevista, junto con sus padres, para determinar su grado de implicación. “Queremos que los alumnos se comprometan a asistir a las reuniones durante los dos primeros años del proyecto. Y que sus padres se impliquen en maximizar la asistencia de sus hijos a estas sesiones”. El programa Estalmat dura dos años. Las sesiones se celebran los sábados, su duración es de tres horas –descanso incluido– y los trabajos se desarrollan en grupo.
Cómo detectar y desarrollar ese talento precoz
Para identificar estas cualidades deben demostrar un interés fuera de lo habitual por las matemáticas. Y existen comportamientos que pueden dar pistas a sus progenitores y profesores. Realizar preguntas que suponen razonamientos matemáticos o transfieren lo aprendido a situaciones nuevas son algunos de ellos. Como también lo es solucionar problemas de una forma más creativa a como se lo han explicado. Así como demostrar una gran rapidez en aprender, comprender y aplicar ideas matemáticas sin tener que repetirlo varias veces.
Hernández nos explica que el primer paso se tiene que dar en su entorno. Se fían más de las opiniones de los profesores que de los padres, por las implicaciones emocionales de estos últimos. “Los profesores son las personas adecuadas para detectar el talento matemático en los más jóvenes. Están en contacto con ellos durante gran parte del día y en muchas ocasiones realizando tareas que pueden usarse para calibrar su viveza intelectual”.
Las actividades que realizan durante esos dos años tratan de crear el ambiente adecuado para desarrollar la creatividad matemática. Juegos de estrategia, geometría con ordenador, mosaicos, combinatoria o fractales son parte de ellas son algunas de ellas. Todas tienen un factor en común: no forman parte del programa curricular del sistema educativo.
Cada grupo, de cinco alumnos, está supervisado por dos profesores. Todos los profesores de Estalmat pertenecen tanto a centros de enseñanza secundaria como a universidades. “Están implicados activamente en la docencia y con experiencia en la realización de este tipo de actividades en distintos ámbitos, como la Semana de la Ciencia o talleres de matemáticas”.
250 nuevos alumnos cada año
Desde que Miguel de Guzmán creó Estalmat, han pasado por este proyecto 2.700 alumnos. Cada año se presentan a las pruebas unos 2.500, de los que el 60% son chicos y el 40% chicas. Una cifra bastante igualada teniendo en cuenta la alta tasa de abandono de ellas en materias relacionadas con la ciencia y la tecnología.
De todos los aspirantes, son 250 los que comienzan el programa cada año, ahora dirigido por Amable Liñan Martínez. También académico de número de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 1993.
Hernández cuenta a Nobbot que lo más difícil de estos 20 años ha sido conseguir apoyo económico. Este mal común a la mayoría de iniciativas de este tipo se agudizó con la crisis. “Ahora el programa está tan consolidado que, aunque no se cuenta con mucha financiación, el trabajo voluntario de los profesores hace que el proyecto siga adelante. Para ellos es un placer poder disfrutar con alumnos interesados en aprender y disfrutar contestar a sus incisivas preguntas”.
En este tiempo, los que forman parte de Estalmat, han sido testigos de cómo algunos de los alumnos han concluido sus estudios de doctorado y trabajan en prestigiosos centros nacionales e internacionales. “Lo más satisfactorio es ver que año tras año, generación tras generación, la ilusión con la que estos chicos y chicas asisten a las sesiones no decae. Resulta para ellos una experiencia muy distinta de que la tienen semanalmente en sus centros de estudio”.
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Imágenes | Estalmat