Former Blockbuster video rental store on Pensby Road, Heswall, Wirral, Merseyside, England. Commons Wikimedia
Caminar por los pasillos de un videoclub era una sensación inexplicable e insustituible que muchos echamos de menos. Cualquier tarde perdida podía convertirse en una auténtica aventura si te decidías a alquilar una película. Comedia, terror, dibujos animados… las estanterías parecían rascacielos y las carátulas se acumulaban imponentes sobre esas tablas de madera. Cuando, después de 1 hora (como mínimo), te decidías por alguno de los títulos, andabas con aires de triunfador hacia la caja, repitiéndote a ti mismo «madre mía, qué bien he elegido». Mientras el dependiente introducía el VHS en la carátula correspondiente, ojeabas los paquetes de palomitas de microondas y, en el 90% de las ocasiones, te acababas llevando más de uno. Esta maravillosa experiencia se ha visto condenada al mero recuerdo tras la desaparición de miles de videoclubs. Cadenas tan míticas como la noventera Blockbuster dijeron adiós a su imperio pero, señoras y señores, aún resiste un guerrero en la batalla.
BlockBuster, un remember vintage
A partir del próximo 1 de abril tan solo quedará un Blockbuster en todo el mundo y los que quieran visitarlo tendrán que desplazarse hasta Bend, Oregón. Este establecimiento se convertirá en el último reducto de una de las cadenas más exitosas y emblemáticas nacidas en los años 90. Hace tan solo unos días, el penúltimo Blockbuster del mundo, ubicado en Morley (Australia), anunciaba su cierre definitivo. Las películas que se almacenan en sus estanterías han comenzado ya a venderse al público y, hasta el 31 de marzo, los usuarios podrán adquirir también carteles de recuerdo y otras joyas para nostálgicos.
Parece que los únicos que han celebrado la noticia han sido los encargados del local de Oregón que intuyen, como no podía ser de otra manera, que a partir de ahora este último Blockbuster se convertirá en una especie de templo, con la afluencia de público que eso supone.
We just got off the phone with an Australian radio station. The last Blockbuster in Australia is closing at the end of this month making our Bend Oregon Store the Last Blockbuster on the Planet!!!! #LastBlockbuster #IntheWorld
— Blockbuster Bend (@BlockbusterBend) 5 de marzo de 2019
El Blockbuster de Bend se incorporó a la, por entonces enorme franquicia, en el año 2000. Este, ya emblemático local, se sitúa a un costado de la carretera, cerca de un puesto minorista de cannabis y un servicio de cremación de mascotas. No es que sea el enclave más idílico del mundo pero oigan, quizá sea suficiente para hacer una película. Cuenta con casi cuatro mil clientes habituales y, por lo que parece, esta lista no hace más que crecer.
“Prácticamente nos ha revitalizado ser la última tienda. Nos tratan como celebridades» asegura, tal y como recoge The New York Times, Sandi Harding, gerente del último Blockbuster. El enclave que rodea a este local tan vintage es uno de los factores que más han contribuido a su supervivencia. Bend está formado por un conjunto de pequeñas comunidades repartidas en una amplia extensión de territorio. El acceso a internet no es precisamente sencillo en la zona por lo que la gente aún valora los antiguos métodos que utilizábamos para pasar las tardes.
La caída del imperio
Blockbuster es una compañía fundada en el año 1985 por David Cook. Esta emblemática cadena de videoclubs procedente de Dallas alcanzó el éxito internacional en 1990 y, en 2004, contaba con la friolera de 9.094 establecimientos en todo el mundo. La llegada y el auge de las plataformas de streaming supuso el fin de un negocio cuyos beneficios parecían no tener límite. Muy pocos se han resistido a la comodidad del clickb que ofrecen Netflix o Amazon Prime Video (entre otras) y, con el tiempo, casi todos nosotros dejamos de alquilar películas. En 2010 Blockbuster se declaró en bancarrota y, como podéis comprobar, lo que antaño fuera un negocio redondo se ha convertido en una especie de remember para los más meláncolicos. Larga vida a los videoclubs.