Leones, panteras, lobos o el gran tiburón blanco. A la hora de señalar el animal más peligroso del mundo, a la mayoría le vienen a la cabeza los grandes depredadores. Sin embargo, el que más muertes causa al año es mucho más pequeño y aparentemente inofensivo. Se trata del mosquito.
Existen más de 2.500 especies que se encuentran repartidas por todas las regiones del mundo, excepto la Antártida. Durante las temporadas pico de reproducción, superan en número a cualquier otro animal en la tierra, tan solo detrás de termitas y hormigas. Y se cobran, cada año, la vida de más de 700.000 personas.
Enfermedades tropicales
Solo dos especies de mosquitos se cobran la vida de miles de personas cada año. Se trata del Aedes aegypti (que transmite el dengue, el zika y el chikungunya, entre otras enfermedades) y el Anopheles (el temido portador de la malaria).
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 3.900 millones de personas en 128 países del mundo corren el riesgo de contraer dengue. En 2015, más de un millón y medio contrajeron el zika en Brasil, causando la peor epidemia de esta enfermedad en su historia.
Pero, sin duda, la enfermedad que más muertes causa cada año es la malaria o paludismo. Según datos de la OMS, en 2017 se reportaron 435.000 muertes por malaria, resultado de 219 millones de contagios. Casi la mitad de la población mundial estaba en riesgo de contraerla en 2017.
La malaria de aeropuerto
Al igual que el dengue, el zika y el chikungunya, la malaria afecta sobre todo a países subdesarrollados o en vías de desarrollo. La mayoría, africanos. Según la OMS, cinco países representaron casi la mitad de todos los casos de malaria en el mundo en 2017: Nigeria (25%), República Democrática del Congo (11%), Mozambique (5%), India (4%) y Uganda (4%). Las regiones de Asia sudoriental, el Mediterráneo oriental, el Pacífico occidental y América también están en riesgo.
Sin embargo, las enfermedades pueden esparcirse por la geografía mundial. Se han dado casos de contagios causados por mosquitos que llegan a bordo de aviones y maletas desde países en riesgo. Si la climatología se lo permite, pueden sobrevivir durante días e incluso desplazarse algunos kilómetros.
Así ataca un mosquito
El mosquito Anopheles es el portador de los parásitos Plasmodium, que causan la malaria. Estos se transmiten a las personas a través de las picaduras de las hembras infectadas, que buscan en la sangre nutrientes para poner sus huevos. Se les llama vectores de malaria.
Al picar, dejan bajo la piel hasta un centenar de parásitos. Los esporozoitos de la malaria se mueven a través del torrente sanguíneo y llegan hasta las células del hígado, donde se multiplican antes de volver a circular por la sangre. Provocan, al cabo de días, fiebres, temblores y dolor muscular, entre otros síntomas. En el caso de que otro mosquito pique a una persona con la enfermedad, puede infectarse, continuando así el ciclo.
Se calcula que los mosquitos matan cada día a unas 1.400 personas. Más de las que provocan los tiburones en 100 años: entre 1916 y 2016 se contabilizaron 1.035 ataques mortales de escualos.
Los animales más letales del mundo
Según el número de personas que asesinan al año.
Tecnología para combatir la malaria
Los parásitos que causan la malaria tienen diferentes ciclos de vida muy complejos, lo que dificulta hacer una vacuna eficaz. En 2017 y según datos de la OMS, el financiamiento total para el control y eliminación de esta enfermedad fue de unos tres millones de dólares. Las contribuciones de los gobiernos de países endémicos representaron un 28% del total.
Hasta ahora, lo más eficaz ha sido fomentar la prevención mediante insecticidas y mosquiteras. La tecnología juega un papel fundamental, sobre todo en la detección de zonas de riesgo y en la mejora de los diagnósticos. Mapas creados con Big Data; ingeniería genética; EasyScan_GO, un microscopio con inteligencia artificial que identifica los parásitos de la malaria en 20 minutos, o Matibabu, una pinza que se coloca en el dedo del paciente y envía datos sobre su salud a dispositivos conectados son algunos de los ejemplos desarrollados durante los últimos años para luchar contra la enfermedad. Según la OMS, las medidas de prevención han reducido considerablemente el número de muertes.
En abril de este mismo año, y tras más de 30 años de investigaciones, comenzó a aplicarse a gran escala la primera vacuna. Recibe el nombre de RTS,S y tiene una eficacia de un 40% aproximadamente. El objetivo es vacunar a 360.000 niños (el grupo más vulnerable) en Malawi, Ghana y Kenia. Si en dos años los resultados son positivos, la OMS pasará a recomendar su aplicación a todas las zonas endémicas. El objetivo: un mundo sin malaria y otras enfermedades tropicales antes de 2030.
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