Hace unos 4.000 millones de años apareció la vida en la Tierra. ¿Cuál es la historia de su evolución? ¿Era inevitable la vida?
Estas son algunas preguntas a las que trata de responder Juan Luis Arsuaga en su nuevo libro, Vida, la gran historia que se anuncia como el más ambicioso de los libros de teoría evolutiva del más prestigioso científico experto en la materia de nuestro país. En una entrevista a SINC, este investigador, codirector de la Fundación Atapuerca afirma que la pregunta fundamental para el ser humano es saber por qué estamos aquí.
“La pregunta es si la historia de la vida y la historia humana tienen una dirección, una flecha” y es precisamente esa cuestión sobre la que quiere aportar luz este paleontólogo, director científico del Museo de la Evolución Humana y residente de la Fundación Gadea Ciencia.
Con un tono mundano y con un punto existencialista, Juan Luis Arsuaga cree que “la vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado, esa vida no es humana”.
la evolución y la filosofía vasca
“La evolución, desde el origen del cosmos hasta el origen de la vida, pasa por diferentes umbrales: la aparición de la Tierra, la vida en ella, las células complejas, la conciencia, la mente simbólica, el pensamiento abstracto, etc. Cada uno de esos pasos pudo o no haberse realizado. A lo mejor no era necesario que ocurrieran o quizá eran inevitables”, explica a Adeline Marcos.
El abismo que se abre a nuestros pies cuando nos planteamos esas cuestiones ha hecho que, a lo largo de la historia, la humanidad busque respuestas de la mano de la religión, primero; y de la ciencia, después. “Se suele decir que las tres preguntas de la filosofía vasca reflejan al ser humano: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos? y ¿adónde vamos a ir a comer? Pero además tenemos preocupaciones intelectuales: ¿qué hacemos aquí?, ¿qué nos ha creado? Hay quien busca una explicación religiosa, mística o extraterrestre, pero todo el mundo necesita saber por qué está aquí».
«Esa pregunta, inherente al humano, es la más importante que uno se puede hacer. Una vez que solucionas el tema de la comida, lo siguiente es eso”, explica recurriendo al humor de su tierra. Pero Arsuaga no cree en las respuestas que nos ofrecen las religiones: “la religión da una explicación falsa y los científicos lo explicamos”, afirma rotundo.
la ciencia crece
La búsqueda de respuestas válidas y de nuevas preguntas, tan propia del método científico, se ve impulsada por la paleontología y sus avances para entender nuestros orígenes y evolución.
“A veces se producen descubrimientos que no cambian lo que ya se sabía, pero que amplían el conocimiento. Por ejemplo, en el año 94 se pensaba que Europa había sido poblada hace medio millón de años, pero ese mismo año encontramos fósiles humanos en gran abundancia de hace 900.000 años. Es decir, 400.000 años más antiguos. Eso es como llegar a un continente desconocido, pero el descubrimiento de América no cambió Asia o Europa, simplemente añadió algo. La ciencia crece”, señala.
Se revela, eso sí, contra el supuesto papel de notario de la historia que se ha asignado al paleontólogo. “Por supuesto que es bonito narrar historias, y los paleontólogos tenemos afortunadamente mucha audiencia, pero un científico aspira siempre a explicar las historias”. Es justo lo que pretende hacer en su nuevo libro.
Imagen de cabecera: Juan Luis Arsuaga en la sede de la Fundación Gadea Ciencia en Madrid. / Álvaro Muñoz Guzmán (SINC)