Hace muy poquito os hablamos del compromiso de la Fundación Orange con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de PNUD, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, un organismo que trabaja con países de todo el mundo para ayudarles a afrontar los retos del nuevo siglo con solvencia y una sonrisa de esperanza. Dentro de este programa, se da mucha importancia a la presencia de las nuevas tecnologías, esas herramientas digitales que todos usamos a diario pueden ser claves para un continente como África. Hoy queremos profundizar en este tema, ¿de qué forma se está trabajando para que África viva su propia revolución digital?
África, una interesante realidad
En Nobbot, hablamos sin cesar de todo lo que el mundo digital y las nuevas tecnologías suponen para el nuevo día. Es una auténtica revolución que repercute en todos los aspectos de nuestra vida. Pero, si nos fijamos en un lugar como el continente africano, esa revolución aún es más importante, pues puede marcar un gran salto cualitativo en la existencia de millones de personas. Los africanos también se han subido a la ola de Internet, pero, para ellos, el desarrollo de herramientas puede suponer la gran oportunidad de generar ese cambio que les permita prosperar y convertirse en un importante jugador del tablero que todos compartimos.
Según las cifras del Banco Mundial, de las 20 economías que más crecen en nuestro planeta, 11 se corresponden a países africanos, siendo Etiopía, la República Democrática del Congo, Costa de Marfil o Mozambique, algunas de las que más crecen. Sin duda, la tecnología tiene mucho que ver en este sentido. La implantación del smartphone está siendo uno de los factores clave, con una tasa de penetración que podría alcanzar al 80% de la población en los próximos cinco años, con más de 900 millones de usuarios.
Los datos son sorprendentes pero entendibles. En muchos lugares, las líneas fijas de teléfono tienen aún una presencia testimonial, por ello, pasar ahora a una conectividad sin cables, está ayudando al desarrollo de las comunicaciones que, como sucede en cualquier parte del mundo, es exponencial. Todos los sectores se están viendo beneficiados: salud, educación, comercio, banca… El uso de dispositivos móviles reduce los costes para las empresas, a la vez que favorece la comunicación, la eficiencia y la productividad.
AfricaCom es un gran evento anual que reúne a las cabezas pensantes del continente en materia tecnológica. Este año se celebra del 14 al 18 de noviembre, en Ciudad del Cabo y será una gran oportunidad para poner en valor todo lo que África está logrando gracias al desarrollo digital. Allí se reúnen líderes de los sectores de las telecomunicaciones en lo que es una ocasión excepcional de aunar esfuerzos y dar a conocer lo mejor de las nuevas políticas, así como establecer alianzas y pactos entre las empresas, los gobiernos, las fundaciones y todos los actores de la revolución digital.
En una línea parecida, trabaja A4AI (The Alliance for Affordable Internet). Se trata de un organismo que está poniendo el foco en el problema de las desigualdades entre los países africanos a la hora de engancharse al mundo de Internet y las nuevas tecnologías. Un proceso que, como decimos, está siendo fulminante en algunas naciones pero que está tardando más en llegar a otros lugares, quizá por la falta de regulación en el sector. Así, A4AI trabaja con las empresas y los diferentes gobiernos para alcanzar acuerdos y, sobre todo, contribuir a esa entrada en el mundo tecnológico que tanto puede beneficiar a la sociedad africana.
Referente mundial
No podemos hablar de cómo la tecnología está revolucionando el continente africano, sin mencionar a algunas de esas empresas y plataformas claves para entender esta eclosión. Una de ellas es Ushahidi, que significa «testimonio» en swahili. Esta plataforma nació en Kenia en 2008 tras la crisis postelectoral que vivió el país. El site fue creado para poder recibir y hacer públicas denuncias de violencia. Funciona mapeando información en zonas de conflicto y se usa como herramienta social, para dar voz a situaciones que atentan contra los derechos humanos. Siguiendo una línea de pensamiento colaborativo, su código es abierto y puede ser adaptado. Así, se engloba en el movimiento del crowdsourcing que implica un modelo tecnológico que se sirve del voluntariado y la acción social en masa.
Como decimos, Ushahidi fue creado en Kenia pero su uso se ha extendido y ha servido para rastrear multitud de conflictos en lugares como Gaza, Congo o Sudáfrica. Se ha empleado para monitorizar elecciones en India o México y para colaborar con causas humanitarias como la atención a las víctimas en el terremoto de Haití en 2010 o las inundaciones sufridas en Colombia en 2010 y 2012.
Y si Ushahidi fue posible, se consiguió gracias a iHub, el gran centro tecnológico de Kenia que está revolucionando (y atrayendo) a multitud de empresas. Fundamentado en el coworking, es un espacio de trabajo colaborativo que sirve para gestar y lanzar nuevas ideas y proyectos tecnológicos, a través de horas de trabajo pero también de encuentros y seminarios que resultan claves para poder reunir a inversores, programadores y emprendedores no sólo de África, sino de todo el mundo.
No exageramos ni un poco si decimos que los proyectos de iHub están cambiando el mundo. Una de esas ideas nacida de sus oficinas es BRCK (ladrillo). Una WiFi móvil que funciona a través de energía solar, es decir, con autonomía. Es resistente a las condiciones climáticas adversas y sus usos son increíbles. Se usa para zonas rurales, alejadas de núcleos urbanos y sin acceso a Internet, para que sus habitantes puedan conectarse. Y, como podéis imaginar, sus aplicaciones no terminan ahí. También se utiliza en educación, a través del Kio Kit.
Un cambio que afecta a todo
La tecnología está cambiando África, al igual que lo hace con nosotros y nuestras vidas, día a día. Pero puede que todas estas soluciones digitales estén causando una mayor conmoción en el continente.
Otro gran movimiento es el protagonizado por el dinero móvil. Se trata de un sistema que permite hacer pagos o transferencias de dinero a través de un teléfono móvil, sin la intervención de un banco o, claro está, una cuenta. Sigue la estela de otros ámbitos en los que la tecnología suple la eterna falta de infraestructuras o comunicaciones. El dinero móvil se usa en 93 países y no precisa de una oficina bancaria. Sólo un teléfono y un número que actúa como cuenta. Es un monedero virtual que funciona como un gran motor económico para regiones aisladas y empobrecidas.
Las empresas móviles que ofrecen esta solución llegan a acuerdos con diferentes distribuidores a lo largo de la geografía del lugar. Los clientes se registran y abren una cuenta móvil que les sirve para gestionar su dinero. M Pesa, MFS África o Zoona son algunas de las tecnológicas de referencia en este sector, que está ayudando al desarrollo de multitud de lugares al dotar a los ciudadanos de herramientas para gestionar su economía.
Y, por supuesto, las redes sociales. Esa enorme ventana al mundo que nos conecta, nos invita a conocer y descubrir, a compartir y a emitir nuestras ideas y puntos de vista está siendo clave para todo lo que se está viviendo en África. Internet se convierte en el altavoz perfecto para campañas, para luchas, para que el mundo no quede ciego ante una realidad y los propios habitantes de una región puedan organizarse y plantear un tipo de movilización como no se había visto antes.
De todos es conocido el movimiento que se alzó en 2013 en favor del bloguero Makaila Nguebla, detenido en Senegal y que unió a la comunidad de Internet bajo el hashtag #FreeMakaila. #BringBackOurGirls es otro hashtag ligado, tristemente, a la realidad africana. En abril de 2014, más de 200 niñas eran secuestradas en Nigeria por el grupo Boko Haram. Unos días después, Oby Ezekwesilila, exministra de Educación del país, dio un discurso en el que pronunció unas palabras que se convertirían en el hashtag que ha usado toda la comunidad pública. Las elecciones presidenciales también son muy seguidas en redes como Twitter, con campañas a favor de ir a votar y con mensajes que alzan denuncias sobre diferentes actuaciones.
Ejemplos todos ellos que demuestran que los avances tecnológicos pueden marcar un antes y un después para todo un continente que busca un sitio de honor en el mapa.
Imagen | Pixabay
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