Los alimentos son seguros, pero no siempre son saludables. En España superamos la malnutrición por hambre para aterrizar en sobrepeso, un tipo de malnutrición diferente. ¿Qué está fallando, si ahora contamos con tecnología para producir alimentos de calidad a bajo coste? Buscamos alimentarnos de formas saludables, pero la infoxicación mediática exige voces coherentes, informadas y comprometidas. Es ahí donde encontramos a Aitor Sánchez, el dietista-nutricionista y tecnólogo alimentario tras ‘Mi dieta cojea’.
– ¿Por qué necesitamos un dietista-nutricionista en nuestra vida? Si ya tenemos apps de esas que cuentan calorías…
La profesión de dietista-nutricionista es más necesaria que nunca porque la alimentación es una conducta muy compleja. Nos alimentamos de aquello que hemos escuchado en nuestro entorno: tradiciones, medios de comunicación, información muchas veces conflictiva.
No siempre tenemos el mejor mensaje. Además, la alimentación es una de las facetas que más repercute en nuestra salud en el día a día. No es simple divulgación que consumimos por ocio o interés general: repercute directamente sobre nuestra salud.
De ahí que sea vital tener buena información y, sobre todo, llevarla a cabo de una manera personalizada. De eso se encarga la profesión. No siempre somos capaces de aplicar toda la información que estamos escuchando, que quizá son cosas que no están aterrizadas. El paso de personalizarlo a la persona, como pasa en todas las carreras sanitarias, es una ayuda espectacular.
“las pautas generalistas que se dan sobre alimentación están desactualizadas o están directamente mal”
– ¿Está desactualizado el conocimiento de los servicios de salud? Hay notables discrepancias entre la dieta de la fotocopia y tus libros.
Sin ninguna duda está desactualizado. Y no solo desde un punto de vista de la integración. No estamos en un punto en que la nutrición únicamente esté falta de dietistas-nutricionistas. Podríamos decir “bueno, es que esa labor la cubren otros profesionales. Estaría genial contar con vuestra figura pero no hay tiempo o hueco para ello”. Podría ser un escenario, pero no es el caso.
La fotocopia ni siquiera está bien hecha, lo cual es bastante grave. Si se reparte durante décadas una fotocopia, hacerla bien es un trabajo de precisión y condensación. Se podría hacer muy bien, pero en su lugar estamos repartiendo materiales, vías alimentarias, dietas blandas o pirámides que se fotocopian en hospitales una y otra vez que están fatal diseñados.
Quitar harinas refinadas, bollería y vino de la pirámide alimentaria en la tele pública: Check ?? pic.twitter.com/7vSD3xmfnn
— Aitor Sánchez García (@Midietacojea) May 16, 2018
No se trata por tanto de que falte la profesión sino de que todas las pautas generalistas que se dan sobre alimentación están desactualizadas o están directamente mal. Veo en esto otro problema secundario que es la falta de interés por hacerlo bien.
Si hay alguien que ha estudiado medicina y ha perpetuado durante 20 o 30 años la dieta blanda mal ejecutada… A lo mejor es un material que entrega día tras día a 10 o 15 de sus pacientes. Quizá deberíamos echar una pensada a lo que estamos haciendo.
– ¿A qué son debidas estas diferencias? Cualquiera que pase por el endocrino recibirá el consejo de beber una copita de vino y hacer cinco comidas.
Se debe a varios motivos, no es sencillo. Que el conocimiento impartido en la universidad no esté actualizado es multifactorial. Tenemos, por un lado, que los docentes no están actualizados y que no siempre saben de las propias temáticas que imparten. En el caso particular de la nutrición, la gran mayoría de docentes sobre el tema no son dietistas-nutricionistas.
Y no es que sean otras profesiones con gran especialización en nutrición, con lo que tenemos un problema estructural sobre educación. Para dar clase en la universidad, los requisitos no son siempre los vinculados con la especialización del tema. Tampoco están vinculados con la capacidad didáctica o capacidad del docente. Digamos que hay una mala construcción ya de base de quién imparte el conocimiento.
Si a ese caldo de cultivo añadimos otros factores como que en la actualización continua de muchos profesionales sanitarios mete mano la industria alimentaria o farmacéutica, manteniendo sus propios intereses privados… Es comprensible y no es ninguna teoría de la conspiración: si dejas en manos de entidades privadas parte de la práctica sanitaria, van a querer ejercer esa influencia.
Vemos en muchos congresos mitos que no tienen sentido como que hay que tomar lácteos sí o sí, o que hay que tomar carne sí o sí, que el desayuno es la comida más importante del día, que la copita de vino es saludable… Luego podemos extender esto a otras parcelas como los medios de comunicación, los servicios, la distribución y compra. Es muy complejo saber qué es cierto.
“El camino ha sido siempre el de divulgar con claridad y con rigor”
– Para YouTube empezaste grabándote a ti mismo en casa. ¿Cómo llega uno a la televisión haciendo divulgación?
El camino ha sido siempre el de divulgar con claridad y con rigor. Que el mensaje fuese claro y riguroso. Siempre me documento al crear una pieza. Y si a lo largo de nueve años de divulgación he dicho cosas que estaban mal, he intentado actualizarme. Cuando te equivocas, te actualizas.
Cuando se divulga no siempre se está al día de la última información y no siempre se relativiza. Hay veces que se divulga una anécdota o solo se comenta algo de información aislada. Lo importante también es relativizarlo para que le sea útil a la gente. La progresión ha sido siempre hacerlo de esta manera, lo que ha llamado la atención para que otros medios se interesen por ello.
Yo empecé divulgando en el blog y redes sociales, y cuando llevaba tres años me llamó Radio Nacional para trabajar en una sección de nutrición. Ese fue el salto al primer medio de comunicación no digital y generalista. De ahí han surgido otras participaciones. Creo que la reflexión que han hecho ha sido “esto que estás contando en redes hay que contarlo en otros medios”.
– El canal de YouTube es tuyo, ¿es un medio efectivo para llegar a la gente?
Siempre he tenido claro que las redes sociales quería llevarlas yo. La gente que me ayuda lo hace en otras facetas, pero es importante mantener la personalidad.
“Yo no divulgo igual en Twitter que en Facebook, Instagram o Youtube”
Las redes sociales, incluyendo YouTube, son un medio para llegar a la gente por un motivo muy sencillo: es donde está la gente. Es importante que las personas que divulgamos ciencia adaptemos el mensaje a la red social. No divulgo igual en Twitter que en Facebook, Instagram o Youtube. Hay que adaptar el mensaje: saber que cada red social tiene sus normas de juego.
– ¿Cuánto tiempo pasas haciendo un guion e investigando para un vídeo?
Depende del tipo de pieza o el medio. Para hacer un artículo escrito podría tardar unas dos horas o tres. En vídeos hay veces que quieres dar algo de opinión, enchufas la cámara y los realizas en media hora, y otros que tienes que grabar durante mucho más tiempo.
Lo importante es ser consciente de que cada publicación tiene un trabajo detrás. Si queremos que le sea útil a la gente, tiene que tener una elaboración. Tenemos que preguntarnos muchas cosas como “¿esta infografía es clara? ¿Se puede malinterpretar? ¿Estoy señalando lo importante?”.
“La divulgación ha tenido una evolución”
– Sois una nueva generación de youtubers, ¿más madura que aquellos que mostraban horas de Minecraft?
No sé si «madurar» es la palabra. Lo que es seguro es que están evolucionando. Lo que veo es que lo que se busca tiene un aspecto social y casi de trascendencia. No sé si está estudiado y no sé si para los divulgadores esto es un servicio social o hay quien lo hace simplemente por una parte aspiracional o popularidad.
La divulgación ha tenido una evolución: al principio se notaba mucho que la divulgación era el fin en sí misma, se divulgaba porque se quería llegar a más gente, denunciar cosas, ponerlas en común; y ahora lo que parece es que la divulgación tiene mucho de clickbait y divulgación rápida que busca ganar seguidores. Se está instrumentalizando.
Veo cómo la gente divulga exactamente lo mismo que ha divulgado otra persona antes, pero no con mejor calidad. Solo porque quiere construir su comunidad.
“no hay que olvidar que la mala ciencia no está únicamente en lo alternativo”
– ¿Cómo ves el panorama político? ¿Hay esperanza?
Sin duda, si el gobierno desde el punto de vista político está fomentando medidas para fomentar la ciencia, está genial. Ahora, creo que hay veces que nos puede quedar un mensaje demasiado generalista al estilo “esto es ciencia y esto es pseudociencia”. Sin duda hay que trabajar contra la pseudociencia, especialmente en temas de salud porque las consecuencias son graves, pero no hay que olvidar que la mala ciencia no está únicamente en lo alternativo.
Está bien que las personas no acaben cayendo en cosas como el reiki, pero hay que hacer también autocrítica como que a lo mejor también estamos dando pastillas que no deberíamos dar, o hacemos tratamientos médicos o nutricionales sin evidencia. Se hacen barbaridades como dar papillas desde los cuatro meses porque la industria de la alimentación infantil lo dice sin datos científicos.
– ¿Algún consejo para animar a un futuro divulgador que se plantee empezar en esta locura tan bonita que es enseñar?
Que divulgase de la forma que más le guste. Divulgar puede ser desde hacer vídeos hasta hacer un cómic. Hay muchas formas de divulgar. En alimentación, a veces sin darte cuenta, haciendo una cena con tu familia. Que intentasen hacerlo desde la pasión y que lo hagan siempre pensando en la gente que va a consumir ese contenido. Para mejorar la vida a las personas.
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