Los elefantes de selva africanos están en peligro de extinción. Su población disminuyó un 30% entre 2007 y 2014, lo que en cifras totales equivale a 144.000 elefantes, según datos del Great Elephant Census. La causa principal es la caza furtiva para conseguir el marfil de sus colmillos.
Desde hace décadas hay especialistas trabajando para salvar a esta especie. Se trata de proyectos que se basan en la recopilación de datos de origen diverso, pero cuyo análisis requiere de meses de dedicación. Un proceso quizá demasiado lento para frenar a tiempo la desaparición paulatina de estos animales. Además de que las conclusiones no siempre son todo lo precisas que se desearía.
Así, los científicos responsables del Elephant Listening Project estiman que la población de elefantes africanos ha decrecido, pasando de alrededor de 100.000 animales en 2011 a menos de 40.000 a día de hoy. Pero esas cifras se basan en gran medida en pruebas indirectas: incautaciones de marfil, señales de caza furtiva y estudios demasiado caros para ser realizados regularmente.
ESCUCHANDO LOS SONIDOS DE LA SELVA
El Elephant Listening Project lleva más de tres décadas investigando cómo los elefantes utilizan sonidos de baja frecuencia para comunicarse entre sí. La idea del proyecto es utilizar esa información para conocer su población, movimientos migratorios y mejorar su seguridad. Para detectarlos utilizan sensores acústicos. Sin embargo, resulta complicado distinguir los sonidos que hacen los elefantes de los de búfalos, gorilas, voces humanas o motores.
Para mejorar la recopilación y análisis de esta información, desde 2107 están trabajando con Conservation Metrics. Una iniciativa que forma parte del programa IA for Earth de Microsoft, cuyo objetivo es mejorar las labores para la conservación de especies en peligro. En el caso de Elephant Listening Project se encargan de distinguir el sonido de los elefantes del resto a través de técnicas de machine learning.
Actualmente, los ordenadores tardan aproximadamente tres semanas en procesar varios meses de sonidos. Pero a finales de año esto llevará solo un día. “Es un gran avance. Estamos muy interesados en acelerar ese bucle de procesamiento. Convertir más rápidamente los sonidos recogidos en información para que se tomen acciones sobre el terreno”, explica Matthew McKown, CEO de Conservation Meetrics.
De esta forma, los científicos pueden descubrir, por ejemplo, que en determinadas épocas del año los elefantes acuden a claros del bosque que pertenecen a una concesión maderera. Sabiendo esto, se pueden establecer pautas para la coordinación de los trabajos y evitar molestias a los animales.
SENSORES PARA TOMAR DECISIONES EN TIEMPO REAL
Otra de las iniciativas en este sentido es la que ha puesto en marcha Jake Wall, un científico de Save the Elephants. Este investigador tiene acceso inmediato a los datos sobre los elefantes que estudia en Kenia y otros siete países. Esto es posible porque a los animales se les ha equipado con collares de rastreo GPS que indican su localización en todo momento.
Esta información se vuelca en una plataforma de visualización y análisis de datos en tiempo real. Desde Gabón hasta Mozambique y el Congo se han desplegado unos 463 dispositivos de rastreo, de los cuales 358 son para elefantes.
Se trata de Domain Awareness System (DAS), desarrollada por el Great Elephan Census. Utiliza datos de 15 fuentes distintas. En ellos se incluyen vehículos y radios de guardabosques, rastreadores de animales y cámaras trampa –las que se activan con el movimiento–. Además de la información proveniente de drones, estaciones meteorológicas, reportes de campo e imágenes de satélite.
Con esta herramienta los encargados de los parques naturales tienen acceso a un panel de control en tiempo real. En él figura información que ayuda a decidir cómo actuar ante actividades ilegales o amenazas a los animales. En algunas zonas, DAS también activa una app de seguimiento. Esta alerta a los guardas cuando un animal ha disminuido su ritmo de desplazamiento, ha dejado de moverse o se dirige a un núcleo de población.
“Creo que solo hemos arañado la superficie de nuestras posibilidades”, afirma Wall . “El machine learning podría aplicarse a otras áreas. Entre ellas está el reconocimiento individual de los elefantes, la detección de cambios en sus patrones de movimiento o averiguar qué cambios están ocurriendo en el paisaje por la deforestación”.
EL COMERCIO ONLINE BAJO VIGILANCIA
El trabajo para frenar la extinción de los elefantes no pasa solo por detener a los cazadores furtivos. También es importante acabar con el mercado ilegal que comercializa sus colmillos. Y aquí la tecnología también está jugando un papel relevante. La World Wide Fund (WWF) ha creado la Coalición global para acabar con el tráfico online de animales salvajes.
Están trabajando con motores de búsqueda como Bing, páginas de comercio electrónico y redes sociales. El objetivo es determinar qué productos están prohibidos. WWF también proporciona formación a estas compañías. Los ayuda a reconocer y cerrar anuncios y cuentas de clientes que trafican con animales salvajes.
“Antes los cibercriminales podían operar en Internet a sus anchas. No corrían muchos riesgos”, sostiene Giavanna Grein, del programa de delitos de WWF. “Ahora cada vez que un criminal crea una cuenta y publica una entrada para vender estos productos, se le bloquea automáticamente”.
De nuevo el uso del algoritmos basados en técnicas de inteligencia artificial está siendo esencial. Gracias a ellos se detectan palabras claves relacionadas con este mercado ilegal. El objetivo es desarrollar sistemas que identifiquen las publicaciones que comercializan con especies en peligro. Y hacerlo antes de que nadie tenga la oportunidad de verlos y comprarlos.
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Imágenes | WWF Krista Lyons, Jane Wynyard, Save the Elephants.