Pobreza energética es »la incapacidad de un hogar de satisfacer una cantidad mínima de servicios de la energía para sus necesidades básicas, como mantener la vivienda en unas condiciones de climatización adecuadas para la salud (de 18 a 21 grados en invierno y 25 en verano -tal como indican los criterios de la Organización Mundial de la Salud)», según la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA). De acuerdo con esta definición, en la actualidad más de un millón y medio de hogares españoles se encuentran en dicha situación (un 8%), lo que significa que más de cinco millones de personas tienen serias dificultades para encender la luz, la calefacción o el ventilador. Así lo refleja el último informe de Pobreza Energética en España y Posibles Soluciones, elaborado por Economics for Energy, que ofrece datos y propuestas para combatir esta grave problemática.
Con ese mismo objetivo de luchar contra la pobreza energética, un grupo de alumnos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha puesto en marcha una iniciativa para enseñar a 15 familias a optimizar sus recursos y el uso que hacen de la energía en sus hogares mediante el diseño de un plan educativo personalizado.
Combatir la pobreza energética desde la universidad
El programa, en el que han participado los 25 alumnos del Máster en Eficiencia Energética, Edificación, Industria y Transporte de la UPM, permitirá mejorar la calidad de vida de 52 personas vulnerables, en riesgo de exclusión social, actualmente alojadas en 15 viviendas de la Fundación Tengo Hogar. Para ello, los estudiantes han auditado las condiciones de eficiencia energética de las familias y han diseñado un programa educativo que les ayudará a optimizar sus recursos energéticos y sus hábitos de consumo. Asimismo, como parte del proyecto, alumnos y profesores han propuesto la intervención directa en alguno de los inmuebles para su rehabilitación energética, para lo que cuentan con el compromiso de actuación de las empresas colaboradoras.
»Esta iniciativa se plantea desde un modelo educativo innovador, basado en el aprendizaje-servicio, en el que se fomenta asimismo el autoaprendizaje y el trabajo en equipo. Los estudiantes han acogido la iniciativa con una ilusión y un entusiasmo desbordantes. Ha sido para ellos un gran reto, les ha planteado una nueva forma de aprender y visibilizar el impacto de su trabajo, que ya ha generado beneficios tangibles y especialmente una gran satisfacción para todos los implicados», tal como ha indicado el profesor Justo García Navarro, coordinador y principal promotor del proyecto, a través de la web de la UPM.
cómo ahorrar energía
Uno de los alumnos que colaborador de esta iniciativa y ganador de un premio por su trabajo individual, Pedro García San Miguel, ha explicado que una de las cosas que le llamó la atención es que los usuarios están muy concienciados. »Son personas que viven al céntimo y que se fijan mucho en sus gastos, aunque algunas de las medidas de ahorro energético que les propusimos les sorprendieron mucho. Ha sido una experiencia muy positiva, tanto para los alumnos como para las familias», añadió.
Por su parte, desde la universidad aseguran que las familias beneficiadas han aprendido mucho con las visitas de los alumnos que les han dado a conocer nuevas formas de ahorrar en su consumo energético diario.
La combinación de formación técnica y el compromiso social en un espacio de colaboración universidad-empresa-administración-agentes sociales hacen que esta iniciativa sea una experiencia única y singular. Las entidades y los alumnos implicados en el proyecto confían en poder mejorar significativamente la calidad de vida de algunas de estas familias. Además de la propia universidad también colaboran en esta iniciativa la Fundación Tengo Hogar, la Fundación Vía Célere y el Grupo Saint-Gobain.
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