Durante años, La Cárcel de papel ha sido el blog de referencia en español para todos los amantes del cómic. Su autor, Álvaro Pons, recomendaba y comentaba las novedades que se publicaron durante sus 15 años de existencia o se detenía en alguna de las obras fundamentales que han dado forma a lo que el genio Will Eisner denominó arte secuencial. Ahora se edita en papel La Cárcel de Papel. Diario de un lector de tebeos (2002-2016) (Editorial Confluencias) una selección de las mejores entradas de esta bitácora en una cuidada edición que hará las delicias de los aficionados al cómic y quizás sirva para acercar este arte a los que disfrutaron de películas tan diversas como La vida de Adèle, 300, Camino a la perdición, Una historia de violencia o Guardianes de la Galaxia o acudirán al próximo estreno de Valerian y la ciudad de los 1000 planetas sin saber que todas ellas tienen un precedente en formas de viñetas dibujadas sobre papel.
- ¿Cómo surge la idea de publicar en papel los contenidos de tu blog y con qué criterios has afrontado el proceso de selección de la ingente cantidad de contenidos que publicaste durante 15 años?
Surge ya hace tiempo, quizás hace 6 o 7 años, cuando el blog ya llevaba su tiempo y cierto volumen. Muchas personas me decían que sería interesante recopilar entradas del blog en un libro y aunque, inicialmente, no era mi idea, lo cierto es que finalmente la sugerencia me atraía. El problema es que cada vez que me ponía, lo ingente de la tarea me producía una pereza infinita. Al final, la insistencia de Confluencias funcionó y me convencieron. El proceso de selección fue un dolor de cabeza total, porque un primer volcado del blog daba un documento de 6000 páginas de Word. Me dediqué a hacer cribas sucesivas y, con la ayuda de los editores, iba afinando la búsqueda y la estructura que finalmente le hemos dado al libro.
- ¿Cuál es la salud actual del mercado del cómic en España? La sensación es que, a pesar de la popularidad de superhéroes y mangas, sigue siendo un mundo endogámico que no obtiene reconocimiento cultural que debería y que es habitual en otros países de nuestro entorno. ¿Qué más se puede hacer para situar al cómic en el lugar que se merece, dentro del resto de disciplinas artísticas?
Depende de qué salud hablemos. Si hablamos de la económica, delicada, pero como la de toda la industria editorial, sumergida en un complejo proceso donde se unen los cambios profundos de hábitos de consumo, la transición a nuevas posibilidades tecnológicas, la demoledora crisis económica y la endémica falta de lectores. El cómic vivía en una burbuja aislada, con sus propias reglas y condiciones, que favorecía la curiosa combinación de ser rechazado por la cultura como subproducto de ocio infantil, pero tener una salud económica propia a prueba de bombas.
Ahora, esa burbuja se ha roto, el cómic forma parte de la oferta del libro y, creo, ese reconocimiento cultural se ha alcanzado, por lo menos mediáticamente, y cada vez más socialmente, pero a cambio de una inestable salud económica. Eso sí, en ese camino, su salud artística y creativa es de hierro: estamos en un momento creativo espectacular, con una generación de jóvenes autores fascinante y con una capacidad de creación desbocada en cantidad y calidad.
- ¿Qué importancia crees que están teniendo las redes sociales como escaparates para mostrar nuevos talentos e iniciativas editoriales? ¿Están llenado el vacío informativo que se da en medios tradicionales?
Es evidente que la crítica y la divulgación ha sido impactada por las redes sociales en su línea de flotación. La crítica y divulgación vivieron un primer terremoto con el traslado del papel a los blogs, apareciendo por primera vez ese delicado concepto de “democratización” de la crítica, que tiene tanto de bueno como de malo, en tanto se pierde la visión del experto, que es capaz de analizar sobre la base a argumentación de solidez irreprochable, pero se abre el círculo cerrado aportando frescura e ideas nuevas a una opinión que no debe nunca estancarse en el ombliguismo, obligándola a reformular conceptos e ideas, lo que siempre está bien.
Pero ahora estamos ante un segundo terremoto, quizás más profundo si cabe, porque en las redes se confunden y amalgaman los conceptos de difusión, crítica y promoción sin solución de continuidad. La crítica se reduce a los 140 caracteres y a los likes. Y ahí, seguro, se pierde la reflexión necesaria que toda obra merece. Pero, por otra parte, la capacidad de impacto de esa inmediatez sintética es brutal y arrolladora. Y consigue, seguro, más difusión que cualquier crítica sesuda y profunda en un medio tradicional, escrito o digital. Si consiguiéramos aunar las ventajas de la crítica y análisis más profundo tradicional con la potencia de un mensaje sencillo y rápido, tendríamos la piedra filosofal de la divulgación 2.0.
estamos en un momento creativo espectacular, con una generación de jóvenes autores fascinante y con una capacidad de creación desbocada en cantidad y calidad.
- ¿Era necesario denominar novelas a los cómics para que se les tomara en serio?
Posiblemente, sí. El problema del medio con su denominación, en España (y en EE.UU) es que su ligazón con el entretenimiento infantil ha sido una losa que nunca se ha podido quitar de encima. En los 80 se intentó romper la tiranía social del concepto de “tebeo” con el de cómic, incluso comix. Pero con el tiempo, ese concepto volvió a estar relacionado con la infancia. De alguna manera, era necesario marcar una distancia con ese concepto para entender que existía un cómic de autor, adulto, distinto, que era capaz de hablar de tú a tú con cualquier otra forma de cultura.
Ese problema nunca ha existido en Francia, donde ha habido debate, claro, pero el término bande dessinée era capaz de albergar bajo él desde la obra más infantil al tebeo más sesudo. El concepto de novela gráfica se alió con los cambios tecnológicos, con los cambios en los hábitos de consumo, de distribución y venta, para conseguir que, por fin, se viera el tebeo con otros ojos.
Creo que, con el tiempo, cuando el público asuma que el tebeo es un medio que permite cualquier discurso, cuando conozcan las posibilidades del tebeo, el término probablemente dejará de ser usado y hablaremos de cómics o tebeos (porque a mí me sigue gustando más “tebeo” ) sin ningún prejuicio previo. Pero, de momento, ha sido un término muy, muy provechoso, en todas sus acepciones. Ha ayudado mucho a que la gente rompiera barreras.
Creía que el cómic digital tendría un éxito arrasador pero por diversas causas, desde la complejidad y precio del reproductor al IVA de estos libros, todavía no ha cuajado.
- En cuanto a la calidad artística de las obras parece que no hay duda de que el momento es excelente en nuestro país con autores consagrados como Paco Roca, Antonio Altarriba, Miguel Brieva, Keko o clásicos que siguen publicando como Carlos Giménez, que se combinan con nuevos talentos. ¿Cuáles de estos nuevos autores destacarías?
Como decía antes, la lista es inmensa. Me parece increíble la nueva generación de autores y autoras que se están acercando al cómic desde la pasión por usar el lenguaje y buscar sus límites. Begoña García-Alén, Conxita Herrero, Martín López Lam, Marc Torices, Los Bravú, Antonio Hitos, Roberto Massó, Klari Moreno o José JaJaJa, por solo citar algunos, están haciendo una labor increíble. Pero no son los únicos, hay muchos otros que se acercan desde un trazo que no busca la experimentación formal estrictamente, pero que están haciendo tebeos excelentes, como Rosario Villajós, Javi Rey, Nuria Tamarit, María Llovet, Esteban Hernández… Es imposible hacer enumeraciones porque son obligatoriamente injustas, la lista es amplísima.
- Parece que el mercado de libros digitales no está teniendo el crecimiento que se esperaba en un principio, ¿cuál es la situación en el mundo de las viñetas?
Idéntica, demostrando que el cómic es una parte más del mercado del libro. Personalmente creía que el cómic digital tendría un éxito arrasador porque es cierto que se consume con mucha facilidad e incluso tiene ventajas (la reproducción del color, por ejemplo, evita el problema de la impresión), pero por diversas causas, desde la complejidad y precio del reproductor al IVA de estos libros, todavía no ha cuajado.
- ¿En tu opinión cómo están contribuyendo las constantes adaptaciones de cómics al cine a su popularización y ventas?
A su popularización y conocimiento, desde luego. Pero a sus ventas parece que la cosa funciona de manera muy irregular. Parece que la venta de novelas gráficas adaptadas al cine aumenta, pero no de los superhéroes, que son sin duda el género más adaptado. Quizás sea debido a que estamos viviendo un trasvase del género desde los cómics al cine, de forma que mucha gente, sobre todo los niños y público más joven, asimila ya los superhéroes con el cine, no con los cómics.
en las redes se confunden y amalgaman los conceptos de difusión, crítica y promoción sin solución de continuidad. La crítica se reduce a los 140 caracteres y a los likes. Y ahí, seguro, se pierde la reflexión necesaria que toda obra merece.
- Según el último informe del Gremio de editores de España, el 39% de los españoles no leyó ningún libro en 2015 así que no podemos esperar milagros en el ámbito de los cómics pero imagínate que debes iniciar en el cómic a alguien que nunca ha leído uno, ¿por qué obras de las reseñadas en tu libro podría empezar?
Recomendar libros y cómics siempre algo muy delicado e íntimo, que depende de los bagajes previos, de las aficiones, de las filias y fobias del lector. Creo que nunca recomiendo el mismo tebeo a dos personas que me hacen esa pregunta, porque intento adecuar la recomendación a sus gustos. Lo que sí que puedo afirmar es que hay un tebeo para cualquiera: solo tienen que acercarse a su librería favorita o a la biblioteca y dejarse aconsejar por los libreros y bibliotecarios. Van a encontrar algo seguro, ya le guste el retrato intimista o la aventura galáctica, el discurso comprometido o la evasión más desenfadada.
- Por último, ¿quién está tomando el testigo de La Cárcel de Papel en esa labor de divulgación de los cómics?
Las redes sociales, sin duda. Los blogs pasaron al pasado y ahora son las redes las que marcan esa guía de descubrimiento de nuevas obras.
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