Con ambos sistemas operativos sobre la mesa de quirófano, y tras un periodo prudencial de análisis y aceptación, llega la eterna pregunta: ¿cuál es mejor? ¿Cuál apuesta por un futuro más claro e innova tanto en forma como en fondo? Ni Google ni Apple piensan quedarse atrás en esta carrera de fondo.
Pero no hay que olvidar que uno y otro sistema operativo muestran su mejor desempeño sobre sus terminales nativos: igual que para disfrutar de lo mejor de iOS es imprescindible un iPhone, para sacar todo el jugo a Oreo necesitamos un teléfono como Google Pixel. Su inicio será hasta dos veces más rápido y algunas aplicaciones pueden comportar un rendimiento un 250%.
UN ASISTENTE EN LA NUBE
Vayamos directos al meollo del asunto, comenzando por los puntos fuertes del OS de Google. La primera batalla viene librada por las inteligencias artificiales de estos respectivos sistemas. Google Assistant es herencia de todos los datos recopilados por el gigante de Alphabet, lo que redunda en una precisión muy superior en su posicionamiento GPS, reconocimiento de lugares o incluso redes WiFi.
Hablando de redes WiFi, podemos conectarnos a la red con sólo escanear el router emisor. Pero su gran virtud reside en que no se precisa instalar ninguna app: todo se gestiona desde la nube. Gracias a la característica Google Lens, la IA reconoce objetos, edificios emblemáticos o lugares de interés comercial y nos lanza información contextual con sólo enfocar desde nuestra cámara.
UN CÁMARA MUY LISTA
Android Oreo va un paso más allá en la personalización y la información que guarda sobre cada captura, mejorando el desempeño del sensor y optimizando el gasto de batería —algo que agradecerán las aplicaciones de terceros—.
Su «modo profesional» ahora arroja más información sobre cada captura tomada, pudiendo acceder a parámetros como el nivel de ruido, un control manual de la profundidad de campo, la ISO (apertura) o los valores EV (exposición). Y, como decíamos, Google Lens convierte nuestra cámara en un poderoso sistema RA.
PERSONALIZACIÓN A TOPE
Los equipos de Apple siempre han destacado por su falta de personalización, por imponer un sistema algo restrictivo. Si nos fijamos en las notificaciones, Oreo permite categorizar los tipos de notificaciones, y asignarles un volumen, tono o agruparlas para después verlas en distintos bloques según prioridad. Oreo también permite cambiar los tonos de pantalla desde la propia interfaz.
Esto afecta a las capas de personalización que desee instalar el fabricante. Puede optar por un Android puro o por una base más personalizada. Mientras tanto, para tener al ecosistema protegido, Google lanza OTA y actualizaciones de seguridad cada poco tiempo. En caso de cualquier incidente, Google dará servicio primordial a cualquier teléfono bajo Android Oreo.
UN LAUNCHER REDISEÑADO
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Además del cacareado modo Picture in Picture —desde el que navegar con mayor fluidez entre aplicaciones abiertas pudiendo consultar una previsualización o incluso ver vídeos mientras navegas—, una de las características más anheladas viene de la mano del propio launcher, pudiendo hacer una gestión de las notificaciones por canales. Recibir y gestionar avisos es más intuitivo, más fácil que nunca. Con un gesto podemos dejar una notificación congelada para un tiempo definido, sin más aspavientos.
Todo esto forma parte de una Fluid Experience, como denominan los de Google: una combinación de optimizaciones pequeñas en el rendimiento, en la ejecución y suspensión de aplicación y en la restricción de procesos en segundo plano, en pos de un ahorro máximo en la batería. Ah, por cierto, los iconos son adaptativos.
ALLÁ VA LA PALOMA
Bueno, ya está bien de hablar de las bondades de Android. Porque iOS 11 tampoco se queda atrás. Y comenzamos con su servicio de mensajería, con uno que impulsa iMessage a través de los pagos mediante Apple Pay.
Ya le dimos cobertura de forma pormenorizada pero, para profundizar un poco más, diremos que lo que logra iMessage es que no necesitemos ninguna aplicación más para gestionar todos nuestros contactos. Todo se transforma en un chat inmediato. Esto es algo de lo que Google peca con frecuencia, pidiendo al usuario instalar Hangouts, Allo o Duo.
Por otro lado, mientras Oreo cuenta con mayor control de alarmas, iOS 11 ofrece un montón de posibilidades sobre cada captura de pantalla: se pueden pintar, editar, recortar, etc.
NUEVOS ESTÁNDARES DE CALIDAD
Empecemos con la mala noticia: desde iOS 11 se dice adiós a las aplicaciones de 32 bits. Esto supone un dolor de cabeza para todos esos videojuegos y apps que aún no han recibido actualización. Apple ha empezado a usar HEOF para fotos y HEVC para vídeos, dos formatos de alta eficiencia que, además, reducen el espacio por archivo. En su mentalidad sólo cabe apostar por la máxima potencia y la calidad más elitista, y esto tiene un precio.
El centro de control o la App Store fortalecen este cambio, con un rediseño que afecta a todos los terminales de la familia pero con especial énfasis en iPad: el nuevo dock recuerda al modo portátil y la multiventana, sobre la que podemos arrastrar contenido entre aplicaciones, agiliza un montón las opciones de trabajo.
Esta es, sin duda, la novedad que más celebrarán sus usuarios: mantener el dock siempre presente nos recuerda a los ambientes laborales y brindan la oportunidad de tener mayor control sobre los tiempos de trabajo —siendo más eficientes—, e invitándonos a cerrar todo aquello que no usemos —optimizando el rendimiento—.
EMPATE TÉCNICO EN SERVICIOS
No podemos decantar la balanza hacia una dirección, pero sí podemos decir que, mientras Oreo ofrece más opciones y gana la partida en pequeños detalles, la sensación de iOS 11 resulta muy robusta, gracias a su ecosistema cerrado.
Es decir, Oreo ofrece pequeñas features como el autorelleno de texto nativo sincronizando credenciales, algo que podíamos hacer hasta ahora y que agradeceremos porque nos ahorrarán unos valiosos segundos. iOS ofrece a cambio grabación nativa de pantalla, desde el propio menú, algo que dará la vida a quienes deseen mostrar acciones, crear tutoriales o comentar funciones de apps.
Desde un punto de vista práctico, la oferta de la gran G es sofisticada: miles de pequeños cambios, transiciones limpias y rápidas; Apple apuesta por mantener una línea y no desmarcarse de ella. Y eso es algo que genera confianza. Detalles comentados como el ‘Modo no molestar automático’ mientras conduces no dejan de ser detalles casi irrelevantes, pero ponen sobre la mesa la confianza de un desarrollador sobre su propio equipo.
Será el futuro próximo, a través de actualizaciones y nuevos mods que perfilen la perfección —como los cambios de disposición orgánica de teclado o la gestión de nuestras fotos— lo que marcará la diferencia entre uno y otro. En cualquier caso, son dos importantes empujones a dos titanes que marcan ahora una batalla casi en solitario, gracias al apoyo de millones de equipos asentados en el mercado.
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