Saturno, el sexto planeta del sistema solar, es conocido sobre todo por sus anillos y sus 82 lunas. Sin embargo, según la NASA estos podrían desaparecer “en breve”… En unos 100 millones de años de nada.
Si no te parece tan poco es porque no tienes en cuenta que se calcula que Saturno tiene más de cuatro mil millones de años. Conociendo este dato, se comprende que para los científicos 100 millones de años sean poco tiempo.
De todos modos, resulta que el primer cálculo que hizo la NASA, cuando las sondas Voyager 1 y 2 se acercaron a Saturno, triplicaba esa cifra. Fue bastante después, gracias a la información aportada por la sonda Cassini, que estuvo varios años en la órbita de Saturno, se ha actualizado la información.
En cualquier caso, para resolver el misterio de la desaparición de los anillos de Saturno primero tenemos que intentar entender un poco más sobre este planeta.
¿De qué está compuesto Saturno?
Tal y como os contamos, el sexto planeta del sistema solar es uno de los cuerpos más llamativos del firmamento, fácil de ver desde la Tierra e icono de la cultura popular. Es uno de los gigantes gaseosos del sistema solar y su tamaño es el segundo mayor, después de Júpiter, entre los astros que giran alrededor del Sol.
Tiene un volumen de 740 veces nuestro planeta, aunque su masa es de “solo” 94 veces la Tierra, ya que es gaseoso y poco denso. Su órbita se desarrolla a una distancia media de casi 1.200 millones de kilómetros respecto al sol, 9,5 veces más lejos que el planeta azul.
Y lo hace muy despacio, ya que tarda casi 30 años terrestres en dar una vuelta completa alrededor del astro rey. Por este motivo, cada una de sus cuatro estaciones dura aproximadamente siete años terrestres.
Su atmósfera está formada principalmente de hidrógeno y helio, y posee un patrón de zonas oscuras y claras similar al de Júpiter. Esto significa que se forman enormes tormentas que duran meses y presentan una fuerte actividad eléctrica. Por otro lado, tiene un hexágono polar en cuyos lados hay un extraño patrón nuboso con una longitud de casi 14 mil kilómetros, más que el diámetro de la Tierra.
¿Cómo son los anillos de Saturno?
Los siete anillos de Saturno están compuestos de pequeñas partículas de hielo, rocas y polvo, aunque en su interior también hay algunos cuerpos más grandes. De hecho, algunas de las lunas conocidas de Saturno se encuentran gravitando dentro del sistema de anillos.
Éstos orbitan en el plano ecuatorial de Saturno; el más cercano a unos seis mil kilómetros de la superficie del planeta, y el más lejano a unos 280 mil Km. Es decir, de ancho los anillos cubren un diámetro tan amplio como la distancia de la Tierra a la Luna.
Sin embargo, curiosamente, en el plano vertical apenas miden entre tres y diez metros. Son tan finos que durante los equinoccios de Saturno, cuando la luz del Sol incide directamente sobre los anillos, casi desaparecen si se intentar observar desde la Tierra.
¿De qué color son los anillos de Saturno?
Si generalmente se identifica a Saturno con el color blanco, sus anillos presentan distintos colores debido a variaciones en la composición de sus elementos.
En concreto, los tonos turquesa que se pueden observar en su cinturón de anillos se deben a partículas de agua helada prácticamente pura. Mientras, el aspecto rojizo de otros elementos es por culpa de la presencia de contaminantes en su composición.
¿Cómo se originaron los anillos de Saturno?
Se cree que se formaron al ser atraídos algunos cuerpos celestes (asteroides, cometas, lunas…) por la gravedad de Saturno y romperse antes de llegar a la atmósfera.
Si permanecen en órbita alrededor de Saturno es por la misma razón por la que la Luna orbita sobre nuestro planeta: porque se mueven lo suficientemente rápido como para contrarrestar la atracción gravitacional de Saturno, manteniéndolos a distancia.
¿Por qué están desapareciendo los anillos?
La primera señal la dio la NASA en 2018, cuando se publicó un estudio sobre los anillos de Saturno en el que se alerta del problema. Al parecer, la propia gravedad del planeta iría poco a poco atrayendo hacia la superficie de Saturno el material que forma los anillos, que caería en forma de lluvia polvorienta de partículas de hielo.
Esta ‘lluvia de anillos’ como la ha denominado la propia NASA, tendría un volumen suficiente como para llenar una piscina olímpica cada media hora (lo que supone unos dos millones y medio de litros).
Aun así, como decíamos al principio, según los últimos cálculos harán falta unos 100 millones de años para que caiga todo el material y Saturno se quede sin sus anillos.
El misterio de sus extraños radios
Pero el de la desaparición de los anillos no es la única de las curiosidades de Saturno. Recientemente, el telescopio Hubble ha captado el comienzo de lo que denominan una Spoke Season o “temporada de radios”. El propio vídeo difundido por la NASA que tenéis abajo se titula ‘Saturn’s Rings Are Acting Strange’, lo que ya da una idea de que hablamos de un comportamiento peculiar relacionado con los anillos.
Como la Tierra, el planeta Saturno está inclinado sobre su eje y tiene sus estaciones y sus equinoccios. Según la NASA, durante el equinoccio de primavera u otoño de Saturno (que suele durar unos ocho años), cuando los anillos se inclinan de canto hacia el Sol, se observan rayos y manchas de colores variables que se conocen como “radios”.
Se desconoce su origen, pero se cree que son debidos a la interacción de las partículas que forman los anillos de Saturno con el viento solar, y está muy relacionado con los variables campos magnéticos de Saturno. De hecho, sería un fenómeno similar al que provoca las auroras boreales en la Tierra, cuando las partículas solares atraviesan la atmósfera.
En cualquier caso, se trata de un fenómeno que sólo se ha visto en Saturno. Y es que, según la agencia espacial norteamericana, aunque hay otros tres planetas gigantes gaseosos en el sistema solar con anillos, nada es comparable con los de este fascinante planeta. Esto convierte a Saturno y sus anillos en un “estupendo laboratorio para estudiar fenómenos radiales”.
Imágenes | Fotos de Adobe Stock, NASA y Webb Space Telescope