Un clic para cruzar la información sobre los dientes de un fósil de Atapuerca con otro de la cueva Misliya en Israel. Otro para comparar la industria lítica del norte de Europa con los yacimientos mediterráneos. Todo sin salir de la oficina. Gracias a una red de datos abiertos con nombre de princesa de la mitología griega: Ariadne.
Las siglas son, en realidad, el acrónimo en inglés de Advanced research infrastructure for archaeological dataset networking in Europe. El proyecto arrancó en 2013 con el objetivo de integrar las infraestructuras de datos arqueológicos en Europa. Tras cerrarlo con éxito en 2017, la Comisión Europea le ha dado continuidad durante los próximos cuatro años con AriadnePlus. Las grandes instituciones arqueológicas del continente se unen para desenterrar el big data de la prehistoria.
Big data arqueológico
En las llanuras griegas de Ilión, Dan Simmons se inventa un extraño mundo en el que unos seres altamente avanzados se inventan una forma de revivir la historia aderezada con tecnología cuántica. En este caso, los datos del pasado dan forma a una Guerra de Troya recreada por pura diversión. La novela de Simmons es, de momento, pura ciencia ficción. Pero nos deja entrever cómo los datos y la tecnología pueden ayudarnos a conocer mejor nuestro pasado.
Ese es el objetivo principal con el que nació Ariadne hace ya cinco años. “Los datos arqueológicos se encuentran dispersos entre colecciones, revistas científicas e informes de campo inaccesibles. La recopilación y el intercambio de esta información puede contribuir a crear una nueva comunidad de investigadores que exploten las herramientas tecnológicas y las incorporen a las metodologías de investigación”, señalan desde la plataforma Cordis de la Unión Europea.
Durante cuatro años, instituciones como el Instituto Arqueológico Alemán, el Centro de Innovación de Atenas, la Universidad de York o el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) trabajaron para integrar sus datos. Como resultado, se creó un registro de más de dos millones de bases de datos arqueológicos disponibles para la comunidad investigadora en una única plataforma.
ARIADNE y su extensión
Además de unificar bases de datos, el proyecto Ariadne revisó los estándares para el tratamiento del big data arqueológico. También creó un sistema de datos abiertos. Y desarrolló una serie de herramientas de procesamiento del lenguaje para analizar grandes cantidades de datos textuales no estructurados. Ante la buena acogida del proyecto por parte de los investigadores, la Comisión Europea liberó fondos para extender el programa el pasado mes de septiembre.
“Hemos creado un motor de búsqueda arqueológico lo suficientemente inteligente como para encontrar lo que el usuario está buscando”, explica Franco Niccolucci, de la Universidad de Florencia, coordinador científico de Ariadne. “El éxito de una herramienta como Ariadne dependerá en última instancia de su uso. Estimamos que un tercio de los arqueólogos europeos ya usaron el portal en 2016. A pesar de que todavía estaba incompleto. Y hay multitud de instituciones haciendo cola para incluir sus bases de datos en el registro”.
A partir de ahora, el objetivo de AriadnePlus es desarrollar infraestructuras innovadoras en la gestión de datos digitales arqueológicos. Para ello se ha apoyado en muchas más instituciones europeas. Entre ellas se encuentra el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh), una de las joyas de la corona de la investigación española; con cuya directora ya hemos hablado en Nobbot.
AriadnePlus buscará también apoyar a la comunidad de investigación en arqueología digital que surgió del proyecto anterior. Y potenciará el estudio en diferentes dominios arqueológicos como la bioarqueología, la arqueología ambiental y la paleoantropología, en la que destaca el Cenieh. De hecho, el centro, situado a escasos 20 kilómetros del yacimiento de Atapuerca, contribuirá al big data arqueológico con datos de sus colecciones de fósiles e industria lítica, geocronología y cartografía digital y geofísica.
big data al rescate: el caso de Irlanda
Hasta el momento, todos los esfuerzos alrededor de Ariadne se han centrado en recopilar, integrar y unificar grandes conjuntos de datos. Esto no nos deja apenas titulares vistosos de descubrimientos revolucionarios gracias al big data arqueológico. Pero si un caso de cómo la tecnología puede contribuir a rescatar el pasado del olvido.
Entre finales del siglo XX y principios del XXI, Irlanda experimentó un crecimiento económico sin precedentes. Una de las consecuencias fue el apoyo a la investigación arqueológica en el país por parte del sector privado. Algo que hasta entonces había sido residual. Tras una década de investigación frenética, el colapso económico de 2008 echó el freno a la arqueología irlandesa.
Muchas empresas cerraron y, con ellas, casi desaparecen todos los descubrimientos. Según la investigación previa al lanzamiento de Ariadne, más del 75% de los registros arqueológicos se mantenían en formato analógico y a nivel privado. Lejos de los ojos de la comunidad científica. La digitalización y la tecnología de big data lograron salvar una década de esfuerzos arqueológicos en peligro de desaparición.
“A largo plazo, el proyecto contribuirá a convertir la arqueología en una ciencia moderna”, concluye Franco Niccolucci. “La arqueología debe ser una combinación de trabajo de campo integrada con el conocimiento valioso aportado por otros, todo ello accesible a través de herramientas como Ariadne. Esto proporcionará la base para responder algunas preguntas fundamentales relacionadas con la historia de la humanidad, como las migraciones antiguas o la propagación de tecnologías y técnicas agrícolas”.
En Nobbot | ‘Big data’ para desentrañar el futuro de Europa
Imágenes | Ariadne, Wikimedia Commons/Mario Modesto, Unsplash/AussieActive, Hello I’m Nik