Cuando nos imaginamos la exploración de Marte y la extendemos a la colonización de Ceres o a alcanzar las lunas jovianas, nos imaginamos enormes cohetes con cientos o miles de personas aterrizando en el planeta rojo y en otros lugares del Sistema Solar. Pero la colonización espacial quizá sea más solitaria.
Parece traído del futuro, pero un equipo de investigadores ha conseguido desarrollar una tecnología para imprimir vida que podría sentar las bases de la colonización del espacio. Gracias a ella se podría realizar un teletransporte biológico con la que llevaremos vida a Marte mediante señales digitales.
Convertidor digital-biológico para la producción bajo demanda de productos biológicos
Aunque tengan que buscar otro nombre para su máquina, el convertidor digital-biológico para la producción bajo demanda de productos biológicos (se abrevia como DBC aunque le han puesto el sobrenombre de impresora de vida) funciona a la perfección. Imprime materia orgánica sin problema.
Se trata de un dispositivo que es capaz de transformar una señal digital en formas de vida sintéticas. Puede generar ADN, ARN (clave para decodificar las instrucciones del ADN), partículas funcionales de virus y algunos tipos de vacunas y bacteriófagos para matar infecciones.
Hay que imaginarla como una impresora 3D de última generación a una escala ridícula capaz de dar forma a bacterias y formas de vida básicas. En lugar de tinta, esta impresora usa los componentes básicos del ADN. Guanina, timina, citosina y adenina (G, T, C y A).
Los coloca como si fuesen ladrillos, montando estructuras más complejas. Y, con ello, vida.
La vida es digital, y por tanto es codificable en una señal digital
Aunque no pueda imprimirse un ser humano (ni siquiera podría un insecto pequeño) esta tecnología es un logro enorme para la ciencia. Y será aplicable aquí, en la Tierra, antes de lanzarla al espacio a conquistar mundos por nosotros.
La base tras ella nace de la idea de que la vida, al menos tal y como la conocemos, tiene un código capaz de descifrarse y reproducirse. El ADN y ARN, sus componentes básicos, pueden ser expresados como un conjunto de datos, y son precisamente estos datos los que se cotejan cuando alguien pide una prueba de ADN.
En otras palabras, la vida es digital, puede expresarse mediante unos y ceros, y será de gran ayuda en la síntesis en la Tierra. Tanto es así que en diciembre de 2016 se presentó el primer estudio que confirmaba la creación de organismos semisintéticos en base al llamado alfabeto genético. La codificación y envío de información de este tipo es el primer paso hacia el teletransporte de la vida.
La colonización marciana con señales digitales que se impriman en forma de vida
A diferencia de la Tierra, donde tenemos un problema con el Efecto Invernadero y el Calentamiento Global que está causando el Cambio Climático, en Marte necesitamos calentar la atmósfera y hacerla más densa si la queremos respirar en algún momento. Y la vida puede ayudarnos a conseguirlo.
En la Tierra, el proceso por el que la atmósfera actual fue generada ocurrió de forma natural a lo largo de 2.000 millones de años gracias a las cianobacterias (Fortey, 1997).
Hace tiempo que creemos que es posible crear un proceso artificial similar en el planeta rojo. Adrian Berry ya lo adelantaba en 1977 en su libro Los próximos 10.000 años, y la NASA le daba la razón en 2001 señalando a las cianobacterias. En concreto, la bacteria Chroococcidiopsis, que la máquina DBC podría imprimir.
En junio de 2014 la iniciativa Mars One anunció en una nota de prensa un concurso para avanzar en distintas tecnologías marcianas, y en octubre de ese año ya tenían ganador. CyanoKnights, un grupo de cianobacterias reunidas por un grupo de estudiantes de la Universidad de Ciencias Aplicadas Darmstadt y Universidad Técnica de Darmstadt. Si algún día son lanzadas a Marte, las CyanoKnights generarán O2 a partir del elevado CO2 atmosférico (que ronda el 95%).
Lo que ocurre es que necesitamos cantidades ingentes de materia viva, y en Marte esto no existe. Por un lado, necesitamos generar un cultivo estable de cianobacterias y bacterias primitivas que las acompañen, así como agua (que podríamos sintetizar o deshelar de los polos marcianos), y mucha materia orgánica que estas cianobacterias puedan sintetizar.
La idea tras el teletransporte biológico de la DBC va más allá de las impresoras 3D autorreplicables o de la colonización de Marte al estilo del Viejo Oeste (como aparece en Wanderers, el film de Erik Wernquist). Craig Venter, cabeza de este proyecto desde el principio, ya consiguió el apoyo de Elon Musk allá por 2013:
«Mi amigo Elon Musk y otras personas están determinadas en colonizar Marte en un futuro no muy lejano»
Pero el teletransporte de vida, o DBC, tiene más que ver con el modo en que John von Neumann imaginaba la colonización del Cinturón de Asteroides. Este matemático ideó un tipo de dispositivo capaz de saltar de asteroide en asteroide y usar sus recursos naturales para multiplicarse. E incluso crear estructuras complejas tales como robots y bases avanzadas de exploración (avanzadas en el sentido de la lejanía).
La distancia de 206 millones de km entre la Tierra y Marte hace imposible que podamos enviar la materia orgánica en naves. Al menos, con nuestra tecnología. Pero lo que sí podemos mandar son muchas impresoras.
Así, para cuando unos pocos humanos viajasen dentro de varios cientos de años, ya encontrarían bases estables y con atmósfera en las que vivir. Un conjunto de unos pocos humanos podría multiplicarse de manera exponencial a lo largo de unas pocas generaciones usando una bomba de población. O usar mecanismos como la ectogénesis si se necesita que el proceso sea más rápido.
Hay bastantes personas que se preguntan si de verdad llegaremos a viajar por el espacio de manera masiva como hoy lo hacemos en vuelos comerciales alrededor del globo. Lo cierto es que no lo sabemos, pero si esa es una realidad futura habrá que abaratar mucho los viajes.
No es necesario que vayamos a ir corriendo a Marte (aunque ya hay quien está haciendo planes). Pero si pensamos en el largo plazo, no es mala idea enviar unas cuantas impresoras que recreen bacterias y materia orgánica. Estas estabilizarán la atmósfera y la harán crecer, lo que dará lugar a los líquenes y plantas básicas, necesarias para formas de vida más complejas. Como nosotros.
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