La transformación digital es una oportunidad económica que no podemos dejar pasar en España y Europa. En nuestro país podría suponer un incremento del PIB de un 2% hasta 2025, una extraordinaria palanca para seguir generando riqueza. Esta digitalización se soporta en tecnologías habilitadoras, que servirán de puente al futuro, como son el Cloud, el Big Data, Internet of Things, 5G, Robotics Cognitive e Inteligencia Artificial, tecnologías todas ellas que no serían posibles sin las infraestructuras de telecomunicaciones, tanto fijas como móviles. Es aquí donde radica la importancia de las inversiones de los operadores, y el papel fundamental de éstos en el desarrollo de la sociedad del futuro, tanto en España como en Europa.
españa, en un buen punto de partida para la transformación digital
Por fortuna, España parte de un excelente punto de partida para subirse al tren de la transformación digital, ya que cuenta con las mejores infraestructuras de súper banda ancha fija y móvil. Así, somos el primer país en Europa en cobertura fibra y número tres a nivel mundial, con una penetración de la fibra en el 74% de los hogares, frente al 26% en Europa o el 15% en EE.UU. En el móvil, el nivel de cobertura 4G es de más del 97%.
Esto no hubiera sido posible sin la decidida política de inversión en redes llevada a cabo por los operadores de telecomunicaciones de España, con un ratio de inversión media por habitante en España que está por encima de la media europea y favorece sus transformación digital.
retos estructurales para la digitalización
Pero, a pesar de tener ahora esta situación de liderazgo, y mirando hacia el futuro, todavía tenemos unos cuantos retos por delante para seguir manteniendo esta ventaja y para que en España aprovechemos, al máximo, esta oportunidad económica.
El primer reto estructural es la situación de la I+D, que esta relativamente subdesarrollada. El gasto total de I+D en España es un 1,2% del PIB y está entre los más bajos de las mayores economías de Europa (2,9% en Alemania o 2.2% en Francia).
El gasto total de I+D en España es un 1,2% del PIB y está entre los más bajos de las mayores economías de Europa.
En mi opinión, debemos centrarnos en desarrollar este ecosistema innovador, con el fin de que éste fomente la búsqueda de alianzas y soluciones innovadoras y favorezca la reinversión de las ganancias en el país. Y esto debemos hacerlo revisando la alta presión fiscal, que se está sufriendo en todos los sectores en España, así como una armonización de la regulación para que sea más abierta, más flexible, más simplificada y menos fragmentada.
Apuesta por las pymes
El segundo reto al que nos enfrentamos como país es el apoyo a las Pymes que componen el 85% del tejido empresarial español siendo, dentro de este 85%, casi todas comercios al por menor con menos de 10 empleados, es decir, micropymes. Por tanto, cualquier ayuda a su desarrollo y modernización tendrá un gran efecto multiplicador sobre el empleo y la actividad, y con un elevado impacto en todo el territorio. Una de las formas de ayudar en su transformación digital, es impulsar su presencia online.
Para ello, es esencial generar plataformas españolas que generen confianza y una experiencia uniforme en el usuario, así como fomentar plataformas de pago integradas en la web del comercio, con mecanismos seguros estandarizados y, por tanto, universales.
Además, dentro del sector de las Pymes, tienen también mucha importancia las políticas de empleabilidad, por lo que es urgente actualizar las competencias digitales de los trabajadores. Esto pasa por el desarrollo de un marco legislativo con medidas laborales que vayan en la dirección de los requerimientos de la transformación digital.
la cuestión europea
El último reto, pero no menos importante, es Europa. La transformación digital no es una cuestión local o nacional y las reglas de juego que necesitamos para actuar en nuestro mercado, no dependen solo de la regulación española, sino de la europea, que a su vez opera en un contexto mundial donde todo está interrelacionado.
La actual disrupción tecnológica se define por la ubicuidad de la red, la web de las cosas y la inteligencia artificial y este nuevo mundo centrado en los datos, requiere derribar fronteras y muros en nuestro continente porque, con la actual fragmentación, es muy difícil competir en igualdad de condiciones con los gigantes norteamericanos y asiáticos.
Es evidente la importancia que, para las empresas europeas, tiene adquirir escala, para seguir el ejemplo de éxito de casos surgidos de EE.UU, basados en ideas innovadoras con enorme capacidad de escalabilidad. Ese tamaño es precisamente el que necesitamos adquirir en Europa
La disrupción tecnológica requiere derribar fronteras y muros en nuestro continente.
Por eso, la regulación debería reorientar sus actuales directrices más hacia el fomento de las inversiones necesarias para el futuro, que hacia la competencia basada en precios. No hacerlo está perjudicando la industria tecnológica no sólo española, sino también europea.
De la misma manera, es imprescindible adaptar el marco regulador, para garantizar el “level playing field”, porque la reglas de juego que tenemos actualmente, generan mucha tensión en nuestro sector.
las telecomunicaciones, amenazadas
El sector de telecomunicaciones contribuye significativamente a la economía en Europa, a la que aporta más del 5% del PIB y más de un millón de puestos de trabajo con una inversión de unos 50.000 millones de euros en infraestructuras claves para la creación de valor en el ecosistema digital.
Pero esta necesidad inversora se ve “amenazada” a futuro por la presión en la evolución de sus ingresos, que se han reducido, entre 2012 y 2017, un 17% lastrados por fuerte caída de precios, que han bajado un 29% en la última decada.
La raíz de esta situación hay que buscarla en la hipercompetencia y superfragmentación. En Europa tenemos un mercado muy fragmentado, con un gran número de operadores muy pequeños, compitiendo en un contexto en el que los ingresos de éstos son significativamente menores que en otras áreas del mundo, como EE.UU o China.
La regulación europea se inclina hacia la competencia en precios más que hacia el fomento de la inversión.
Para ilustrar esta situación basta recordar que contamos en el continente con 450 operadores móviles. Sin embargo, los operadores de telecomunicaciones son un negocio principalmente de costes fijos y de alta inversión, por eso la escala es clave. Además, la regulación europea se inclina hacia la competencia en precios más que hacia el fomento de la inversión.
urgen nuevas reglas de juego
Por todo ello, no podemos seguir con un marco y las reglas de juego como las que tenemos ahora. El “terreno de juego” no es igual para todos: está claramente inclinado a favor de los OTT, que no tienen las mismas obligaciones que los operadores (entre otros ejemplos: intercepción legal, portabilidad, interconexión, fiscalidad, etc.).
Además, la llamada neutralidad de la red es un mantra en Europa, mientras que en EE.UU ha dejado de serlo, y esto nos puede impedir impedir capturar los beneficios clave de la monetización del 5G cara al futuro, que vendrá por la diferenciación de servicios.
competir con los gigantes de internet
Creo que necesitamos crear rapidamente este “level playing field” que plantee las mismas reglas para los mismos servicios. No podemos seguir con dos mundos tan distintos: el mundo de los los gigantes de Internet, con un acceso cada vez más ilimitado y deregulado, y el mundo del las TIC, que invierte localmente y que está cada vez más regulado y fiscalizado.
En definitiva, gobiernos, reguladores, compañías tanto del sector público como privado, tanto startups como grandes empresas, debemos ponernos manos a la obra para que este entorno favorable sea una realidad en Europa, fomentando la inversión y generando escala al nivel europeo .Y debemos darnos prisa, debido al ritmo exponencial al que van apareciendo las nuevas innovaciones tecnológicas.
Concluyo volviendo a España. La pregunta a la que debemos dar respuesta es si estamos dispuestos a crear las condiciones necesarias para que este país pueda seguir liderando la digitalización en Europa.
Extracto de la conferencia pronunciada por Laurent Paillassot, CEO de Orange, en la Jornada «La digitalización en España: retos y oportunidades», organizada por UGT.