Las técnicas policiales y los avances de la ciencia en criminología no paran de sorprendernos y evolucionar. Tanto, que ya son capaces de encontrar pruebas criminales hasta en Internet.
Este es el caso de la llamada ‘asesina de Google’ o ‘la asesina del historial de Google’, porque ha sido precisamente esta información de navegación la que ha ayudado a la Policía a reconstruir el crimen.
Cuando las pruebas físicas no han dado toda la información necesaria, cuando hay indicios pero falta el engranaje que explique el móvil del crimen, estudiar la vida digital y cada dispositivo de los terminales de los acusados, puede suponer la luz al final del túnel.
Y esto es lo que hicieron los agentes encargados de investigar la muerte de una presidenta de la comunidad de vecinos de un edificio de Carabanchel, barrio de Madrid.
El historial de Google registró todos sus pasos criminales
El 27 de febrero de 2023, la fallecida (Pilar) y la ahora acusada Marta C. tuvieron un enfrentamiento por el impago del alquiler y a la primera ya no se la volvió a ver.
Desde un principio, Marta fue señalada como sospechosa. De hecho, está en prisión desde marzo de 2023 acusada de acabar con la vida de Pilar. Pero ahora, la Policía ha podido reconstruir el crimen gracias al historial de Google.
Todo se remonta al 16 de febrero de 2023, día en el que la fallecida le reclama a Marta el alquiler de su vivienda. La acusada decide falsificar unos extractos bancarios para argumentar que estaba todo solucionado.
Ese mismo día, la acusada ya entró en Google. Necesitaba saber a cuántos años pueden condenarte por un delito de estafa o falsificación. ¿Cómo lo sabe la Policía? Todo, cada web que visitas, queda marcado en el historial de Google.
Poco después, el día de autos, las dos mujeres quedaron para acudir al banco juntas. Fue entonces, al verse acorralada, pues Pilar iba a descubrir sus falsificaciones, en el que Marta buscó en Internet todo lo que necesitaba para acabar con ella. Para convertirse en la asesina de Google.
Y es que, los agentes han descubierto que Marta buscó en su móvil: “Cómo hacer una lámpara de luz negra ultravioleta con el móvil”, para ver si quedaban rastros de sangre tras haber limpiado.
También, por su localización, se sabe que cogió el coche, viajó hasta su pueblo y compró en varias ocasiones gasolina para deshacerse del cadáver. Luego entró en Google y escribió: “Cuánto tiempo hay que esperar realmente para denunciar una desaparición”.
Visitó la página web de la Policía Científica y la asesina de Google se interesó por la identificación vía huellas dactilares.
Otros detenidos por en sus redes sociales o vía Google Maps
Aunque todo lo leído anteriormente pueda parecerte digno de novela policiaca, o que incluso, da para toda una serie de true crime, este es solo un ejemplo.
La hemeroteca de sucesos está llena de criminales que fueron detenidos gracias al estudio de sus redes sociales, móviles o incluso, tras haber sido captados por una de las millones de cámaras de Google Maps.
Un jefe de la mafia siciliana en Madrid
Gioacchino Gammino, jefe de la mafia de Agrigento, en Sicilia, escapó de prisión en 2002. Aprovechó un despiste, mientras rodaban una película en la cárcel.
Si su escapada te parece ridícula, pero fue su detención, porque 20 años después la policía le encontró gracias a una imagen de Google Steet View en Galapagar, pueblo de la sierra de Madrid.
Granjas de marihuana
Son muchos los casos de cultivos de cannabis o marihuana que han sido descubiertos por casualidad tras publicar vídeos en redes sociales grabados desde drones o al salir en Google Maps.
Por ejemplo, en 2009, en Suiza, descubrieron una plantación inmensa con Google Earth y detuvieron a más de 16 personas.
El crimen de Olly en Reino Unido
Por último, hay que recordar el crimen del joven Olly, un chico británico apuñalado por otros dos menores.
Los detenidos usaron a una chica como cebo. Con la excusa de que quería quedar con él, llevaron a Olly hasta un parque. Allí le mataron y los agentes lo saben porque habían planificado todo con anterioridad en sus redes sociales.