La mujer de la imagen se llama Kathleen Murray y vive en la isla Tasmania (Australia) donde no dedica ni un segundo a cuidar de su jardín, reconocido como el más feo del mundo. También el más respetuoso con el planeta.
municipio sueco de Gotland que nos invita a reflexionar sobre lo que es hermoso o no en un mundo azotado por la crisis climática. Por ejemplo, ¿es más bello un césped verde y frondoso que consume mucha agua o uno cuyo cuidado se deja en manos de la naturaleza y los seres vivos que la habitan?
Por lo menos así lo ha considerado el jurado de un original concurso que premia el césped más feo del mundo. Se trata de una iniciativa impulsada por el«Es el ejemplo más bello del césped menos atractivo para la causa más noble del mundo: la conservación del agua. Esa es la genialidad de este concurso. Utiliza el humor para arrojar luz sobre un tema tan serio. Y premia a quienes estén dispuestos a proclamar con orgullo que el suyo es el césped que merece las miradas de asco de los vecinos… y un aplauso de todo el mundo».
Así justifica el jurado de este inspirador concurso su fallo que, como vemos, pone el foco donde hay que ponerlo: en la protección del medioambiente. La principal plataforma de difusión de este concurso es Instagram, en donde se elige un hashtag único sumado al de #uglylawnchallenge para la participar.
el jardín más feo del mundo tiene los mejores jardineros
Kathleen Murray es una heroína del clima por no hacer nada para cuidar de su parcela que, por otra parte, se ubica en una región donde no hay agua corriente. El agua de lluvia es almacenada en tanques y es demasiado escasa como para desperdiciarla en regar el césped así que el cuidado del jardín más feo del mundo es responsabilidad de la madre naturaleza.
Entre las distintas especies que visitan el jardín hay bandicuts, equidnas (un animal similar al erizo) y gallinas. «A los bandicuts les encanta cavar, así encuentran su comida favorita. Solía pensar que eran animales destructivos que invadían mi césped, pero ahora veo que en realidad me liberaron de tener que volver a cortarlo», comentó la ganadora a The Guardian.
Murray comenta con orgullo la belleza insólita de su jardín y los beneficios que su inexistente labor de jardinera tiene para la biodiversidad.