4.118 exoplanetas y subiendo. No sabemos si hay vida ahí fuera, pero lo que sí hay son miles de sistemas planetarios dispuestos a albergarla.
El 6 de octubre de 1995 está marcado en rojo en el calendario de los buscadores de vida extraterrestre. Ese día, Michel Mayor y Didier Queloz anunciaban el descubrimiento del primer exoplaneta orbitando alrededor de una estrella similar al sol. Hoy, 24 años después, Mayor y Queloz acaban de ganar el Nobel por aquel descubrimiento. Y tenemos constancia de la existencia de 3.063 sistemas planetarios en el universo, 669 de los cuales albergan más de un planeta.
La búsqueda de vida extraterrestre, en nuestro sistema planetario o en otros, aúna cada vez más esfuerzos. Ahora, un nuevo modelo de simulación de la universidad de Chicago y la NASA sugiere que hay mucha más vida ahí fuera de la que podemos detectar. Y que la búsqueda de planetas habitables no es tan sencilla como creíamos. La vida depende de muchos factores y la Tierra podría no ser el lugar más óptimo para ella.
La zona habitable
El planeta descubierto en 1995 orbitaba un sol lejano y era un gigante de gas. Más parecido a Júpiter que a la Tierra. Dimidio (inicialmente bautizado como 51 Pegasi b) pronto fue descartado para la búsqueda de vida extraterrestre. Ni es rocoso ni se encuentra en la llamada zona habitable. Todos los exoplanetas descubiertos desde entonces se encuentran demasiado lejos como para enviar una nave. Así que, ¿qué persiguen exactamente los buscadores de vida?
La única vida que conocemos, por ahora, es la nuestra. La biodiversidad de la Tierra es abrumadora (aunque esté en retroceso). Por eso, astrofísicos, geólogos, químicos y otros científicos planetarios buscan ahí fuera planetas como el nuestro. No es que descarten que pueda haber vida en otros cuerpos celestes. Es que existen más probabilidades de que, de existir, la vida extraterrestre prospere en otras tierras.
Así, lo primero que se busca son planetas situados en la zona habitable de un sistema solar. Es decir, un lugar ni muy caliente ni muy frío, que permite la existencia de agua líquida. En la Tierra, sin agua no se entiende la vida. Una vez detectado, se analiza el planeta para ver si es capaz de contener ese agua, es decir, que sea rocoso y sólido. Hasta ahora, esos eran los dos requisitos principales para colgarle a un planeta la medalla de habitable. Pero nos estábamos equivocando.
Agua, sí, pero que circule
“La búsqueda de vida en el universo que lleva a cabo la NASA se centra en los planetas de la llamada zona habitable, que son todos aquellos que tienen el potencial de albergar océanos de agua líquida”, explica la geoquímica Stephanie Olson, de la universidad de Chicago. “Pero no todos los océanos son igual de hospitalarios. Algunos océanos son mejores lugares para vivir que otros debido a sus patrones de circulación global”.
La doctora estadounidense hacía estas declaraciones en la presentación de su descubrimiento en el reciente congreso Goldschmidt Geochemistry, celebrado en Barcelona. Utilizando la herramienta de modelado informático de la NASA ROCKE-3D, su equipo simuló los patrones de circulación atmosféricos y oceánicos de multitud de planetas. Es decir, logró modelar el clima y los sistemas de circulación de nutrientes.
“Nuestro trabajo se ha centrado en identificar los océanos extraterrestres con mayor capacidad de albergar vida activa y abundante. La vida en los océanos de la Tierra depende de corrientes ascendentes (los afloramientos) que devuelven los nutrientes de las profundidades abisales a las zonas con luz solar, donde está la vida fotosintética”, continúa Olson. “Más afloramientos significa más reabastecimiento de nutrientes y más actividad biológica. Estas son las condiciones que debemos buscar en los exoplanetas”.
La Tierra (quizá) no es la mejor opción
Gracias a la herramienta ROCKE-3D, el equipo de Stephanie Olson identificó qué tipos de planeta tienen un sistema funcional de circulación oceánica. Descubrieron que la alta densidad atmosférica, la rotación lenta y la presencia de continentes superficiales favorecen la presencia de corrientes de afloramiento. Pero este descubrimiento tiene otra implicación. “La Tierra podría no ser óptima para la vida. Puede haber otros planetas más hospitalarios que el nuestro”, señala Olson.
Por ahora, esta teoría basada en evidencias matemáticas no puede ser comprobada. No tenemos la tecnología que nos permita observar la posible vida, ni mucho menos investigarla directamente. Como concluyen los investigadores, la vida en el universo tiene que ser mucho más común que la vida detectable.
Eso que hemos dejado fuera de la ecuación es la vida tal como no la conocemos. Una combinación extraña de elementos como el carbono y el oxígeno, claves en la vida terrestre, podría pasar inadvertida. Quizá nos hayamos cruzado ya con seres extraterrestres, solo que no nos hemos dado cuenta.
Por ahora, solo sabemos buscar lo que conocemos. Así que toca rastrear el firmamento en busca de planetas rocosos, templados y con agua líquida y afloramientos oceánicos. Y tener algo más de paciencia. Desde la red de investigación NExSS (Nexus for Exoplanet System Science), creen que en las próximas dos décadas habremos encontrado vida extraterrestre. O, al menos, evidencia sólida de su existencia.
En Nobbot | ¿Cómo se detectan exactamente los exoplanetas?
Imágenes | NASA 1, NASA 2, Unsplash/Sara Kurfeß